Hemos
insistido que este debate tiene que servirnos para transparentar y para
identificar cada uno de los puntos y los artículos y los significados y la
trascendencia de lo que se está discutiendo en este dictamen.
Están
a punto de abrir un mercado que signifique el 11 por ciento del Producto
Interno Bruto Nacional, de una empresa -Petróleos Mexicanos- que durante 30 años
ha sido extraída en la totalidad de sus utilidades y que no ha podido tener una
sola reinversión.
La
palabra “privatización” le duele a los mexicanos, porque ha significado que
unos cuantos concentren la riqueza, porque ha significado que los bienes de todos
se concentren en unas cuantas manos.
Todo
lo que están cambiando, es la historia, no solamente el futuro, sino al pasado;
están renunciando a la oportunidad de que sea el mercado interno, de que sea
nuestro país el esfuerzo colectivo el que garantice la determinación de qué es
lo que debe ir, y qué es lo que puede y debe de crecer.
Senador
Armando Ríos Piter: Con su permiso, señor Presidente.
Sin
duda alguna el debate que sostenemos el día de hoy es el más importante, es el
más trascendente en la historia reciente del país.
Hemos
vuelto a poner la discusión energética sobre la mesa, y hoy que tanto se habla
de historia por parte de quienes han antecedido en la palabra, tenemos que
tener un horizonte hacia el frente, hacia el futuro, pero también tenemos que
entender de dónde venimos.
Tenemos
que entender, cuando hablamos de historia, que este debate no es un debate de
15 años, como aquí se ha dicho; este es un debate que va más allá de los 75
años del significado de la Expropiación Petrolera, y que surge y que nace desde
los principios de conformación del Estado moderno mexicano.
Es
el debate que estamos haciendo el día de hoy y por eso es indispensable que lo
demos de altura, que lo demos con visiones claras, que entendamos que no es
exclusivamente un debate economicista, sino que lo que está en juego es cómo
pensamos el futuro del país, cómo entendemos, de dónde venimos y cómo
entendemos cada una de las acciones que se han tomado en la historia de este
Estado mexicano.
Petróleos
Mexicanos, hace 75 años en la expropiación fue uno de los grandes momentos en
la posibilidad de que muchos, millones de mexicanos en cada uno de las rincones
del territorio nacional entendían no solamente cuál es el precio de las
gasolinas o que entendiera cuál es el órgano regulador; sino que entendiéramos
la posibilidad de tener una acción colectiva.
Que
entendiera el más humilde de los mexicanos de la montaña en Guerrero, el más
encumbrado de los empresarios en Querétaro, que había la oportunidad de pensar
un desarrollo y un proyecto de nación colectiva.
En
aquel momento, como reacción a esa propuesta de expropiación surgió el Partido
Acción Nacional. Por eso no me extraña que la propuesta que hoy debatimos tenga
el contenido básico de ese principio de reacción que le dio origen.
Me
preocupa que el debate que hoy se tiene, parezca ser un debate que no ha tenido
el tiempo suficiente para analizarse en los compañeros de la banca del Partido
Revolucionario Institucional; porque fue precisamente ese proyecto de nación el
que le dio origen a la reacción y el que en la defensa del nacionalismo
revolucionario, muchos priístas consolidaron la visión de lo que creían
entonces que era el país.
Por
eso creo que este dictamen, tal vez no lo conocen a profundidad, por eso creo
que el Presidente de la Comisión de Energía en su esmero por mostrarles
presentaciones, tal vez no ha logrado aterrizar de manera muy puntual de qué se
trata el dictamen que estamos discutiendo, y por eso que hemos insistido que
este debate tiene que servirnos para transparentar y para identificar cada uno
de los puntos y los artículos y los significados y la trascendencia de lo que
se está discutiendo en este dictamen.
Porque
se ha insistido continuamente, porque saben y tienen claro el peso que
significa para la sociedad mexicana el concepto de privatización, saben y lo
tiene claramente medido que cuando uno sale de aquí, o cuando le consulta a
estos millones de mexicanos que en este momento nos ven la palabra
privatización les genera escozor, la palabra privatización les significa
despojo; porque hace 20 años esa palabra de privatización generó eso, despojo,
pérdida de los bienes nacionales, incapacidad de mantener un proyecto de nación
y muchas dificultades que hasta la fecha no logramos combatir.
Sólo
les recuerdo a mis compañeros y a mis compañeras, que llevamos casi un año
debatiendo y discutiendo cómo vamos a enfrentar a los poderes fácticos que se
encumbraron cuando se privatizaron las telecomunicaciones.
