A los intelectuales de huarache arquetipos del
elogio mutuo... a los críticos de la alta literatura advirtiéndoles que no los
tomo en cuenta... EUDOMONDARO HIGUERA *EL
TUERTO* Romance del arroyo de los perros
Cualquier cuestión poética esta por
los suelos. En este momento, existe una percepción sobre la poesía muy jacobina con respecto a lo que es y no es. Los conceptuales,
defienden su definición, donde las
palabras más rebuscadas o las corrientes
más miserables, ganan reconocimiento de los ¨Entendidos¨.
Pareciera que la complicación lingüística, fuera el objetivo primordial
cuando escriben. La sintaxis, se fue al carajo con corrientes como el Blarf, donde se requiere ser profundo (trabajador del drenaje profundo entiendo yo.
Pero no digo nada me entere que en Japón han hecho steaks de excremento
habrá quien se los coma yo no) para entender el poema. Los góticos, con sus
descripciones de viajes de marihuana y chemo.
Huyendo de la realidad. Aunque solo exista una realidad y esta, sea donde
las cosas duelen; donde el cuerpo y el alma duelen. (Drogado nada se siente).
Los maestros, que traban pleito con las
letras y las emociones al enseñar las cátedras más ruines sobre poesía. Nunca
han escrito nada y si lo han hecho, la
honestidad literaria ha faltado. Es decir, nada que este fuera de la realidad
emocional del poeta, está a su alcance. No se puede escribir lo que no se
siente o vive y si se escribe, se convierte en basura, en una bala al aire.
Puede que pase algo, puede que no pase nada o puede matar a alguien. La poesía
es precisión estética una bala al corazón o a la cabeza. (El poema es otra cosa).
Los listones que cuelgan de los pechos
de los poetas, de esa pequeña elite
que piensa que saben todo, por qué no hay nadie que los pueda juzgar más
arriba de su henchido corazón. Listones
que son repartidos por ellos, entre
ellos y para ellos. Son esos listones los que validan lo bueno y lo malo. Son
esos listones los que deciden que es poesía y que no es poesía. Libros abaratados
y editoriales Xerox, cuelgan de los hombros de los sabios poetas.
Como créditos de sapiencia poética. Aman
ser vistos, aman ser comentados, aman ser leídos, pero no leen poesía.
Y así, va la poesía en manos de los
proxenetas amistosos, manoseada vilipendiada, humillada y ultrajada. En el afán
miserable y humano de dejar una colaboración al mundo. Una huella en la poesía.
La desgarran, la violentan para hacerla
parir hijos de la más variopinta cantidad de especies; monstruosas creaciones Hijas de la soberbia y la estupidez, del
dinero o los amigos de los amigos.
Hasta la palabra, poesía huele a mierda
si el que la dice anda crudo de soberbia y no
se ha lavado la boca…
La poesía está en decadencia y cualquier
cuestión poética está por los suelos.