Informe difuso, caótico, desdeñado: El declive del Virrey

Rodrigo Huerta Pegueros*

Desde siempre la clase política guerrerense ha mantenido una máxima sobre el poder que ejerce el ejecutivo estatal durante el periodo para el cual fue electo y este poder se mantiene en forma creciente hasta la mitad del ciclo y a partir de ahí va paulatinamente disminuyendo hasta que se le agota al entrar en escena el periodo de la sucesión cuando los ciudadanos y la misma clase política se desentienden de quemar mas incienso para irse hacia quien o quienes estén próximos a convertirse en el futuro virrey.

Esta imagen quedó nítidamente expuesta el pasado lunes 28 de Abril del 2014, cuando el gobernador del estado, Ángel Heladio Aguirre Rivero, acudió al Congreso del estado a rendir su tercer informe de gestión gubernamental. El evento fue más que desangelado en un día de invierno Siberiano.
A diferencia de años anteriores, solo asistieron los políticos obligados de la entidad como son los senadores, diputados federales (algunos no, como por ejemplo, su primo-hermanito, Manuel Añorve Baños), presidentes municipales, delegados federales y otros más de tercer nivel, destacando como personaje del día, la secretaria de desarrollo social del gobierno federal, Rosario Robles Berlanga, quien acudió en representación del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, aunque en honor a la verdad, es la funcionaria que funge como comisionada de la federación en Guerrero para atender el problema grave de la marginación y la pobreza que sufre esta entidad desde hace más de un siglo.

Pero si fue triste la parafernalia que rodeó el evento del día del gobernador, pena ajena causó, no solo la forma como transcurrió este acto protocolario, pues las fallas en el suministro de la energía eléctrica fue la cereza en el pastel, ya que a propios y extraños se les caía la cara de vergüenza. La culpa de este desarreglo fue responsabilidad de los diputados perredistas quienes no hicieron su trabajo para anticipar cualquier falla que pudiese ocurrir como el caso de la explosión del transformador que dio paso a ocupar la planta propia del Congreso, misma que al parecer no había sido supervisada ni sujeta a mantenimiento alguno y por ello las interrupciones que se contabilizaron superaron la veintena.

Pero si estas cosas imprevistas fueron parte de un desarreglo descomunal, la lectura del informe del gobernador Aguirre supera con creces estas penurias.
Baste leer el documento para darse cuenta de que el que se dice gobierno de izquierda, confirmó una vez más que su gestión al frente del poder ejecutivo estatal no se diferencia en nada con los gobiernos mas ramplones y descuidados del otrora partido hegemónico y autoritario del PRI.

Lo destacable de la gestión gubernamental, según el propio gobernador, fueron las actividades asistencialistas que desde hace varias décadas atrás, los verdaderos grupos y partidos de izquierda cuestionaban al otrora poderoso PRI, a quien se le demandaba que el asistencialismo puro no hace otra cosa mas que anclar a los ciudadanos en la marginación y la pobreza.

Aunado a este despropósito de un gobierno de izquierda, el mandatario se olvidó de hablar de lo que a los ciudadanos les afecta, les preocupa y se lo demandan a diario, o sea, la administración y procuración de justicia, el combate a la violencia y a los criminales, sean del orden común u organizado.
Se le olvidó de que la seguridad pública es la principal responsabilidad de cualquier gobernante y que está obligado a dar cuenta puntual de esta premisa y no lo hizo, se salió por la tangente y solo recomendó a los ayuntamientos que se continuara con la certificación de los elementos policiacos y pasó por alto que este procedimiento se viene haciendo ya hace varios años atrás y que el resultado ha sido desastroso y un ejemplo palpable y que esta frente a su nariz es el caso del ayuntamiento de Chilpancingo, donde sus policías han sido valorados y reprobados en las evaluaciones para ser certificados.

Hablar de obra pública inconclusa, es también temerario. Lo que sucede en Acapulco con el tan llevado y traido sistema del Acabús, es un soberano desastre, pues lleva mas de un año y medio de retraso y es la fecha que los ciudadanos no saben cuánto se ha gastado y quien pagará los platos rotos por esta obra que no camina y no avanza.

El informe aguirrista está lleno de eventos comunes y si algo se puede rescatar es el tema de los vacacionistas quienes han continuado abarrotando los lugares de esparcimiento, pero mas que un logro, es una cuestión natural, pues Acapulco es el lugar mas cercano de la zona metropolitana y el que tiene variedad en costos de hospedajes, por lo que las familias o las parejas prefieren venirse a relajar cada fin de semana o los llamados puentes largos.

Lo cierto es que el tercer informe fue mas que nada la corroboración de que el patriarca va en declive y que ahora tiene que hacer esfuerzos supremos para allegarse los aplausos que antes le sobraban.
El recuento de sus logros son minoritarios a las promesas que hizo hace tres años cuando asumió la responsabilidad del poder ejecutivo estatal.

Quien se dice de izquierda, no lo es en lo mas mínimo, ya que a su informe solo asistieron dos de los cuatro ex gobernadores que están hoy vivos.

Seguramente el ejecutivo invitó a los que estuvieron presentes como fueron Rubén Figueroa Alcocer y René Juárez Cisneros, olvidándose de Javier Olea Muñoz y de Zeferino Torreblanca Galindo.

Las diferencias o fobias para un personaje de izquierda son cuestiones que bien pueden ser superadas, pero cuando se mantiene una cultura contraria a lo que profesa la democracia, el pluralismo y la tolerancia, es imposible que esto ocurra.
El desdén hacia el gobernante en funciones es ahora mas visible.

El tiempo cobra factura. El poder disminuye y ciertamente esto se palpó en el acto del día del gobernador. No sólo se dio en un lugar que no era el preferido por el mandatario estatal, sino que el propio acto central se vio disminuido por las fallas eléctricas y sobre todo se mostró incoloro ante la ausencia de personajes que lo arroparan y le vinieran a reconocer su trabajo al frente de los destinos de Guerrero. El declive del Virrey está en marcha.

Esperemos que haga algo mejor en este año que le resta de su administración para así poder si quiera reconocerle que trató, aunque sea en el último momento, de hacer algo por su entidad que le ha dado mucho más de lo que nunca hubiese soñado en su vida.

Periodista/Analista Político*
porteno4964@gmail.com   

Publicar un comentario

0 Comentarios