Hace unos días recibí un regalo de mi querida amiga MARLINDA ESTRADA GARCÍA; parte de ese regalo es una revista histórica de Cancún y otra cultural y social de actualidad. Interesantes las dos, en la Revista "CANCUNÍSSIMO" me encuentro con una gran sorpresa que me hizo pensar que se cumple ese decreto que reza: "Nadie es profeta en su tierra".
Sí, esto sucedió en la persona de nuestra y para muchos añorada amiga de la adolescencia, un gran talento, que el destino separa de Acapulco, para brillar con luz propia en el sureste mexicano.
Con mucho agrado a través de este portal se publica la entrevista que le hiciera recientemente el periodista XAVIER A. DÍAZ CATAGNO:
Marlinda
Estrada Mujer
aguerrida y emprendedora
I PARTE
Por Xavier A. Díaz Catagno
Marlinda
es una mujer aguerrida, dinámica y optimista como pocas; con un juicio
imparcial del pasado y el futuro que la rodea.
Marlinda,
nacida en la ciudad de Acapulco aprendió desde chica lo que es la disciplina y
el liderazgo ya que sus estudios primarios fueron cursados en una escuela
militarizada “lugar donde aprendí desde muy pequeña a valerme por mí misma y
donde entendí el valor de la disciplina y la independencia”.
Su
vida continuó tranquila y pacíficamente, regresando al hermoso balneario guerrerense
y formar una familia. De la nada la
familia fue invitada al entonces recién nacido Cancún a iniciar una nueva ida
reto que decidieron emprender por lo que se trasladaron al Caribe llenos de entusiasmo
y fe en el futuro: “Como todos los que han llegado a, con esta, mis desfiles se
centraban en vestimenta típica mexicana costa, llegamos buscando una nueva
vida. Cancún se presentaba en aquel
lejano 1979, como lanzadera de nuestros sueños e lusiones como familia.”
Apenas
instalada en la ciudad el espíritu emprendedor de Marlinda surgió para darse
cuenta de la misma enfermedad que aqueja a Cancún en estos días: la falta de
arte y cultura; por lo que decidió hacer algo al respecto y comenzó con la
incursión de la ciudad en el mundo de la moda con los primeros desfiles.
“De
chica, cuando tenía 17 años, un cazatalentos norteamericano me tomó una
fotografía que aún conservo con mucho cariño y me dijo que yo tenía un gran
futuro en el mundo del modelaje invitándome a trabajar a los Estados Unidos y,
si bien decliné la oferta, siempre me quedó clavada la espinita de incursionar
en el mundo del modelaje y la moda en sí; por eso, la falta de espacios para el
arte decidí tomar cartas en el asunto y arriesgarme en algo completamente nuevo
en esta ciudad.
“Fue
una experiencia maravillosa y de la cual sólo conservo los mejores recuerdos.
Como fanática de las tradiciones y el arte mexicano, mis desfiles se centraban
en vestimenta típica mexicana concretamente de Chiapas Oaxaca y Jalisco. Con el paso de los años me fui haciendo de un
grupo de trabajo realmente impresionante y del cual aprendí tanto”. Marlinda agrega: “Tuve el honor de tener a
grandes anfitriones y llevar de la mano a chicas desde los 15 años hasta
bellísimas señoras. Muchas de mis
modelos de hecho pagaron sus estudios gracias a esos desfiles razón por la cual
me siento increíblemente orgullosa de haber podido tocar para bien tantas y
tantas vidas.”
Con
una sonrisa en el rostro recuerda: “Era imparable; comenzamos haciendo apenas
un desfile al día en un hotel y terminamos, gracias a Dios, dando tres desfiles
diarios en casi todos los hoteles de la zona hotelera, varios en la Riviera
Maya y hasta -comenta entre risas-, un avión.
Ha sido una de las experiencias más maravillosas que he tenido
laboralmente hablando. Fuimos invitadas
por Lupita Voilán y la agencia VolaTur para inaugurar el vuelo Cancún-Tijuana,
vuelo en que iban grandes personalidades de la talla de Dieter Obermann. Fue una experiencia única y sin duda un reto
impresionante.
“Era
sorprendente –comenta- como esa idea logró convertirse en un gran semillero que
abrió las puertas no sólo a la cultura mexicana, sino a los entusiastas en el
mundo de la moda al darse cuenta que Cancún podía ser también una meca de la
moda y que había todo un mercado por explotar”.
Tras
finalizar esa etapa, Marlinda buscó nuevos horizontes pero sin abandonar la
bandera que siempre la caracterizó: el arte, por lo que decidió emprender la
aventura en el mundo de la pintura. “Yo
solía decorar los lobbies de los hoteles de la Zona Hotelera con pinturas
mexicanas de artistas del centro del país; debajo de cada uno de los cuadros
poníamos el precio del mismo y mi contacto.
El éxito del proyecto fue
espectacular y logré colocar obras de arte en casi toda la zona hotelera,
abarcando ya incluso las habitaciones de los huéspedes”. Agrega
“Fue una etapa también hermosa y llena de retos y satisfacciones. El
hecho de poder brindarles a los turistas la oportunidad de llevarse consigo un
pedazo de México y de todo eso que nos identifica es algo que valoro
sinceramente como mexicana y enamorada de serlo”.
Los hijos de Marlinda Estrada García son periodistas destacados y trabajan para Proyecto 40, programa televisivo dedicado al mundo de los negocios. Darío y Carlos Celis Estrada, son orgullosamente acapulqueños.