♪ Robo, para no enamorarme, me enamoro para no robar♪


Ramiro Padilla Atondo

La riqueza de los hijos de los políticos en México es de proporciones escandalosas. Para poner las cosas en contexto, se ha difundido profusamente el Jesse Jackson jr. affaire, esto es, la malversación de un poco más de setecientos mil dólares de donaciones de campaña. El joven político con lágrimas en los ojos aceptó ante un juez su culpabilidad y pidió perdón por las acciones cometidas. Eso no lo librará de una estadía en la cárcel y la pérdida de su status político.
Hay que recordar que su padre Jesse Jackson, es uno de los activistas más notorios en la lucha por los derechos civiles al lado de Martin Luther King. Es parte de una de las dinastías más fuertes del país del norte, lo cual no hace diferencia a la hora de presentarse ante un juez. Esa mamada del fuero (licencia para hacer lo que te pegue en gana, robo incluido) no existe allá.
Vamos, hay que tener poquita vergüenza. Al robo descarado le sumamos la suprema cara dura de estos tipos que saben será en extremo difícil que enfrenten acciones penales. Un caricaturista de Tijuana lo resumió así: robo diez millones, salgo del bote pagando tres.
Ejemplificando, una nota aparecida en el Universal da cuenta del tamaño de la deuda de Tabasco, casi 18 mil millones de pesos:
Siete mil milloncitos no reportados por el ex gobernador. Luego su hija fue citada a comparecer por una pequeña cuentita de tres mil millones de pesos:


¿Hasta cuándo chingados tendremos un gobierno que les ajuste las cuentas a estos hampones?
Si con los puros salarios  de un sexenio ya bien se pueden retirar sin trabajar ¿Para qué quieren tanto dinero? De qué carajos les sirven los palacios en Francia  si siguen siendo unos nacos redomados. Y la primera prueba de su naquez y falta de clase es precisamente su tendencia a robar.
¿O no tiene el hijo del ex gober precioso una villa en Suiza? Y eso sí, vive con una rubiesota de pronóstico:
¿No era una de las promesas de campaña de Peña Nieto el combatir la corrupción?  Desgraciadamente, son preguntas que una sociedad como la nuestra las toma con indiferencia. Si en el fondo los admiramos. Vamos, es que son chingones. Es que este mal llamado asunto  la democracia no existe. Por eso no se les puede llamar a cuentas. Somos tan apáticos que este estado de cosas es producto de esta misma indiferencia.
Y más atole con el dedo. Un amigo decía que si A y B no funcionaban intentáramos C. Pero volvimos a A. ¿Y quiénes son A?
Los mismos nacos de los depas en Miami y los castillos en Francia.
¡Aunque usted no lo crea!