Alrededor de 50 obras entre grabados, litografías, aguafuertes, calcografías, mezzotintas, xilografías y facsímiles conforman la exposición “El reencuentro de la belleza. Estampas y grabados del Museo Nacional de San Carlos”, que se inaugurará este sábado 1 de abril, a las 12:30 horas, en dicho recinto.
Dividida en tres núcleos: El arte del grabado y de la estampa; Estampa europea en Nueva España y Estampa novohispana y mexicana, la muestra también presenta piezas de finales del siglo XV hasta principios del XIX de creadores como Alberto Durero, Francisco de Goya, Miguel Portillo y Miguel Cabrera.
La intención es dar cuenta de cómo eran los talleres de impresión, las tiendas y los gabinetes de estampas, así como los usos que se les daban a estos originales múltiples en la religión, las artes y la ciencia.
Además, se proyecta un video explicativo de las diversas técnicas de la estampa y se puede apreciar un tórculo (prensa calcográfica) de principios del siglo XX.
Las obras provienen de los museos Nacional de San Carlos, Soumaya, Franz Mayer y el Fondo Ibero-San Felipe de Jesús. En el caso de las estampas pertenecientes de la colección del recinto museístico ubicado en Puente de Alvarado no. 50, su origen se remonta a 1783, año en que se formalizó el establecimiento de la Real Academia de San Carlos de las Nobles Artes.
Como parte del método de enseñanza, las estampas fueron fundamentales para que los alumnos practicaran las formas, las proporciones y la escala, pero también para que tuvieran referentes de obras consideradas fundamentales.
“Muchas de ellas estuvieron pegadas en las mesas, fueron utilizadas para las clases de escultura, algunas tienen anotaciones, o son muy escasas en el mundo, por lo tanto, son únicas. Se trata de documentos muy importantes”, explicó el curador de la muestra, Alberto Soto.
Acompañado de Carmen Gaitán, directora del Nacional de San Carlos, destacó que alrededor de veinte generaciones de artistas utilizaron estas estampas como parte de sus ejercicios académicos y básicamente grabadores, dibujantes y pintores están representados en esta colección. “Si Rubens fue revalorado en el siglo XIX fue gracias a las colecciones de estampa que se resguardan aquí”.
De acuerdo con el curador, se seleccionó un porcentaje representativo de obra con la que se busca explicar el origen y técnicas del grabado y el estampado, su importancia en la Nueva España y la exhibición de algunas piezas de estampa hecha en México.
“Queremos generar un discurso sencillo y asequible que incite a los jóvenes, en especial los que estudian arte, a verse como parte de ese proceso para que entiendan el porqué está tan bien aceptada la estampa en el resto del mundo”.
El doctor Alberto Soto hizo hincapié en que una estampa es equiparable con el producto de cualquier otra disciplina como la pintura, la arquitectura o la música, por lo que debe valorarse como cualquier pieza de arte no seriada.
Y es que el valor de la estampa radica en su aparente sencillez, portabilidad y facilidad para obtener una serie desde una misma matriz o placa.
Agregó que para fines de la exposición se abrió una convocatoria dirigida a alumnos de licenciatura, que estuvieran dispuestos a aprender técnicas de grabado y conservación.
“Nuestra preocupación porque el patrimonio se proteja, se estudie y se difunda, nos motivó a generar su estudio y clasificación (…) Los estudiantes identificaron su naturaleza física y técnica y el estado de conservación para medir la impronta de la placa y hacer descripciones precisas. Fue una investigación completa sobre el acervo”.
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