Primero que nada yo
agradezco enormemente a los ponente que hoy nos acompañen; la verdad es que
siempre escucharlos para mí es un privilegio. He tenido la oportunidad, la
fortuna y diría yo, la honra de que varios de los que están aquí y que han
presentado, los conozco de hace mucho tiempo, pero también me han ayudado en mi
carácter de legislador, a tomar decisiones como legislador, como ciudadano,
como presentador de iniciativas; con Mauricio Merino, apenas dos o tres meses
de empezada esta legislatura hicimos un esbozo de varios de los planteamientos
que trae el sistema, con Eduardo Bohorquez, tres por tres, varias iniciativas
con Juan Pardinas, con Luis Carlos Ugalde; reflexioné con él profundamente
sobre la situación de Guerrero y la condición de la clase política.
Lo que quiero es, me
siento realmente contento de escuchar las presentaciones de ustedes, porque
ustedes han sido miembros constructores de este andamiaje que hoy se está
presentando, y que en las distintas intervenciones hay una intención clara,
firme, puntual –Sergio también sin duda- de que esto sea aprobado.
Escuché la
intervención de Omar Fayad y pareciera ser que aquí hay una dicotomía ¿quién
está en contra de que esto se apruebe? Entonces bueno, para qué discutimos.
No quiero –y por eso
hice este recorrido- de la posición que yo guardo frente a esta propuesta de dictamen.
Cuando ocurrieron los
hechos de Ayotzinapa en mi tierra, en Guerrero, me vinieron varias imágenes de
mi reflexión sobre la historia del país: Tlatelolco, el levantamiento armado
del EZLN, -los pongo en tesitura- me quiero quedar con la figura del
levantamiento armado del 94.
Uno de los puntos más
terribles de la crisis o de la historia de nuestras crisis, tuvo en la magnitud
del momento del 94, la crisis financiera posterior tuvo una respuesta del
Estado Mexicano, fue la creación del Instituto Federal Electoral en el 96,
algunos fueron miembros destacados importantes de esa creación, representando
un importante movimiento social que ya traía mucho tiempo atrás.
Yo estoy convencido
de que esos hechos históricos como Tlatelolco, como el movimiento armado del
EZLN, encuentra en Iguala y Ayotzinapa un referente igualmente trascedente.
Y hoy el tema de
corrupción no es un tema que brinque en tres meses, o en dos semanas, o cuando
salió el decálogo, es un tema que lleva construyéndose en todo un largo proceso
de transición de la construcción de nuestra ciudadanía y de nuestra vida
democrática.
Lo que me preocupa,
es que frente a esa imagen del 94 y la solución de nuestro Instituto Federal
Electoral, y después la propia alternancia en el poder, en el 97 en la Cámara y
después en el poder federal, la respuesta que le haya dado la clase política y
ahora parte de la sociedad civil representada, haya tenido el tamaño que tiene
–por lo menos en mi consideración- el Sistema Nacional Anticorrupción. Y quiero
explicar mis planteamientos y mis críticas.
El momento clave de
Ayotzinapa creo yo, de esa noche terrible del 26, es que un hecho tan terrible
y tan duro para nuestra vida como nación, es un ejemplo de corrupción.
Por eso es terrible
que no esté definida la corrupción en la iniciativa, o en la minuta que estamos
comentando; son policías pagados con recursos públicos, es decir, recursos
materiales y humanos, puestos al servicio de los criminales para desaparecer a
jóvenes. Es decir la corrupción mata.
La corrupción; son
recursos públicos puestos a disposición de criminales para que haya fosas
clandestinas, para que haya desaparecidos y haya 20 mil, 30 mil, la cifra que
nos guste.
Ese momento histórico
encontró una réplica igualmente potente por indignante; 26 de septiembre, y
octubre aparece la casa blanca en manos del titular del poder Ejecutivo
Federal, Enrique Peña Nieto.
