El Gatopardismo a la mexicana

Enrique Caballero Peraza

Un comentario sobre el artículo: “La rotación de cargos legislativos y la evolución del sistema de partidos en México” de Benito Nacif Hernández.

"Plus ça change, plus c’est la même chose"[1]

Alphonse Karr. Enero de 1849 en la revista Les Guêpes (“Las Avispas”).


Resumen.

El texto de Benito Nacif Hernández, publicado en 1997, antes de la alternancia, nos presenta la historia de la integración de la cámara de diputados en México, a través de la importancia de la rotación de cargos en el  sistema parlamentario, al tiempo que realiza un análisis de las causas que motivaron su evolución e interrelación en el sistema de partidos.

Summary.

Benito Nacif Hernandez text, published in 1997, before the political change, presents the story of the integration of the Chamber of Deputies in Mexico, through the importance of rotating positions on the parliamentary system, while conducting an analysis of the causes that led to their evolution and interaction in the party system.

Introducción.

El Partido Revolucionario Institucional (PRI), una vez que desapareció el partido comunista se convirtió en el partido que más tiempo se había mantenido ejerciendo el poder. ¿A qué se debió esto? De acuerdo a la “Teoría de la ambición política” de Joseph Schelesinger, un partido político responde a los incentivos de sus integrantes.

“La ambición reside en el corazón de la política. La política prospera en medio de la esperanza de la promoción y la motivación del cargo”. (Schelesinger:1966).

Aun cuando el sistema ha sido probado normalmente en sistemas democráticos, aplica también en México donde se logró la institucionalización, pese a no contar con procesos electorales equitativos y por lo tanto competitivos.

El texto analiza como la rotación de cargos, logró preservar para la dirigencia del recién formado Partido Nacional Revolucionario el control de asignación de puestos legislativos, provocando al tiempo una falta de incentivos en la oposición, lo que condicionó la consolidación del partido casi único.
No es sino hasta la aprobación de la representación proporcional, cuando los incentivos creados mediante ese mecanismo, estimulan el crecimiento de los partidos políticos de oposición, a partir de la década de los sesenta.

La imposibilidad de reelegirse también fue un condicionante para frenar la consolidación de los partidos opositores, al tiempo que controlaba los liderazgos regionales, del mismo partido en el poder y permitía al liderazgo central del PRI, tener una hegemonía en las decisiones y de esta manera al Presidente de la República, ya que uno de los poderes meta-constitucionales que le daba fortaleza, era la aprobación de la lista de candidatos de su partido que conformarían posteriormente el congreso. 

Planteamiento.

El Partido Nacional Revolucionario (PNR), primer antecesor del PRI, fue creado desde el poder, para mantenerse en el poder. La aglutinación de las fuerzas locales y diversos liderazgos encabezados por distintos caudillos, logró la estabilidad en el sistema. Desde este punto de vista, debemos de considerar a Plutarco Elías Calles, como visionario, dado que esto permitió la transición hacia la institucionalización del país.

Dado que los partidos locales dependían del carisma y los liderazgos de sus caudillos, estos fueron considerados en la conformación del gran partido nacional. En las primeras convenciones, se generaban rompimientos que provocaban que los candidatos perdedores se postularan de manera independiente.

El PNR tenía la capacidad de desconocer las convenciones y los candidatos que no resultaban cómodos para la dirigencia nacional.

En un principio (1929-1932) la reelección estaba permitida, lo que le daba mayor fortaleza a los liderazgos locales, por lo que la dirigencia del PNR organizó el Congreso Nacional de Legislaturas en 1932, para integrar la no reelección consecutiva en cargos legislativos y la prohibición de candidatos independientes. Ante la resistencia de los legisladores que no querían perder sus prebendas, la iniciativa fracasó. Es hasta la Convención Nacional Extraordinaria del PNR en 1932, donde la dirigencia obtuvo el control de la comisión redactora, cuando se realizó la propuesta de la no-reelección consecutiva, la cual fue aprobada de manera unánime.

El cambio de postura se debió a la necesidad imperiosa de fortalecer el partido, después de la revuelta del general José Gonzalo Escobar, quien llegó a tomar las plazas de Saltillo, Durango, Parral, Navojoa, Nogales, Monterrey, Veracruz, Torreón y otras en los estados de Sinaloa y Sonora.

Los Diputados y Senadores que apoyaron este movimiento, fueron removidos de sus funciones.

Finalmente la rotación forzosa de los cargos, creó oportunidades políticas para quienes colaboraban con el partido y excluyó a los caciques locales que se adueñaban de las posiciones de manera indefinida. La colocación de su lápida política del regionalismo se da cuando se disuelven los partidos locales que integraron al PNR.

La facultad meta-constitucional de elegir a los candidatos, fue ejercida por primera ocasión por Lázaro Cárdenas del Río en 1934, Pascual Ortiz Rubio no tuvo esta oportunidad, por lo que su relación con el congreso mayoritariamente afín a Plutarco Elías Calles, fue todo, menos tersa, lo que produjo su renuncia a la titularidad del ejecutivo.

La rotación, favoreció la prevalencia del ejecutivo sobre el legislativo, imposibilitó el desarrollo de carreras legislativas e hizo cada vez más dependientes a los liderazgos locales de la voluntad omnímoda de la dirigencia central, léase del Presidente de la República en turno.

La rotación de cargos, permitió también al Partido la integración de personas representantes de movimientos sociales que surgían ajenos al principio rector del partido.

