Alfredo Sarabia Radilla
En esta vida socio política, en general, solo hay de dos sopas para obtener el poder:
Por la vía armada, o bien, por la vía electoral. En nuestro país, se ha
adoptado por cuestión electoral, como la forma para arribar al poder
gubernamental, sin que se tenga una impresión descalificadora de la primera que
se refiere a la lucha armada.
De hecho, en México se han venido dando
elecciones un poco “creíbles” desde que echaron del gobierno y del país, al
dictador Porfirio Díaz, gran maestro de la corrupción y demás actos
envilecedores de la Política, allá en 1911.
Después de un periodo turbulento en la vida del país, las elecciones han venido adquiriendo importancia, algunas
más, algunas menos, pero importancia al fin. Es cierto que hasta hace pocos
años, estas eran de mero trámite por el PRI, ya que los partidos existes que se
hacían llamar de oposición, eran nada más en el papel, siendo el PAN, el único
de esos partidos simuladores, que aún siguen en la lucha electoral, haciéndole
“al ensarapado”.
Hoy día, el hecho de votar, es la forma que
hemos elegido los mexicanos para cambiar a nuestras Autoridades, y de ello
depende pues, que haya una buena y confiable elección de la persona y del
partido postulante. Debe haber una buena “compaginación” entre ambos. Yo no
considero que se vote por “el mono” para tener un buen gobierno, no. Se deberá
pues mantener un “paralelismo” entre la persona y partido; sin esas premisas no
hay, ni habrá un buen gobierno, por más que se jure.
Por tanto, las votaciones son una
herramienta poderosa que tenemos, no hay de otra, no en estos momentos, se diga
lo que se diga. El voto pues, es lo que tenemos a nuestro alcance para
sacudirse de aquellos especímenes conocidos por sus incapacidades, por sus
transas, por sus perversidades, etc.
Es necesario decir, que la moda ahorita en
la Política, son los políticos que han estado “pegados de la ubre
gubernamental” y quieren continuar “pegados, hasta dormidos”, los cuales la
gente los ha bautizado como “chapulines”.
Por cierto, est@s bribon@s abundan en toda la geografía del
país, de nuestro estado de Guerrero y por ende, en Atoyac de Álvarez.
En este contexto social, no hay que
soslayar para nada, el caso de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa,
desaparecidos. Problema que le está “quemando las manos” al gobierno federal de
Enrique Peña Nieto y no haya una forma adecuada a sus fines e intereses para
salir de la trampa que el mismo se tendió, de ahí las repetidas mentiras
perversas y nefastas de la PGR, como muestra de lo anterior.
A propósito, debes saber que hay un
empecinamiento patético emanado del caso anterior, de no votar. Necedad sospechosa que se contrapone a los
lineamientos explicados en párrafos anteriores de este espacio.
En apariencia, sería lo lógico de escuchar
el llamado a no votar, pero entonces, antes tendríamos que hacer un concienzudo
análisis realista de esa propuesta para ver los pro y los contras que se
obtendrían.
Sin embargo, de esta situación se podrán
generar dos escenarios posibles: 1.- Votar; y 2.- No votar. Del primer
escenario, ya se ha explicado, mientras que el segundo escenario, se reduciría
a plantearnos: ¿Existen las garantías como para tener un estado de Guerrero con
autoridades que las ponga el pueblo? ¿En el marco jurídico y legal que se
tiene, está presente una cuestión de nulidad de votos?
Al tiempo...
HASTA PRONTO.
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