En ese momento, lo
que aquí teníamos en Reforma y lo que teníamos en cientos de calles del país,
era gente indignada; gente indignada por desaparecidos, por 43 jóvenes
faltantes, pero gente indignada también por la corrupción o por el conflicto de
intereses.
De ahí viene esta
discusión, no hay que perdernos. Si no hacemos un recuento histórico, el
decálogo de Peña Nieto de noviembre, lo que plantea es conformar un Sistema
Nacional Anticorrupción, ésta compañeros es la respuesta del Estado Mexicano –o
debiera de ser- frente a esa crisis.
Y a mí me preocupa
que en las exposiciones que hemos escuchado, haya este falso dilema, porque es
una representación clara de lo mal que está la vida de la República, de lo mal
que está la vida de la República y lo quiero decir como senador, como parte de
la República, porque pareciera ser que lo que hay es un dilema: “es que si no
se aprueba así, entonces no se va a aprobar”. Es el sentir que yo escuché de
todos ustedes, y ese dilema compañeros no deberíamos de tenerlo. No es un
dilema que deberíamos permitirnos tener.
Pero me preocupa más
que miembros de la sociedad civil lo expongan con esa claridad y que me dejen
ese sabor de zozobra de que alguien les ha dicho, o que el sistema -no quiero
acusar en personalidades específicas ni en partidos- que es tan limitada la
capacidad de incidencia para resolver la crisis histórica de nuestra sociedad
civil, que es pues mejor esto que nada.
Es como si tuviéramos
un paciente que se está muriendo y que necesita –esto no es mío eh, me lo
mandaron ahorita por twitter- que necesita un trasplante de corazón para
sobrevivir, y de pronto lo único que encuentra en los médicos es un marcapasos.
Pues a ver si con eso la hace.
Entonces, primero que
nada quiero convocar a esa reflexión, porque la pregunta deberíamos de
hacérnosla y escuchárnosla, escuchárnosla, de si esta respuesta está a la
altura de las necesidades de la República. De si esta respuesta no es ese paso
gradual, ese: “hay que empezar”, cuando lo que tenemos es la degradación de la
vida pública día con día, cuando la clase política hoy es lo más desprestigiado
que hay en el sentir ciudadano, y si ésta es la respuesta que le estamos dando,
entonces pues poca cosa estamos dejando para resolver la problemática y la
crisis del país.
Entonces, primero esa
es una pregunta que yo quiero dejar en tesitura. Este sistema se puede aprobar
en los términos ¿no? si la exposición de Juan Pardinas solamente es:
“apruébenla como está”, pues ayer inclusive, antecediendo a esta reunión, se
anticipaba que podrían los partidos políticos votarla, pero la pregunta no
tiene que ser ahí; la pregunta es si esto es suficiente para la crisis que
tenemos.
Y me preocupa que ese
dilema quede instalado en la lógica del debate que se está construyendo.
Quisiera preguntar –porque ahí es a dónde quiero oír las opiniones de los
compañeros que están aquí- si se puede de todos; hay algunos que se tendrán que
ir y si no dejar instalada esta discusión porque es apenas una semilla de lo
mucho que viene.
Este sistema nacional
que yo hoy decidí no calificarlo Sistema Nacional Anticorrupción, porque
después de sendos análisis y después de escuchar varias posiciones, estoy
convencido de que no es un Sistema Nacional Anticorrupción. Es un sistema que
busca una mejor coordinación de las instituciones que buscan luchar contra la
corrupción.
Me preocupa mucho
además de todo que el sistema salga en un momento político, donde todos los
partidos, incluyendo el mío –o si quieren empiezo por el mío- van a decir: ya
estamos resolviendo el tema, ya hay un sistema nacional y entonces la espotización del asunto va a estar al
orden del día.
Y retomo lo que decía
el doctor Luis Carlos Ugalde, pues va a estar ahí y la frustración va a estar a
la vuelta de la esquina, cuando se instale el Congreso, cuando se instalen
nueve gobernadores, cuando se instalen presidentes municipales que se miden
casi en 500 que se van a elegir, y al final de cuentas no haya respuesta. Pero
bueno, es solamente una reflexión.
