Ecos de la Guerra Fría: Las dos coreas


José M. Gómez

La ira puede convertirse en alegría, y la cólera puede convertirse en placer. Pero una nación jamás puede ser reconstruida, y una vida no puede volver a nacer.
Sun Tzu

Menos presente en el imaginario popular que la guerra de Vietnam o la Tormenta del Desierto, la Guerra de Corea fue el primer escenario que confronto los intereses de las potencias socialistas y capitalistas. Estados Unidos y la Unión Soviética se verían las caras por primera vez para decidir quien mandaba en el escenario internacional. Hoy cuando el mundo mira con incertidumbre la movilización de tropas en el sudeste asiático, con el espectro de una nueva confrontación armada de repercusión global, es necesario analizar lo factores que ya desde mediados del siglo XX ha mantenido a dos naciones pero a un mismo pueblo.
La conflagración en la península asiática, fue el resultado de la división de Corea por un acuerdo de los victoriosos Aliados al final de la Segunda Guerra Mundial. Tras la rendición incondicional del Imperio del Japón, los estadounidenses dividieron la península por el llamado Paralelo 38, el norte quedaría ocupado por tropas soviéticas y el sur por tropas estadounidenses. El precario equilibrio que los tratados de paz habían impuesto después de 1945 se vería afectado, años después, por el triunfo de la revolución comunista en China. Stalin, que venía de sufrir serios reveses en Europa y el primer jefe soviético no pudo resistir la tentación de recuperar terreno en Asia y dio su aprobación a un ataque norcoreano a Corea del Sur.


El 25 de junio de 1950, las tropas de Kim Il Sung, patriarca de la dinastía que ha gobernado desde mediados del siglo pasado a Norcorea, atravesaron el paralelo 38º y avanzaron hacia el sur, arrasando prácticamente a las fuerzas surcoreanas, que apenas pudieron replegarse en torno a la ciudad de Pusan. Naciones Unidas, y particularmente Estados Unidos, acudieron en ayuda de Corea del Sur para repeler la invasión, pero en sólo dos meses los defensores fueron empujados al Perímetro Pusan, un área pequeña en el extremo sur de la península, antes de que los norcoreanos fueran detenidos. Una rápida contraofensiva de las Naciones Unidas devolvió a los norcoreanos más allá del Paralelo 38.
En 1953 la guerra cesó con un armisticio que restauró la frontera entre las Coreas cerca del Paralelo 38 y creó la Zona desmilitarizada de Corea, una franja de 4 km de anchura entre ambos países.  Auspiciadas por potencias extranjeras, la Guerra de Corea fue un  conflicto subsidiario, que combinó estrategias de las guerras mundiales, que comenzaría como una campaña móvil de rápidos ataques de infantería seguidos por incursiones de bombardeos aéreos pero terminaría como una guerra estática de trincheras desde julio de 1951.
Residuo de la Guerra fría el conflicto en la península asiática se nos presenta como un recordatorio que la estabilidad internacional será imposible mientras mientras subsistan ambiciones de influencia política y económica en la zona, por parte de Washington y Pekín, heredero de las estrategias soviéticas del Kremlin.