¿Y si el bote fuera parejo?

Ramiro Padilla Atondo

Para desgracia de Andrés Granier las cosas se le complicaron. A la pequeña cuentita de 3 mil millones de pesos de su hija se le suman sus desvaríos patrimoniales, explicados de manera clara y certera en el programa de Carmen Aristegui (o como su fortuna se encogió como en cuarenta millones de pesos de un año para otro).
Si realmente se aplicara la ley en este país (tabula rasa como decían los romanos) habría que construir cientos de cárceles nuevas para albergar a todos los que han robado de alguna manera el erario.
Pero no se trata de solo robar. Cada vez que escucho adjudicación directa, casi huelo la comisión que se ganan. Mira mi cuate, te doy este contrato pero me toca el 20 % ¿va? Y el negocio es redondo. Quizá ese tema debería explorarse más a fondo. Porque el trasfondo es más complejo de lo que parece.
Federico Campbell en su libro La invención del poder (Aguilar) habla de manera certera acerca del papel estratégico que un secretario de administración (o de finanzas) juega cuando conoce el sistema.  Las fortunas de los políticos se incrementan de manera inexplicable gracias a los buenos oficios de estos secretarios.
Todo está justificado. Di que vas a dar un curso de asesoría política y cóbrame una millonada. Las maneras de hacer dinero son casi infinitas. El problema reside en el término de la gestión. Son asquerosamente ricos y no hay manera de que lo escondan. Los nuevos ricos necesitan (porque es una necesidad hasta fisiológica) mostrar el dinero que tienen. Ya sea comprando propiedades fuera del rango para el común de los mortales o haciendo cosas para demostrar su nuevo status, como los vinitos de cien mil pesos.


Pero como dije al principio. Si se la aplican a uno aplíquensela a todos. Pero, ¿y si llegué al poder financiado por estos cuates? ¿Entonces como le hago? Si los meto al bote pongo en peligro  la financiación de futuras campañas políticas. Ni modo. Sacrificaré un peón para deleite del público. Reuniré un consejo y daré nuevas directrices de como robar sin levantar sospechas.

Y sanseacabó. Haré un discurso diciendo como no se tolerará la corrupción en mi gobierno aunque mi declaración patrimonial sea todo menos trasparente. Y la gente seguirá viendo la rosa de Guadalupe ¡Viva México!