Quiero preguntarles,
porque hace una semana, a nombre de mi grupo parlamentario metimos el tema del
fuero. No es porque fuéramos geniales en encontrar que se requiere solucionar
el fuero, pero la pregunta es –y para que no vaya a aparecer alguien de otro
partido político pensando que estoy tratando de manchar la imagen inmaculada de
algún partido político, empiezo por el mío. Iguala - Ayotzinapa; Iguala
gobernada por el Partido de la Revolución Democrática, presidente municipal,
José Luis Abarca con fuero ¿por qué se escapó? Por lo menos lo que nos dijeron
las autoridades es, entre otras cosas, porque tenía fuero y no lo podían
agarrar. Primer ejemplo, un caso, creo que el más terrible y ejemplificativo
que la corrupción mata: Iguala – Ayotzinapa.
Segundo, los moches;
ustedes saben quién tiene el sello de los moches, pero el que les guste, en
todos los legisladores, y comparto con Luis Carlos también la opinión, tienen
esa intención de querer etiquetar para mocharle una lana al presupuesto. Tiene
una marquita partidista pero lo pongo como un esquema genérico. Los
legisladores, los diputados que etiquetan presupuesto tienen fuero.
Tercer ejemplo, la
casa blanca. Si es que tipificamos en la ley reglamentaria el conflicto de
intereses, pues el presidente de la República tiene fuero.
He puesto tres
ejemplos, que corresponden a tres partidos y a tres situaciones en las que el
fuero, que no es un cambio de ley reglamentaria, sería parte de una visión
sistémica para combatir los males y los cánceres que hoy son ejemplo de la
indignación ciudadana, eso no viene en el sistema compañeros.
Y todos ustedes con
el respeto y el cariño que les tengo vinieron a pedir, casi a suplicar, pues
que la discusión –ya- y nos iremos a la Ley reglamentaria y sí sé que es en la
mejor de las fes, no lo quiero hacer en una lógica, por eso pongo mi
planteamiento original ¿qué está pasando, que quienes vienen a debatir y que
están apasionada e históricamente construyendo como ciudadanos un sistema, de
pronto digan: “aprueben esto porque si no, no vamos a tener nada”?
Que terrible. Algo
estamos haciendo mal aquí, alguna mala señal les dimos para que se sentaran y
nos dijeran: “mira, si le movemos, híjole, ni digas nada porque si le movemos
ya se acabó la República maestro”.
Hubo períodos
extraordinarios, tres en verano, para aprobar la Reforma Energética, para aprobar
el tema de las Telecomunicaciones, para aprobar la Reforma Política, pero para
este tema no. Este tema no porque se muere en 17 días, sería imposible que la
República y que los congresos, se pongan a debatir, a discutir eso, y esa es la
señal que le damos a la gente que quiere un sistema de coordinación
anticorrupción.
El fuero es
importante, no es la pregunta frente a mis tres ejemplos. Los ciudadanos, el
catalizador de un sistema hoy, articulados o no, tenemos elementos siguientes
para combatir la corrupción, el tema es ¿quién los cataliza?
Si hay una decisión
del presidente de la República, Elba Esther se va a la cárcel, o los parientes
de Ángel Aguirre, si no hay voluntad política, no. Si no hay voluntad política
tal vez el tema de la línea 12 no se toca, si no hay voluntad política la
Estela de Luz posiblemente no se considere, otra vez, tres ejemplos de tres
partidos, este rollo no es de unos buenos y unos malos; los ciudadanos
parecerían ser un buen catalizador y por eso rescato la presentación de Eduardo
Bohorquez, este sistema que tiene cuatro ejes, por qué deja fuera a los
ciudadanos, como columna vertebral de esos pesos y contrapesos, que tienen que
tener una voz, que dentro del sistema sean el catalizador, “Ah no pues que se
vayan a la ley reglamentaria” podríamos debatirlo y discutirlo, a mí me hace
sentido que estén en la Constitución, porque la Constitución es la
representación jurídica del pacto federal, es la representación jurídica del
pacto social y del espíritu que le queramos dar a combatir estos males.
