Jorge Falcón Páez*
*Publicista con diez años de experiencia en la industria, con una fuerte inclinación en el análisis y la estrategia.
Gusto de la filosofía, psicología y sociología. Me he formado en medios de comunicación y en agencias de publicidad. Intuición y sentido común como herramientas indispensables de todo proceso. He laborado y colaborado en agencias tales como RT&A, JWT México y Olabuenaga Chemistri; en MVS Radio, Radiorama, TV Azteca y Televisa Guerrero, así como en prensa local.
Hay
que entender que la fatalidad puede venir en el exceso y no en la austeridad.
Decía
Bataille que el exceso está ligado a la práctica de lo imposible, para luego
también decir que el exceso está fuera de la razón. Y así, fuera de la razón,
pareceremos niños y un niño, también es caprichoso. Me temo que a la
mercadotecnia eso le está pasando, está rayando en el berrinche y en el sobre
límite.
Estamos
ante una práctica desmedida que aparentemente tiene enajenados a los encargados
en la materia, parece que actualmente redefinir es la única forma de crear y
cuando esto pasa una y otra vez, la idea original ya no es más que la versión
Beta que sufre ese proceso cíclicamente y lo que es peor, en breves periodos de
tiempo. Se puede sospechar que los trendsetters tienen muy claro su objetivo:
Sesgar a la masa de mercadólogos y publicistas. Resulta que ahora a la manera
tradicional de comprar en retail es llamada “Offline”, es decir, su nombre se
redefine a partir de la experiencia de compra “Online” ¿por qué? el argumento es
simple: Renombrar es crear.
“Newism”,
“Tryvertising”, “Limited Locations”, “Tribetailing”, “In.gredient”, “Status
Stor(i)es” son ínfimos ejemplos de lo que aquí les hablo. Sin desprestigiar de
más los 200 gramos de contribución que puedan llegar a suponer, este ejercicio
se parece más a un juego, un juego que no tiene reglas o sí, una sola,
excederse.
El
exceso lleva la experiencia hasta sus últimos límites, dice el francés y lo que
no tiene fin, no tiene por qué detenerse y parece que este es el confuso camino
que ha adoptado este estudio; todo estudio supone una investigación y si mi
mente no me traiciona, ésta se hace dentro de un marco teórico, es decir, en
otras palabras, un límite, un contexto que sirve de guía.
Debemos
pues todos los involucrados dejar de estirar un poco con la ansiedad, hay que
controlar el ansia y aquel que controla sus emociones deja de ser un niño. Hay
que liberar presión ya que asfixia y mantiene en un estado límbico a muchas almas
que no tienen manera intelectual para aferrarse a algo. En este flujo incesante
(y excesivo) de información en el que no se da el tiempo de reflexionar qué es
verdadero y qué no, todo toma un valor temporal que eventualmente irá
desplazando a aquello que lo tiene. La modernidad sí tiene un tema, pero es
vago y confuso y se mueve demasiado rápido como para calcular sus umbrales.
Esto
no es más que otro síntoma de la carencia de nuevas ideas, originales,
distintas, profundas. Quizás es momento de preguntarnos si hay espacio para
ellas, si son posibles o si es que ya llegamos a nuestro tope.
Decía
Baudrillard en su ensayo: “Cuando las cosas, los signos y las acciones están
liberadas de su idea, de su concepto, de su esencia, de su valor, de su
referencia, de su origen y de su final, entran en una auto-reproducción al
infinito. Así la idea de progreso ha desaparecido, pero el progreso continúa”
espero que no le esté pasando lo mismo a la innovación.