APUNTES DE UN VIEJO LÉPERO : Con el apagón

Jeremías Marquines
Ángel Aguirre, gobernador de Guerrero, fue víctima de su propio mal ejemplo. Al leer su tercer y penúltimo informe (su periodo es de cuatro años) falló la energía eléctrica unas veinte veces y tuvo que suspender la lectura de un listado fantasioso donde -para su propio beneplácito- cree estar seguro de haber hecho un buen gobierno. Las crónicas de prensa dicen que el generador de energía eléctrica del Congreso del estado falló por falta de mantenimiento. Entonces la pregunta también es obvia: ¿qué han hecho los diputados locales con el dinero del presupuesto del Congreso que debería destinarse para el mantenimiento de este inmueble? También la respuesta es obvia: se lo han robado, repartido, gastado o malversado.
Es más que legendaria la opacidad y la trapacería con que se desempeñan los diputados locales de Guerrero. Jamás rinden cuentas de la forma en que disponen del presupuesto cameral. Aparte de esa camarilla de sinvergüenzas, ningún ciudadano tiene derecho a saber cómo y en qué se gasta el presupuesto público destinado para ese recinto. Desde siempre, sólo el diputado que funge como presidente de la comisión de gobierno es el único que sabe y dispone de los dineros del legislativo, en este caso, el multicitado pillastre Bernardo Ortega.
El local del Congreso del Estado de Guerrero es un edificio, bastante mal hecho, pero vendido como si fuera una edificación “ultramoderna”. Arquitectura para tontos. Desde que se inauguró, en el gobierno de René Juárez, a la fecha, poco más de una década, este edificio ha sido remendado varias veces, su mantenimiento es escaso. Los diputados no quieren gastar en mantenerlo funcional porque eso significa que se reduce el dinero que se reparten. La planta de luz falló porque desde hace años no se usa, tampoco creo que sepan usarla. Aguirre fue otra víctima más de la corrupción de los diputados locales, pero no puede decir nada, él es el ejemplo a seguir.
El informe, sombras nada más.
No hay mal que por bien no venga. El apagón le hizo bien a la gente. A nadie sirve que Aguirre (el gobernador) se trepe a una tribuna y lea una antología de la obra pública realizada durante un año, bajo la consigna: créeme o chíngate. Un listado de obras no es rendición de cuentas. Es propaganda. Todo lo que dice no tiene verificativo real. Es sólo su palabra y ya está más que probado que no vale nada. Dice que se gastó mil millones de pesos en apoyos para estudiantes de secundaria y preparatoria y seguros escolares, y no sé qué más. ¿Dónde están esos beneficiarios? ¿Dónde el desglose, peso a peso, de esos mil millones? Una inversión de esta magnitud debería notarse y no se nota. Los indicadores sociales de Guerrero siguen igual que en el 2010, de acuerdo al Cenaval.
En su “informe”, también afirma que El Programa de Apoyo a los Discapacitados Guerrero Cumple, registró más de 6 mil beneficiarios con una inversión de 37 millones de pesos. Una nada si se toma en cuenta que en Guerrero, de acuerdo al censo del INEGI de 2010, existen 166 mil 430 personas con alguna discapacidad.
Preocupado por la reconstrucción del tejido social mediante el deporte y la cultura. Ángel Aguirre dice haber “emprendido un programa vigoroso de unidades y canchas deportivas y centros deportivos, nuestra capital como Acapulco, Ometepec, Tlacotepec, Xochistlahuaca, son algunos de los municipios que reciben los beneficios en este renglón”, asegura sin dar más datos.
En los demás municipios no me consta, pero en Acapulco, la Unidad Deportiva Acapulco (UDA) no ha recibido ningún mantenimiento. Lo que hizo fue colocar como administrador a Marcos Villasana Muñoz, un patético ex campeón de boxeo que tuvo su momento de gloria hace 24 años. Villasana ha hecho de la UDA un negocio privado con la complacencia del propio gobernador. Allí hay desde tienditas que venden cerveza en el interior de la unidad deportiva, hasta un gimnasio privado llamado Pakal, que le fue concesionado de manera poco clara a un particular. La pista de atletismo tiene grietas, los baños no funcionan, las mallas que deben proteger las canchas están deterioradas y un fuerte olor a orines invade los andadores. Incluso, el ring de boxeo es una ruina. En la UDA, Villasana condiciona y vende los espacios de acuerdo al ingreso de cada deporte. A los clubes de fútbol operados por una verdadera mafia les concede todo tipo de facilidades, pues les dan altos rendimientos económicos, pero a los otros deportes como tiro con arco, los hostiga constantemente. Pero más allá de que Ángel Aguirre proteja a un administrador sinvergüenza, el presupuesto deportivo sigue siendo una bicoca que no se corresponde con la intención publicitada de ayudar a reconstrucción del tejido social.
Sobre la cultura, Aguirre tampoco informó nada. Volvió a repetir lo de las orquestas infantiles que desde 2011 informó por primera vez. En el 2012 decretó la creación de una Secretaría de Cultura que en los hechos sigue recibiendo el mismo presupuesto que cuando era Instituto de cultura: 12 millones de pesos. Sombras nada más. Desde hace más de una década, el presupuesto para La Semana Altamiranista, La Feria de la Plata, Las Jornadas Alarconianas sigue siendo el mismo como si nada cambiara. Pero además, hasta el día de hoy de este mes, la Secretaría de Finanzas sigue sin liberar ese presupuesto. ¿Eso sólo pasa en Guerrero?.
La Filarmónica de Acapulco, paradójicamente una institución creada por Ángel Aguirre cuando fue gobernador sustituto en los años noventas, ahora está quebrada. Fue expulsada del Teatro Juan Ruiz de Alarcón, del Centro Internacional Acapulco, sitio que habían ocupado como sede desde 1996. Una filarmónica que funciona con 29 millones de pesos, 28 se gastan en salarios y el resto, casi nada, para materiales y suministros. Con Ángel Aguirre se pierde definitivamente la potestad sobre el Centro Internacional Acapulco, entregado a particulares en una transacción oscura. El CIA como se le conoce, es una propiedad pública, fue donado al estado de Guerrero por el gobierno federal. Pero además, es patrimonio cultural de los acapulqueños, la arquitectura y decoración fue realizada por Noldi Schreck, y el poeta tabasqueño Carlos Pellicer trabajó en la asesoría de diseños con motivos arqueológicos. Una propiedad de todos entregada a un grupo de particulares. De esto, ni de muchísimas otras cosas más, no informó nada Ángel Aguirre.

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