BREVIARIO: El PRI: La maquinaria de Estado está en marcha.

Alfredo Nava Pérez


“En política no gana el más honesto, o el menos corrupto, sino el más astuto y casi siempre, el más perverso”.

Lo que muchos periodistas, politólogos, académicos, dirigentes de asociaciones civiles y de partidos políticos de izquierda pronosticaron en su momento, que con la llegada del PRI  a los pinos se reinstauraría una forma de gobierno autoritaria, concentradora del poder y con tendencia a la privatización de sectores estratégicos de la economía nacional, ahora se está comprobando y con creces. La vieja escuela priista está de regreso y por lo que se alcanza a vislumbrar, podría mantenerse en el poder por mucho tiempo.

Luego de que se consumaran las reformas estructurales planteadas por el gobierno federal, el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, ha salido nuevamente a la palestra política, haciendo uso de los tiempos oficiales y de sus amigos empresarios dueños de televisoras, para hacer campaña en favor de su partido, de forma muy adelantada, con miras  a vencer a la oposición en los próximos comicios de julio del 2015.  Desde la segunda mitad del mes de agosto, inició una campaña propagandística en favor del PRI, disfrazada de información de interés público, encabezada por la figura presidencial,  con el pretexto de difundir los logros de su gestión en el segundo año de gobierno.

Entrevistas a modo realizadas por conductores de programas de entretenimiento matutino; cadenas “cuasi” nacionales producidas por televisa y retransmitidas por medios de comunicación afines a la empresa de Emilio Azcárraga; el relanzamiento del programa social más importante del país, que de llamarse Oportunidades se convierte en Prospera, anuncios espectaculares de más promesas y planes de obra pública, como el mega proyecto del Aeropuerto de la ciudad de México, la ampliación de líneas del metro en el D.F. y la construcción de vías ferroviarias; así como la saturación de las barras programáticas de medios masivos (radio y televisión) con innumerables spots del gobierno federal, dan testimonio de que la maquinaria de Estado priista se ha puesto en marcha.

La estrategia del PRI está bien calculada, desde los primeros pasos de este gobierno se entreveía el objetivo de apuntalar un régimen centralizado, que si no absoluto, si una forma de ejercer el poder muy al viejo estilo priista, en el que los actos más democráticos son los que haga u ordene el “señor presidente”. La primera señal del “cambio” fue la detención y encarcelamiento de la maestra Elba Esther Gordillo,  con el argumento de que había malversado por décadas las cuotas sindicales del SNTE (realidad por todos conocida y solapada en sexenios priistas y panistas), que por cierto nunca trascendió en los hechos, ya que la corrupción  se mantiene intacta al interior del sindicato y su cúpula charra sigue usando discrecionalmente el dinero de sus agremiados. Lo que sí se logró con esa acción, fue  mandar un mensaje muy claro a los dirigentes sindicales y a todo aquel que pretendiera oponerse al régimen. Sembraron el miedo  para controlar la disidencia. Posteriormente, tomaron la decisión de centralizar la nómina magisterial de todo el país y parte del presupuesto educativo, además de controlar los recursos económicos destinados a la compra de medicamentos para el sector salud, quitándole a los gobernadores el manejo de una cantidad inmensa de dinero, que regularmente era desviado para fines electorales, favoreciendo a sus partidos y a sus proyectos políticos personales. Situación que no está exenta de repetirse, pero ahora a nivel federal.  

Por otro lado, fiel a la vieja usanza, el ejecutivo federal se dedicó, durante 20 meses, a meter las manos en el proceso legislativo que derivó en la aprobación de 11 reformas estructurales, muchas de ellas privatizadoras de sectores fundamentales de la economía del país. Todos los mexicanos vieron la degradación  del poder legislativo, ajustándose a los intereses y tiempos marcados por la presidencia de la república, cumpliendo una agenda reformista que poco a beneficiado a la sociedad que representan. El beneplácito de Peña Nieto no se hizo esperar y recompensó a los diputados con varios cientos de millones de pesos,  dinero erogado bajo el concepto de subvenciones, pero que resultaron ser, de facto, bonos a la productividad legislativa.

En este momento, como parte de su estrategia política, los priistas preparan acciones disuasivas,  para que los partidos de oposición vean mermada su fuerza electoral, consolidando un gobierno de partido hegemónico, como el que se tuvo en México por más de 70 años. Prueba de ello, es el anuncio de una consulta popular para eliminar 100 diputados plurinominales, que de legitimarse con el voto de la sociedad, le facilitaría el camino para obtener en el 2015 la mayoría absoluta en ambas cámaras del congreso de la unión. El PRI sabe que con esta propuesta puede frenar la fuerza que tiene la consulta planteada por las izquierdas en torno a la reforma energética y de paso, darle el pretexto perfecto a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para desecharla, no por inconstitucional, sino porque sólo puede consultarse un solo tema en cada elección, y al haber 3 propuestas de consulta, porque el PAN también presentará la suya, relacionada al incremento de salarios mínimos, podría ser más fácil escoger la menos riesgosa para el gobierno en turno.

En suma, el partido en el poder, de la mano del primer mandatario del país, ha dado pasos firmes en la reinstalación de un modelo de gobierno añejo, poco democrático (pero más velado), de concentración del poder en la figura presidencial, que poco le abona al federalismo mexicano. Y lo peor del caso, la aplanadora priista avanza hacia las elecciones intermedias del próximo año, sin un sólo viso de resistencia social.  

Publicar un comentario

0 Comentarios