Los pequeños malestares de salud


Mari Trini Ponce Rosas

Los menores trastornos de salud no deben descuidarse,  porque podrían transformarse en un daño grave y en más de los casos: mortal; por ello, estudios sociológicos han llegado a la conclusión que “A muchos de nosotros se nos enseñó de niños que la respuesta apropiada al dolor físico o emocional es no hacer caso y aguantar.  Otro, es debido a la crisis económica que se vive,  “muchos estamos aguantando más que nunca” –fue la respuesta que abundó, según encuestas realizadas en Estados Unidos y en otros países, entre ellos el nuestro.

Dichas encuestas revelan que el 45 por ciento no cuenta con dinero para acudir al médico y un gran porcentaje de ellos, porque no tienen ningún tipo de seguridad de salud y los que cuentan con IMSS, ISSSTE o SP, se les brinda el servicio en urgencias únicamente si muestran estado de gravedad, de lo contrario son turnados al médico familiar y de ahí si bien les va la cita otorgada es  hasta quince o veinte días. Sin embargo los estudios indican que en muchos casos aguantarse los síntomas puede causar daño irreparable.

 Por lo anterior expuesto se recomienda no aguantarse ningún síntoma molesto o dolor crónico. A continuación los males que jamás debes pasar por alto y cómo tratarlos.

DOLOR ABDOMINAL.- Un dolor de estómago no debe ser ignorado, puede tratarse de una apendicitis o una enfermedad sumamente grave. Si un dolor se acrecienta cuando se mueve o despiertan de un sueño profundo, puede tratarse de una apendicitis, vesícula biliar o colon. Los dolores se acompañan de fiebre, inflamación o sensibilidad; vómito, diarrea o estreñimiento; un cambio de color de la orina un color amarillento en la piel o el blanco de los ojos.
¿Qué hacer? Ponerse en contacto con el médico o acudir a urgencias, también si el dolor abdominal se muestra repentinamente, si el dolor va de la espalda hacia la ingle, especialmente si se presenta con mareos.
Hace un año, mi madre de 92 años, venía padecía silenciosamente de un dolor abdominal –con el objeto de no mortificarme, pero más bien creo que había sido presa del miedo a los hospitales- por lo cual el dolor era sobrellevado con tizanas algunas veces era sorprendida por mí sin que pudiera arrancarle el motivo de la preparación del cocimiento herbario.  Había ocasiones que optaba por permanecer en cama.  Por mi parte, yo insistía que me dijera qué era lo que sentía, hasta  pasados varios días no soportó más y me dijo con un grito ¡¡Me estoy muriendo!! De inmediato suspendí mis consultas y la llevo inmediatamente al servicio médico.

Ya en la sala de urgencias la doctora que la atendió extiende una receta de mala gana –se trataba de calmantes y la aplicación de una inyección –resultado de un diagnóstico “al ahí se va”.  Al siguiente día, lo mismo –con la diferencia que la turnan a sala de observación y la aplicación de un cuarto de suero.  El dolor no cedía y el doctor encargado de la sala ordena una radiografía y poco tiempo después me informa que, se trata de algo muy grave, que puede tratarse de una apendicitis, peritonitis, algún tumor en el colon o la vesícula por lo que tenían que trasladarla a la sala de urgencias del hospital central del IMSS Vicente Guerrero.
Pensé lo peor, invadida por una tristeza y congoja infinita por las complicaciones que tendría por su edad y estas eran: podría sobrevenirle un infarto o una embolia o quedar en la sala de operaciones, así el diagnóstico en forma imprecisa los médicos cirujanos de urgencias del citado hospital y que sería operada con la autorización correspondiente del familiar asegurado.
Era como jugar su vida en un bolado, pero quise correr el riesgo, porque una vocecita muy dentro de mi ser me dijo que firmara autorizando la intervención quirúrgica que había sido programada para la media noche después de la limpieza y desinfección del quirófano.  Fueron cuatro horas de angustia en una salita intermedia entre el quirófano y terapia intensiva, con unas sillas metálicas, frías…muy frías que por mi nerviosismo eran comparables con una barra de hielo.
El informe del médico del cirujano titular  reveló: se pensó que era peritonitis ocasionada por apendicitis aguda por lo cual la operación fue directamente a esa parte, con resultados negativos la apéndice se encontraba en buen estado, pero decidieron quitarla para evitar problemas posteriores.   Continuaron con el proceso operativo al cortar hacia arriba y ahí estaba el mal, la vesícula a punto de reventar,  que tenía alojada una  gran piedra de 1.5 cm de diámetro.  La operación culminó exitosamente, gracias al Poder Divino y las manos del cirujano, instrumentos maravillosos guiadas  por el Ser Supremo. 
Tanto el cuerpo médico como personal de enfermería, se mostraron sorprendidos por la resistencia de mi madre, su estado mental muy lúcido y  su pronta recuperación. Por último, la patología arrojó no cáncer.