No
hemos logrado siquiera aterrizar una ley reglamentaria, porque prefirieron
ignorar el 9 de diciembre que era el compromiso constitucional que teníamos y
prefirieron darle avance a este debate privatizador de la industria energética.
Y
por eso es indispensable ponernos a revisar con toda puntualidad de qué se
trata lo que está escrito en el dictamen.
Artículo
27 Constitucional; propuesta que han acordado el PRI, el PAN y el Partido Verde
Ecologista de México, cuando habla de para cumplir con el objeto de las
asignaciones o contratos las empresas productivas del Estado Mexicano podrán
contratar con particulares, se esmera en subrayar que: “En cualquier caso los
hidrocarburos en el subsuelo son propiedad de la nación y así deberá firmarse
en las asignaciones o contratos”.
Ésta,
como lo ha dicho mi compañero Mario Delgado, es la más grande de las tomadas de
pelo de la reforma.
Y
quienes saben, quienes conocen de este tema, saben que esto es una mentira a la
gente. Lo han puesto y lo han subrayado con la finalidad de salir aquí y
utilizar los spots, la mercadotecnia política, los medios masivos de
información para decir que el petróleo sigue siendo propiedad de los mexicanos.
Pero
hay que explicarle a la gente que eso que los tuvo en tensión, eso a lo que los
ha orillado el PAN en la negociación de las últimas horas, que es involucrar
las licencias, a involucrar las concesiones -y que era la gran resistencia que
tenía el PRI- es precisamente la puerta abierta para que el petróleo deje de
ser de la nación.
Y
me explico con toda puntualidad. Quienes saben y que conocen cómo funcionan las
licencias y las concesiones, saben perfectamente que es un importante
instrumento no solamente para el debate aquí en México, sino es un importante
instrumento para que una empresa petrolera, -la que más les guste de las
internacionales- pueda tener este elemento como parte de sus activos.
Es
decir, que eso que ustedes que dicen que se mantiene como propiedad de la
nación podrá incorporarse a los activos financieros de esas empresas.
¿Por
qué es importante esto?
Bueno,
porque tal vez esta empresa que ahora se le da una asignación a través de un
contrato de licencia, pueda ir a los mercados financieros y decir que
seguramente tiene una asignación, con tal tamaño de reserva, con una capacidad
de producción, etcétera, con información específica y recibir un crédito o un
financiamiento con ese petróleo como respaldo, con ese petróleo como colateral,
con ese petróleo como garantía de ese financiamiento.
Entonces
lo que yo quisiera, a los que me están diciendo que no, y cito de manera
particular al Senador Manuel, a que hagamos un debate en el que me digan ¿Por
qué no es así?
Porque
lo que está en debate no es una palabra hueca de si la propiedad sí o si no,
sino que le expliquemos a la gente que nos está viendo que verdaderamente se
está cediendo esa capacidad de dominio.
Y
que al abrir el Foro los contratos a la discusión internacional, pues no se va
a discutir aquí en la Suprema Corte de Justicia, eso se va a debatir en París,
eso se va a debatir en Nueva York y quien va a hacer valer esos subcontratos,
van a ser las autoridades internacionales, van a ser los panelistas
internacionales.
Entonces,
ese es el gran debate; eso es lo que tal vez el PRI no se ha dado cuenta en
esta discusión, que por la premura y por
el interés del PAN de llevarnos y de arrinconarlos y sacar una Reforma, han cedido en el más básico de los principios que son
las concesiones.
Y
por eso es indispensable que aprovechemos este debate, no solamente para que
revisen con profundidad, sino que la
gente que nos está viendo ojalá que aproveche esta discusión para poder llamar
la atención, especialmente a los senadores y las senadoras del PRI,
especialmente a aquellos que en virtud del nacionalismo revolucionario siguen
en sus filas, y que sé que a ustedes les preocupan.
Por
eso, compañeros, yo les quiera proponer, primero que nada que analicemos bien
esta parte de la propiedad, y que si en realidad la propiedad no es la Nación
que lo digan, que se lo digan a la gente, que tengan la posibilidad de decirle
a la gente: "En efecto, estamos entregando la propiedad", porque así
funciona el mundo, por la justificación que ustedes les guste decirlo, pero que
lo digan de cara a los ciudadanos y a las ciudadanas y que no quieran jugarle
el dedo en la boca con la idea de que se mantiene como propiedad de la Nación.
Eso
es importante ¿por qué? Porque en el momento en el que estas empresas tengan el
dominio, la propiedad implícita, pues entonces ese proyecto que se llamó Pemex,
ese proyecto que se llamó un esfuerzo colectivo para garantizar especialmente
que el mercado interno y el encadenamiento de la planta productiva fuera
viable, se estaría poniendo en riesgo.