Que las decisiones
del sistema sean vinculantes ¿o no? ustedes estuvieron a favor de que fueran
vinculantes. Hoy, el hecho de que no sean vinculantes pues pone posiblemente a
criterio del Sistema de Administración Tributaria o de la Unidad de Análisis e
Inteligencia Financiera que se entregue o no una información, “oye que duerma
el sueño de los justos esto para el 18 cuando todo sea autónomo” sonaría
interesante que esto quedara en la Constitución.
Entonces, son
planteamientos que a mí me parece importante dejar, hago la reflexión, tratando
de que no se vayan por las otras actividades que pueda haber, sino más bien
para incitar a que en ese piquete de
cresta a quienes yo he visto, desde hace mucho tiempo, desde que era
estudiante a varios, tratar de incidir para que esto se logre en la dimensión
que necesita el país, pues no nos quedemos a medias tintas y que busquemos que
seamos mucho más radicales en el planteamiento.
Si esto los partidos
políticos, acuerdan sacarlo, entonces cómo le hacemos para dejar la huella
impresa en la agenda que se tiene que construir, cómo nos arranca este debate
el compromiso de tratar el tema del fuero, pareciera que es el tema que no hay
que tocar “no, el presidente no, debe de ser parte de la ley de
responsabilidades de los servidores públicos”.
Entonces, si ustedes
se quedan con la idea, es que es el acuerdo alcanzable, ¿es que es el acuerdo
que le podemos arrancar a los políticos? que hoy son parte del problema y que
no son parte de las soluciones, entonces compañeros nos quedamos
extraordinariamente cortos, y se lo digo a gente que han sido mis aliados o de
los que he buscado más bien ser aliado yo, me pongo ahí en esa tesitura.
Termino, perdón si me
he extendido, es un infortunio terrible que esto ocurra en proceso electoral;
ojalá que evitemos que se convierta en la bandera del día con día, en la espotización que les diga a los
ciudadanos “ya logramos el sistema nacional anticorrupción” y entonces nos
desgarremos aquí cuando se presenten los posicionamientos, va a haber gente que
diga que es el gran avance, creo que hay que verla en su justa dimensión, tiene
cosas positivas pero le faltan cosas.
Yo quisiera dejar la
visión de un compromiso público, frente a la agenda que está necesitada -por lo
que le he escuchado a los ponentes- que muchas cosas las pongamos en la
exposición de motivos; si se cambia la exposición de motivos, ese mapa de ruta
y lo volvemos la exposición de motivos, esa parte no nos hace que la regresemos
a la Cámara de Diputados, pero ese mapa de ruta quede en la Constitución
establecido como el espíritu que busca esta ley, que construyamos este mapa de
ruta y decir: se tendrá que cambiar el tema del fuero, se incorporarán a los
ciudadanos, se meterá al Sistema de Administración Tributaria, y tantas cosas
que ustedes han dicho, tal vez estoy recobrando planteamientos de parte de ustedes,
no son creaciones mías.
Y por último, el tema
de cuáles son las metas, cuál es la agenda básica, pues que podamos hacerlo un
compromiso público, aquí estamos senadores de varias fuerzas políticas; se ha
escuchado o me ha tocado escuchar que esto es una cosa buena, pues si es una
cosa buena hagámosla mejor con lo que podemos, pero que sea la semilla de la
construcción.
Yo no compro que esto
sea una generación, mis chavitos tienen 7 años y tienen 4 años, si esto lo
hacemos parte de una generación entonces van a estar echándose el mismo rollo
dentro de 20 años.
Si se logró después
del 94, llevar al poder a otras fuerzas políticas, a espacios como la Ciudad de
México, a cambiar al poder Ejecutivo Federal en el 2000, fueron solamente tres años de aquella crisis,
ésta tendría que ser la apuesta y la altura de miras que deberíamos de tener en
este tema.
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