Rodrigo Huerta Pegueros*
Para
nadie que se precie de enterado sobre lo que suecede en la política mexicana
podría creer en los argumentos que profirió el líder nacional del PRD, Jesús
Zambrano, para justificar la salida del Pacto por México suscrito con el
gobierno de la República, el PRI, el PAN y el PVEM hace ya casi un año.
Desde
un principio se advirtió que el Pacto por México era un instrumento de
promoción y de consiolidación del gobierno de la República, el cual llegó con
serias dudas frene a la opinión pública nacional, particularmente por los
cuestionamientos del uso indiscriminado de dinero privado y de dudosa
procedencia.
Sin
embargo, para no presentarse ante los mexicanos como una oposición a ultranza y
en contra de todo, el PRD cupular (no todos) aceptaron las reglas del juego y
se enfrascaron en una serie de acuerdos para sacar adelante las reformas propuestas,
algunas de estas, inconclusas e inoperables por la falta de leyes secundarias (telecomunicaciones)
y otras por el rechazo a su aplicación y la falta de fuerza del Estado para hacerlas
realidad como es el caso de la reforma educativa.
Durante
este proceso, el pacto tuvo que se reconvenido ante las prácticas usureras y
poco democráticas del PRI durante las elecciones locales de Veracruz, donde el
PAN descubrió una maquinarias de corrupción en donde estaban involucrados
funcionarios federales (Sedesol) y estatales.
Aún
y con todo ello, el PRD prosiguió dentro del pacto y cuando llegó la reforma
hacendaria, éste sin ningún recato y haciendo lo que hacen los políticos de la
vieja escuela, aprobó junto con el PRI, los incrementos de impuestos que el
gobierno de la República propuso e hizo a un lado al PAN quien hasta el final
dio la pelea para que no se incrementaran impuestos a los territorios
fronterizos de México.
Que
hubo acuerdos en lo oscurito y no tanto, se sabe muy bien, ya que se publicitó
la reunión del PRD, el PRI y el secretario de Hacienda, Luis Videgaray un día
antes de la aproboaciópn de la miscelánea fiscal en la cámara de diputados y el
propio senador Armando Ríos Piter lo develó durante la puesta en marcha del
programa Nuevo Guerrero que encabezó en Chjilpancingo en semanas pasadas el
propio presidente Enrique peña Nieto.
Pasada
la aprobación de la reforma hacendaria, estuvo en puerta la reforma
político-electoral, propuesta del PAN para acceder a la aprobación de la
reforma energética, lo cual provocó que el PRI admitiera una serie de
condicionantes –mas no la segunda vuelta—para poder lograr su objetivo final.
Esta
propuesta politico.electoral, también fue avalada sin chistar por el PRD, lo
cual provocó una serie de criticas al interior de su partido y no solo de
ellos, pues el propio dirigente nacional del partido movimiento de Renovación
Nacional, Andrés manuel López Obrador, se los advirtió y poco después se
sumaron varias voces como la de Marcelo Ebrard Casaubón, de que lo que estaba
haciendo el PRD era convalidar una reforma político-electoral que abría de par
en par la posibilidad de que el PRI y el PAN acordaran la aprobación de la
refora energética.
Aún
así, el líder perredista, Jesús Zambrano segía apoyando la presencia de su
partido en el pacto, hasta que se dio cuenta de que el PAN le había juigado una
chicana de gran calado como era no solo el sacar de la reforma
político-electoral lo del Distrito Federal, sino que también habían excluído el
avanzar en la aprobación de los reglamentos a la iniciativa popular y la
consulta popular, lo cual haría nugatorio el propósito del PRD de promover una
consulta popular nacional para el 2015 y con ello hacer ngatoria la reforma
energética.
La
plañidera de Jesús Zambrano es tan solo una tapadera al autoengaño, ya que
cualquier persona que ha seguido lo que se ha realizado en política nacional
durante un año, se habrá dado cuenta de que el gobierno federal iba sin freno a
lograr sus propósitos primarios y no se iba a parar para ver si lo que hacia era
o no lo políticamente correcto, sino lo que le diese resultado.
Por
lo tanto, no le podemos dar ni el beneficio de la duda a Jesús Zambrano ni a
todos sus diputados y senadores, quienes ahora se dicen sorprendidos de lo que
ha ocurrido con la reforma político-electoral, la cual está por aprobarse en el Congreso de la Unión y después harán lo
propio con la reforma energética, pues ya tanto el PRI como el PAN han
declarado que en democracia, los que mandan son las mayorías y no los
consensos.
Mas
claro, ni el agua.
A
llorar a otra parte.
Veremos
lo que nos dice este domingo el líder de MORENA, Andrés manuel López Obrador, y
lo que dice referente al Frente Nacional Contra la Privatización de PEMEX que
ha propuesto la cúpula perredista.
Vaya
autoengaño de estos amarrillos.
Les
llegó anticipado su Dia de Gracia.
Periodista/Analista
Político*
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