¿Y
por qué se estaría poniendo en riesgo?
Pues que ninguna de las partes de
la exposición de motivos, ni ninguno de
los transitorios, ni ninguna de las visiones que tienen los CAMIS al 25, 27 y
28 constitucionales, se establecen cláusulas que le den mano al mercado
interno.
Todo
lo que están cambiando, compañeras y compañeros, verdaderamente es la historia,
no solamente el futuro, sino al pasado; están renunciando a la oportunidad de
que sea el mercado interno, de que sea nuestro país el esfuerzo colectivo el
que garantice la determinación de qué es lo que debe ir mano y qué es lo que
puede y debe de crecer.
Y
se han quedado con la narrativa fácil de que esto va a traer más empleos; se
han quedado con la narrativa fácil de que la competencia es de lo que se
requiere, se han quedado con la narrativa fácil de que esto le va a generar más
recursos al Estado Mexicano.
Yo
quisiera, compañeros y compañeras pues que tal vez en este debate alguien de los
que cuando interpelo, me dice que no, pudiera pararse en esta Tribuna y decirme
por qué estoy en un error.
Pero
como sé que no tienen argumentos, porque sé que están defendiendo algo en lo
cual hay un engaño implícito, pues los reto precisamente a que suban.
Y
hay una participación que me llamó la atención enormemente, de uno de los
Senadores del PAN, cuando planteaba que la regulación será el gran instrumento
que nos permita evitar los grandes males que aquejan las privatizaciones.
Bueno,
pues yo quisiera que me pusiera un ejemplo de regulación. En este momento ha
tenido paciencia con los demás Senadores mi querido Senador Gracia, espero que
mi participación permita también la paciencia de la Presidencia.
Yo
quisiera que los Senadores del PAN, que han hablado de la regulación, me
pusieran un buen ejemplo de regulación en este país.
Están
a punto de abrir un mercado que signifique el 11 por ciento del Producto
Interno Bruto Nacional, de una empresa -Petróleos Mexicanos- que durante 30
años ha sido extraída en la totalidad de sus utilidades y que no ha podido
tener una sola reinversión.
Y
están a punto de poner a Pemex, a esa gran empresa que pese a ese maltrato que
ha tenido durante 30 años, puede competir y puede ser capaz de generar ingresos
suficientes, -es la veinteava empresa en tamaño, del mundo- y están a punto de
abrirla aduciendo a que hay que generar instituciones de regulación.
No
logramos aterrizar el instrumento regulador para poner en orden a Don Carlos
Slim; no logramos aterrizarlo todavía porque esos poderes fácticos imperan por
encima del Estado mexicano y han logrado dominar la incapacidad institucional
que tenemos, por la corrupción y por muchos instrumentos que en este país no
sobran.
Por
eso la palabra “privatización” le duele a los mexicanos, porque ha significado
que unos cuantos concentren la riqueza, porque ha significado que los bienes de
todos se concentren en unas cuantas manos.
Entonces
yo vine aquí, compañeros y compañeras, esperando respuestas, no esperando
lugares fáciles y comunes diciendo que la nación nos reclama. La nación nos
reclama por 75 años de historia y quisiera decirle -lástima que no está aquí don Carlos Romero
Deschamps- especialmente en toda la parte en la que hablan del futuro de Pemex.
Cuando
a Pemex la convierten en una empresa productiva, la palabra “productividad” tiene
muchas acepciones y sí, son muy claras las formas en las que se ven que los
derechos laborales en el Transitorio 2º: “…de los trabajadores que presten sus
servicios en los organismos, las dependencias y entidades de la Administración
Pública Federal dedicadas a las actividades que comprende el presente Decreto,
se respetarán en todo momento de conformidad a la Ley”.
Habría
que preguntarle si después de la supuesta Ronda Cero que están poniendo para
Pemex y SENER se niega a que tenga participación en tal o en cual proyecto, o
en todos los proyectos, ¿dónde van a ir a parar esos trabajadores, en dónde van
a quedar?
Porque
la lógica de la productividad -por lo menos, para los que somos economistas-
tiene un criterio de desempeño de eficiencia.
Y
si de lo que se trata es de correr a esos trabajadores, es importante que lo
digan, es importante que aquellas empresas que hoy quieren ser productivas de
cara a la gente, no aquí entre nosotros, de cara al Canal del Congreso, que le
digan si verdaderamente es lo que quieren es hacer una empresa productiva y lo
que están pensando es en correr a esos trabajadores de Petróleos Mexicanos.
Es
cuanto, señor Presidente.
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