Ernesto
Rivera Rodríguez
El
Congreso Nacional del PRD que concluyó el pasado 24 de Noviembre, fue solamente
para reindivicar su espíritu y su
determinación de no dar un paso adelante, de no superar sus propias
adversidades, sus propios defectos heredados sin lugar a dudas de los genes
priístas que lleva en lo más profundo de su origen. No podría ser de otra
manera y me recuerda la película “Todo lo que quería saber sobre el sexo y no
se atrevía a preguntar” del icono del
cine Woody Allen, en esa escena donde los espermatozoides todos en fila en posición
de lanzarse en paracaídas, todos formaditos, todos, todos de origen blanco cual
fiel norteamericano, hay ahí en esa fila sólo, sólo un negrito también haciendo
fila esperando para saltar. Ah, el
destino, el origen, los genes priistas, la reindivicación del caudillismo, con
o sin Cuauhtémoc Cárdenas, pero sí, con Jesús Ortega, con Dolores Padierna,
y su marido “el señor de las ligas”, y
los guerrerenses anodinos, sin voz alguna, sin idea alguna de lo que es la
izquierda verdadera, por qué acaso ¿existe la izquierda en Guerrero? Y si existe
¿Dónde se encuentra?, bien recuerdo aquel poemínimo de Efraín Huerta “El
Cocodrilo”, aquel que decía: “a mis maestros de marxismo no los entiendo, unos
están en la cárcel, otros están en el poder”.
Así
en lugar de darle un “golpe de timón”, de dar un paso hacia el futuro, de
cambiar no sólo de vestiduras, y quedarse como en el cuento de “El Rey y el
Niño”, o todavía más ideológico el asunto, solamente en un cambio gatopardiano,
por no decir escatológico, “que todo cambie para que todo siga igual”. Cual fue
esta la determinación de las tribus, que tienen tomado al partido por asalto,
que lo tienen efectivamente secuestrado.
Que
no crezca, que no se desarrolle, que siga siendo “solamente nuestro”.
Tal
es ese un partido de izquierda. Cuando en Guerrero, no pasa de ser “boyardos
con sus fetiches colgados al cuello”. Mencheviques, pero jamás de izquierda,
colaboracionistas ni siquiera del partido en el poder, sino del poder mismo,
quién o quienes sean quienes lo ostenten oh ostentan.
Con
o sin el pacto, dentro o fuera del Pacto por México, el PRD no supo y no quiso
saber de la oportunidad histórica que tenía en las manos, blindarse como
partido de oposición, blindar su militancia, incidir no solamente en la opinión
pública, porque como se ha escrito y
discutido mucho sobre las grandes diferencias entre el histórico “Pacto de La
Moncloa”, y este pacto, el Pacto por México. Aquel tuvo grandes objetivos,
políticos, sociales y económicos que sacaron a España del medioevo en pleno
siglo XX, El Pacto por México, fue
circunstancial para legitimar lo ilegítimo. Porque no daba para más. El PRI lo
sabía, Peña Nieto lo sabía, y lo que es peor el PRD también lo sabía, y estaba
consciente de ello, del precio que iba a pagar, el precio que facturo y que por
fin y sin remedio alguno lo fracturo a él.
Email:gernestorivera@gmail.com
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