Hugo Falcón Páez
El
tiempo nos mostrará un rostro diferente de la humanidad. No será para el olvido,
si no para matar a la maldad y darle vida a la bondad. Evolución que nos otorga
lo mejor que podemos dar, amor. Una necesidad y un propósito para alterar a un
ser vivo, y así convertirlo en un humano más.
Guerrero,
la entidad que como hiedra se pega a la pared de la sociedad. Se expande para
no dejar nada al descubierto, así tal cual. Los “cetegistas” y “normalistas”
han cundido, tiempo presente, para cerrar diálogos estatales y autopistas
federales. Cinco estados y el Distrito Federal en una lista nada complaciente.
Estado de México, Chiapas, Morelos, Zacatecas y nosotros. El sistema educativo
y la plataforma académica están tomando un cariz en el cual, por ejemplo, los
Estudiantes de la Normal de Ayotzinapa y maestros de la Coordinadora Estatal de
Trabajadores de la Educación Guerrero, rompen la ética, las buenas costumbres y
la civilidad. Ahora bloquean nuevamente los cuatro carriles de la Autopista del
Sol, y el pretexto es cualquier pifia. Secuestran, liberan y retornan como la
suma de todos los miedos. Las vías de comunicación son importantes, deben estar
limpias y al servicio del ciudadano. Más aún, debe la autoridad replantearse
que en mayo y junio las vacaciones escolares y laborales (las de verdad) están
cerca. Hay que desalojar la modorra, la doble moral, los intereses de un
cúmulo, el poder de facto y que la verdad sea vista por todos tal cual. Aunque
los acusados sean victimarios y los acusadores víctimas. No hay arma más mortal
que la desidia, el desorden y la implacable mediocridad. Las movilizaciones en
Michoacán han costado que 265 mil alumnos estén sin clases, ya que la
Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación tiene un paro
indefinido. La recta final del ciclo en las escuelas de las ciudades afectadas está
por concluir, y los estudiantes tienen el peor promedio, aunado a su ignorancia
crasa, se vuelven un caldo de cultivo interesante para un futuro hueco. Así
como la declaración del líder nacional del PAN, Gustavo Madero Muñoz. Que rezó
así, “Ojo, le recuerdo que en Guerrero surgió el
EPR (Ejército Popular Revolucionario) y el ERPI (Ejército Revolucionario del
Pueblo Insurgente). Que Dios nos agarre confesados”. Es entonces que nos
permitimos pensar qué pasa con los altos mandos de los partidos políticos.
Deberían ser tratados como terroristas, entre éstos no hay diferencia con los
encapuchados que tomaron la Rectoría de la UNAM, los del Frente de
Organizaciones en Defensa de la Educación Pública, el Movimiento Magisterial de
Bases o el Consejo Local de Lucha Magisterial, entre otras agrupaciones. Los actos
criminales y delincuenciales efectuados ante el mundo por México, son el deber
de los legisladores y senadores corregirlos, para imponer la ley, el orden y
manifestar con acción creativa la justicia. Así como en Afganistán, Egipto o
Sudán. Puntos de comparación, sólo se me ocurre uno: cepa social deteriorada.
El resultado de este laboratorio lo tiene el mandatario federal y su equipo. Enrique
Peña Nieto, en la V Cumbre de Estados Caribeños en Haití, se pronunció a que
nuestro país está y estará abierto a oportunidades de inversión, para
transformar y crecer, paralelamente a otras regiones del globo. Sobre todo en
el ámbito comercial y educativo, por supuesto. Es así que se entona a lo que
dijo el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso, en la 76
Convención Bancaria en Acapulco, donde para enfrentar un escenario contra
países avanzados, el país tendrá mecanismos donde paulatinamente revertirá su
actual postura de política monetaria, y así fomentar la expansión económica. No
vaya a pasar otra vez como a Pemex, donde en el primer trimestre del 2013
registró pérdidas de 4 mil 388 millones de pesos, producto del alza de sus
costos de ventas y gastos generales. Negativo y tenso resultado, porque
Petróleos Mexicanos, aunque sea como marca comercial, tuvo una disminución de
2.5 por ciento en los volúmenes de exportación a los mercados internacionales.
Y visiblemente al parecer todos pierden, más el pueblo como una sociedad
medianamente moderna. Al final, debe ser un poder supremo el que encamina a los
humanos rumbo al tiempo de la mutación, no de la transformación.