Tercera Vía: Luis Walton, 64 años después

Ernesto Rivera Rodríguez

Heredero de la tradición de la superación personal y  educado en instituciones de educación pública, cuando estás traían el sello posrevolucionario, y de una sociedad cuya pujanza se advertía por los cuatro costados de este país en la época de la posguerra, cuyos valores indudablemente se reflejaban en las instituciones sociales de mayor crédito como eran las universidades públicas, y el desarrollo en una pujante y acelerada industrialización y la apertura por donde quiera que se le viera, de la gran obra pública y cuando aún la revolución transitaba y se desplazaba en ferrocarril, Luis Walton Aburto, supo entender desde su juventud, el valor de la amistad y de la lealtad con los hombres del poder.
Así lo convirtió y lo constituyó en una importante fuente de retroalimentación intelectual y de poder con las élites gobernantes de aquella no tan lejana época, en la que el visionario presidente de la República y conocido como el “cachorro de la Revolución”, Miguel Alemán Velazco, cobijo y confío en ese joven acapulqueño, que por su inquietud y temperamento afable y al estilo del “Gran Gatsby” supo entrelazar y conllevar la construcción de una vida privada y en asenso siempre retirada de los reflectores de la vida pública, sin menoscabo de su participación en la vida política desde el tricolor y consolidar de esa manera desde el interior de los enlaces de la élite política que las diferentes épocas, como estratos de su vida se fueron constituyendo en la fuente del “arquetipo” de su propia formación: lejos del mundanal ruido.
El fin sin fines del tricolor arrastro a la clase política dominante y a las clases emergentes a abrir nuevos derroteros en las vías del poder nacional y local lo que significó la apertura de no solamente nuevos procedimientos y armas para rescatar la democracia perdida en lo que llamo el premio Nobel de Literatura, Vargas Llosa, “la dictadura perfecta”, y dar una vuelta de timón, variar la política y realizar profundos ajustes de los cuales Luis Walton Aburto, fue un partícipe no solamente activo sino reformador y creador de nuevos instrumentos político democráticos, no solo a nivel local sino a nivel nacional, así, de la insipiencia del partido Convergencia, con su color naranja hasta convertirlo en lo que es hoy Movimiento Ciudadano. Partido de izquierda, de centro izquierda, dado que él mismo jamás ha sido empujado con las circunstancias radicales de la política, en un partido a nivel nacional y que hoy comanda desde el Palacio Municipal del Parque Papagayo, el H Ayuntamiento Municipal de Acapulco.


No ha sido  fácil la tarea, sobre todo encontrándose de inicio con un Ayuntamiento contrario a todo el mensaje dado en su época por el Rey Juan Carlos, de España, cuando el PSOE, en los principios de los ochentas tomo el poder en la península Ibérica, y que con aquellas palabras, “llegad, estar y salir, sin dejar atrás  “las  praderas arrasadas”. Y esto fue lo que encontró Luis Walton Aburto, un Ayuntamiento arrasado por decir algo, pues lo que encontró, en el mejor de los casos  no tiene nombre.

Aun así, ha logrado sortear pese a las permanentes críticas, movimientos sembrados, y una obra pública de firma estatal, que tiene a la ciudad y puerto de Acapulco, con sus principales arterias abiertas al cielo, y otras bajo tierra, con la construcción del Acueducto de Navidad de Llano Largo y quea su puesta en marcha, la del Acabus, volcara a esta ciudad en los derroteros de la modernidad. En ocho meses de administración municipal y en otro aniversario de su vida, la obra del alcalde ha sembrado en tierra firme con la ruptura de todos los moldes, con la ruptura de los arquetipos políticos que lo han antecedido, sin lugar a dudas un nuevo estilo, y que sin premura en breve hará los ajustes necesarios y pertinentes, para dotar a su equipo de mayor entrega, y pasión no  por el partido del cual es indudablemente su “líder”, sino por Acapulco,  que lo llevara con rumbo firme a alcanzar nuevos derroteros.

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