DICEN QUE DIJERON QUE ANDAN DICIENDO QUE…

Margarito López Ramírez

“ … J. F. Amaral, POCHICHA, en el devenir de una más de sus andadas, dijo en actitud solemne: amigos, un invitado invita a otro. ¡Es la ley en los pueblos! Así es que ustedes saben si se quedan chapaleando en seco o me siguen. Y he ahí que haya iniciado su caminar, enfilando sus pasos rumbo a lo que parecía ser un jolgorio anunciado por el tronar de cohetes y el tuntunear de la tambora del Chile frito jocoso y bullanguero. Avanzó presuroso a la par que, coreado por sus amigos, canturreaba una tonadilla: “… desde lejos he venido/ brincando los tepanoles/sólo por venir a ver /las ollotas de pozole…”

Transitaba en medio de la calle. Su caminar era garboso. Hacía aspavientos con los brazos en alto y en veces se llevaba ambas manos al pecho; saludaba cariñosamente a quienes encontraba o lo miraban desde las puertas de sus hogares, y reía al tiempo que sus compañeros lo secundaban. Alguien que observaba el borlote desde el quicio de un portón, dijo a grito pelado: “¡ejejé, Pochicha!, pareces político…”; a lo que él expresó en tono indignado: ¡nada de eso, amigo! A mí que me esculquen. Yo tengo la conciencia tranquila. ¡Tengo dignidad!, soy borracho pero no mañoso ni embustero, “engañatarugos”como ése que ves allí -se refería a la fotografía en un cartel de quien se supone andaba en plena campaña electoral, prometiendo un sinfín de cosas  a la gente, alguien que con su mejor sonrisa y cinismo, amparado en aquello de que “el prometer no empobrece, sólo el dar aniquila”, prometía y más prometía diciendo que ahora sí,… “por su santa madre”,… cumpliría lo ofrecido y más aún haría efectivo aquello que en repetidas ocasiones había dicho que lograría: mejorar las viviendas a los pobres, crear fuentes de trabajo, procurar apoyos para cultivar sus parcelas, evitar que los precios de los productos básicos siguieran aumentando, quitar de pobres a los pobres, bajar el precio de la luz, el gas,…   Pochicha se refería a ese de la cara maquillada y sonrisa engañosa que una y más veces aspiraba a un puesto gubernamental para, según su decir, “servir al pueblo”-. ¡Ese es un bribón, yo no! –dijo en tono airado-. Nuevamente su expresión sentenciosa propició risotadas y acrecentó la bulla que trascendió a lo largo de la calle. Cuando arribaron a la casa engalanada con cadenas de tapayola, listones, papel crepé  y cañas dulces, de cuyo interior provenían expresiones alegres al tiempo que resonar el zapatear de bailadores a ritmo  de un son retozón, J. F. Amaral y sus amigos, cantaron: “… Es aquí o no es aquí o será más adelante, pero dicen que aquí vive la perla con su diamante…”, propiciando que los caseros les dieran la bienvenida.

Como en otras ocasiones, una vez más, medio pueblo se enteró de lo acontecido en la calle principal del pueblo, y lo que sucedió después…

Hay quienes dicen que el comportamiento de Pochicha es según las circunstancias y a conveniencia suya. Unos lo consideran hombre cuerdo y otros afirman que es persona atolondrada. Sea cual sea la verdad, Pochicha es “ajonjolí de todos los moles”, es personaje de jolgorios o pesares, andanzas o quietudes, corduras o demencias, solemnidades o descuidos... ¡Es un personaje pueblerino!

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