DOLOR DE CABEZA.- ¿Quién no ha sufrido un dolor de cabeza? Los dolores de cabeza sufridos de vez en cuando, que en algunos casos puede tratarse de un trastorno que pone en peligro la vida, como una ruptura de aneurisma o un ataque de apoplejía.
Síntomas y qué hacer. Un dolor de cabeza intenso y repentino que no cede ante cualquier analgésico –puede tratarse de la ruptura de un aneurisma –debilidad en la pared de un vaso sanguíneo, que se haya roto y esté causando una hemorragia cerebral, es sumamente grave y requiere atención médica inmediata.  Una persona que arrastra las palabras al hablar o presenta debilidad de alguna de los lados del cuerpo, puede tratarse de un ataque de apoplejía causada por la obstrucción en el flujo sanguíneo, esta persona cuenta con la oportunidad dorada de unas horas para recibir atención de urgencias. Si se recibe un golpe en la cabeza y consecuentemente se presenta un fuerte dolor de cabeza, puede tratarse de una inflamación cerebral, se recomienda acudir de inmediato a la sala de urgencias.
MIGRAÑA.- Nadie puede decir que estos dolores intensos, incapacitantes –a veces intermitentes, requieran de atención médica de urgencia; el médico le ayudará a identificar los factores que desencadenan el dolor y a controlarlos con fármacos que prevengan o mitiguen los ataques. Los estudios revelan que, las mujeres que padecen migrañas, padecen pequeñas lesiones en el cerebro.
DEPRESIÓN.- Muchas personas consideran a la depresión como mal menor, para los expertos es un mal que requiere atención inmediata por tratarse de un trastorno grave.
Síntomas y qué hacer.- Si se presentan persistentes cuadros de ansiedad y tristeza, sentimientos de desesperanza, desinterés por el trabajo o las diversiones, pensamientos recurrentes de suicidio, -se recomienda buscar los servicios de un psicólogo, psiquiatra u otro profesional de la salud mental o por lo menos hablar al respecto con el médico familiar.  Cumplir con las terapias establecidas y tomar los medicamentos hasta el final del tratamiento, de lo contrario sufriría una recaída.
CAMBIOS REPENTINOS DE VISIÓN.- Los estudiosos e investigadores señalan que muchas veces no nos damos cuenta de las enfermedades de los ojos hasta cuando ya están encendidas las luces rojas. Cuidado cuando se trata de un desgarre o desprendimiento de retina –sobre todo en personas mayores de 40 años, en este caso debe tratarse de urgencia y solo el oftalmólogo debe de dar el diagnóstico ya sea tratamiento en desgarre o cirugía, los avances de la ciencia puede ser tratada con técnica laser en tiempo. Acude a urgencias si tienes la vista borrosa, ves manchas o después de haber perdido la visión del ojo izquierdo.
OPRESIÓN EN EL PECHO.- Pese a todos los exhortos de los síntomas que nos lleven a comprender que se trate de un infarto, muchas personas esperan sentir algún dolor, el infarto no muestra dolor, el síntoma más peligroso es la presión, que conlleva al dolor musculoesquelético. De lo que tenemos que cuidarnos es de una molestia repentina en el pecho, como si alguien se te  alguna parte de estas aumenta el dolor, lo recomendable es acudir al médico de inmediato y tomar una aspirina rumbo a la clínica.
NOTA.- No olviden, no ignoren los gritos del cuerpo!!