En 1937 se establecieron cuotas de candidaturas para los sectores que conformaban el PNR, lo que fortaleció a los mismos.

Al tiempo, los otros partidos políticos, aunque reconocidos formalmente desde el código electoral de 1918, eran prácticamente inexistentes y surgían fugazmente para apoyar a un candidato determinado en los procesos electorales para disolverse después.

El primer partido de oposición formal que se constituyó, fue el Partido Acción Nacional (PAN) en 1939 y apoyó  la candidatura del Guerrerense Juan Andrew Almazán.

En 1946, la Ley Federal Electora, que sustituyó a la de 1918, creo la nominación partidista, como única vía para la participación, lo que reforzó la participación al interior de los partidos, cerrando el paso a las candidaturas independientes, colateralmente el PAN y el Partido Popular (PP) que después agregaría la S de socialista a su nombre, fueron beneficiados, al convertirse en un instrumento para canalizar las aspiraciones electorales de los ciudadanos.

Es en el proceso de 1946, cuando el PAN gana sus primeros cuatro diputados, participa en 1952 por primera vez a la presidencia de la república con un candidato propio, quedando en tercer lugar, en 1955 logra el triunfo en seis distritos, cantidad que repite en 1958, pero que rechaza por la denuncia de fraude electoral y condiciones inequitativas.

El sistema de mayoría relativa en distritos uninominales produce una subrepresentación de los partidos minoritarios. Normalmente la mayoría relativa, produce sistemas bipartidistas, como es en los Estados Unidos de América, sin embargo en México, las condiciones inequitativas, la no reelección consecutiva y el manejo del partido oficial como un órgano más del estado, favoreció el fortalecimiento del partido único.

Es hasta 1964 que se vive el primer proceso con la fórmula de “diputaciones de partido”, esto producía un mínimo de posiciones para repartir (hasta un máximo de 20 por partido) siendo un total del 15 % del total de la Cámara de Diputados en 1964 y llegó al 40% en 1988.

En 1973 se aumentó el número a un máximo de 25 las curules posibles obtenidas y el sistema parcial de representación proporcional se establece en los comicios de 1979; 100 de las 400 curules totales, fueron distribuidas de acuerdo al porcentaje de votación obtenida por los partidos, excluyendo del reparto a quien ganara la mayoría, para ello los 196 distritos previos uninominales se incrementaron al total que persiste hasta la fecha de 300, aunque la distribución de los mismos por estado ha sido sujeta a pequeñas variaciones en función de la población.

En 1988 se aplicó el sistema extendido de representación proporcional, se amplió el número total hasta 500 diputados, 200 de los cuales fueron de representación proporcional, por lo que se incrementa del 25 % del total de la cámara, al 40 % y en 1990, se abre la opción para que el partido mayoritario puede acceder al reparto de las mismas.

En 1993 se limitó al partido mayoritario a obtener un máximo de 300 curules, en 1996 se limitó a 8 % la sobrerrepresentación del partido mayoritario.

El otorgamiento de los diputados de representación proporcional, favoreció la participación electoral, desde 1967, ningún candidato del PRI participó sin que tuviera contrincante en algún distrito, desde 1979 el PAN cubrió a su vez la totalidad de los distritos federales.

Conclusión y actualizaciones.      

El PNR que en 1946 se convirtió en Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y después en el PRI, diseñó un principio de rotación de cargos, al impedir la reelección consecutiva, que le permitió consolidar un liderazgo centralizado, de esa forma pudo desarticular los liderazgos locales al tiempo que desincentivar a la oposición. El acceso a través de la representación proporcional, permitió el crecimiento de los partidos de oposición, al existir incentivos que ofrecer a sus militantes.

Las nuevas reformas electorales permitirán la reelección consecutiva, hasta en tres ocasiones en el caso de diputados locales, federales y presidentes municipales, para completar doce años. En el caso de Senadores, se permitirá también la reelección por un período, de manera consecutiva, hasta completar doce años.

Estas reformas, incrementaran el peso del poder legislativo, reafirmará los liderazgos locales y/o cacicazgos y permitirá la consolidación de los partidos que estén en oposición. Dado que a la fecha (2014) ya ha existido alternancia política en nuestro país y que el PRI estuvo en la oposición durante doce años, el beneficio obtenido podrá darse por la reelección consecutiva, a cualquiera de los partidos que se encuentren en oposición en ese momento e inclusive puede beneficiarlo a él.

Las reformas mencionadas, incluyendo la menos publicitada que permite un gobierno de coalición, pueden ser también el primer paso hacia la conformación de un sistema semi-parlamentario o incluso, parlamentario. Pudiera ser que estemos siendo testigos del fin del Presidencialismo a la mexicana.

Finalmente, cambiar todo, para que nada cambie.

Bibliografía.
  
Lecturas sobre el cambio político en México. Carlos Elizondo Mayer-Serra y Benito Nacif Hernández (compiladores). Centro de Investigación y Docencia Económicas. Fondo de Cultura Económica. 2002. ISBN 968-16-6362-4.

Ambition and Politics. Joseph Schlesinger. Randy McNally. 1966. ISBN 10 0528656392.
  
Il Gatopardo.  Tomasi de Lampedusa. Feltrinelli Editore, 2002 - 251 páginas.

Gaceta Parlamentaria. Año XVII, número 3921-II. Palacio Legislativo de San Lázaro. Jueves 5 de diciembre de 2013.






[1] Cuanto más cambie, es más de lo mismo. 

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