Periodistas, víctimas de delincuencia y políticos depredadores

Averígüelo Vargas : Enrique Vargas Orozco

Constantes son los casos en los que se informa de periodistas, especialmente reporteros y foto reporteros que son víctimas de agresiones que llegan hasta el asesinato o la desaparición y que deben atribuirse a la delincuencia organizada y hasta a los malos políticos que reaccionan violentamente cuando les exhiben sus tropelías y la corrupción que muchas veces los caracterizan.

En México y en el mundo se alzan voces de protesta y reclamos a las autoridades para que se extreme la protección que debe darse a los comunicadores y que en los casos en que sean agredidos, se hagan las investigaciones necesarias para dar con los autores de esa violencia y sean castigados conforme a la ley.

Esas exigencias vienen de lugares donde la violencia contra los comunicadores es mínima o casi inexistentes, pensando en Europa, principalmente y en naciones donde el nivel cultural, social y económico es mucho mejor que el que vivimos en México.

En el caso de nuestro país deben tomarse en consideración que se vive una situación muy delicada, tanto por el nivel que ha alcanzado la delincuencia organizada, situación que puede ser aprovechada por políticos de muy baja calidad humana, que podrían aprovechar esa situación para atentar contra periodistas con los que tienen resentimientos y si algo hacen atribuirlo a los delincuentes o utilizar a estos para actuar contra los que divulgan la información que tratarían de mantener secreta.

El periodismo se ha convertido en una profesión de alto riesgo en México por esa razón, como ocurre en otras naciones del continente y de otros continentes.

Esto obliga a que deban tomarse precauciones adicionales por parte de los reporteros, que son los que están en mayor riesgo, porque son los que andan en la calle en busca de la noticia y no siempre toman las precauciones necesarias, sino que muchos se arriesgan más allá de lo prudente y eso puede meterlos en problemas.

No se trata de que dejen de trabajar o que no busquen las noticias importantes, pero debe recordar que todo lo que se relacione con la delincuencia organizada es muy peligroso, sobre todo si se trata de exhibirlos o de mostrar sus actividades y sus zonas de influencia.

No hay que ir más allá de lo que puedan hacer sin poner en riesgo su integridad física y su seguridad personal. Es bueno ganar exclusivas, pues todos los que hemos andado en esta actividad siempre las buscamos y entre más sensacionalista, mejor, por lo que muchas veces se llega a exponerse de más.

ESTAR EN EL LUGAR, LA HORA Y COMPAÑÍA EQUIVOCADA EQUIVOCADOS TAMBIÉN GENERA PROBLEMAS

Otras veces no es lo que parece más obvio la causa de las agresiones, como en el caso del fotoperiodista Rubén Espinosa y la activista Nadie Vera, quienes habían adelantado que si algo les pasaba sería responsabilidad del gobernador de Veracruz, Javier Duarte, pero ahora las investigaciones realizadas y que tienen un importante avance, muestras que el asunto no iba por ahí, sino que como señala la expresión estuvieron en el lugar, el momento y la compañía equivocados, porque su asesinato no parece tener ninguna relación con sus actividades profesionales en las que señalaban al gobernador veracruzano de haberlos amenazado por la labor que desarrollaban.

Está también el caso, allá en Veracruz, donde le periodista Juan Heriberto Santos, fue asesinado en un bar cuando estaba en compañía del jefe de los zetas en esa plaza, José Márquez Balderas.

También llega a caerse en esos errores, que, como en su caso, les pueden costar la vida, y de ninguna manera se puede atribuir eso a una acción en su contra por su actividad periodística.

No hay duda que el gobernador Javier Duarte ha tenido una actitud muy agresiva en contra de varios comunicadores, por lo que se le debería investigar por estos caso, pero también por otros muchos anteriores, ya que es en esa entidad donde se han dado más agresiones y crímenes contra los periodistas del estado.

No puede pedírseles a los periodistas que no salgan a trabajar o que oculten información sobre los hechos y acciones irregulares que descubran, pero todos deben o debemos tomar consciencia de que está muy claro que el oficio de la comunicación es de alto riesgo y que en ese entendido debe trabajarse y actuarse, para evitar posibles agresiones y atentados.

Afortunadamente en Guerrero no se han dado recientemente casos de atentados contra los comunicadores ni contra los medios de comunicación, como en otras latitudes, aunque hay casos que se presentaron en años anteriores, como los de Abel Bueno León, Olegario Lucas y otros compañeros que más recientemente fueron victimados en Acapulco e Iguala.

ADEMÁS DE LA DELINCUENCIA, GRUPOS COMO CETEG Y NORMALISTAS AGREDEN A COMUNICADORES

Aunque aquí no se enfrente una situación como en otras entidades, debe insistirse en que se mantengan y mejoren las medidas que permitan proteger a los reporteros de posibles agresiones y no sólo de los delincuentes profesionales, sino de otro tipo de delincuentes como los integrantes de la CETEG y hasta de las normales que están organizados en representaciones que cometen toda clase de acciones vandálicas y que no quieren ser exhibidos en los medios de comunicación y que por lo mismo agreden a quienes registran sus acciones fuera de la ley.

Eso ocurre con frecuencia, como se vio recientemente en Acapulco, donde fue detenido un dirigente de la CETEG, de apellido Añorve, quien tenía un vehículo robado y cuando los reporteros trataban de acercarse al dirigente delincuente fueron agredidos por los demás integrantes de su pandilla.

La protección a los comunicadores debe terminar con la impunidad que caracteriza a esos y otros grupos que no están totalmente dentro de la ley, pero que son tolerados “para no crear mayores problemas”, aunque esos se generan por la falta de las acciones que la ley establece por parte de las autoridades.

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