Ramiro Padilla Atondo
El
término caradura no es de uso muy amplio en México. Lo he escuchado sobre todo
en Venezuela y después de la llegada a la presidencia de Chávez. En el word
reference dictionary significa
sinvergüenza. Este término deberíamos de utilizarlo de manera amplia con los
priístas.
La
periodista Sanjuana Martínez publicó
este asunto del caradurismo no sin
cierto dejo de sarcasmo en su página de
Facebook:
Miren
que Gamboa Patrón la recibe con un abrazo al más puro estilo dinosáurico. Me
recuerda a aquel aspirante a presidente con Ruiz Cortínez al cual el mismo presidente corre a abrazar
diciendo ¡perdimos! Luego de haber elegido por dedazo a su sucesor.
Así
se las gastan. Por eso me llama la atención esta vuelta a los usos y costumbres
que creíamos superados. Bueno, los panistas no dejaron uno pa’ compadre.
Perdieron oportunidades muy valiosas de darle un rumbo diferente al país.
Y
los maestros (porque estos sí son maestros pero de la simulación) regresan con
más bríos que nunca.
El
César ha girado el pulgar hacia abajo y el primer paso para consolidar acciones
simuladas de gobierno es hacer actos de
relumbrón, que son bastante útiles a la hora de generar una percepción de que
se está atacando la corrupción.
Y
como las redes sociales son crueles y certeras ya apareció una lista de los
siguientes que deberían ir al bote, procurador incluido.
Ajustes
reacomodos o ¿por qué no? Vendettas es lo de hoy. Y todo por haber desafiado al
dinosaurio.
Ahora
sí que poniéndonos literarios, me robo el cuento más corto del mundo y se lo
adapto a esta situación:
Cuando
Elba Esther despertó, el dinosaurio seguía allí.
Y
este sexenio promete. Ha empezado movidito. Florence Cassez que se pitorrea de
nosotros en Francia, la explosión que no fue explosión, ¿Qué sigue? ¿Romero
Deschamps como nuevo zar anticorrupción?
Pero
lo que sí, (con acento cubano) Dió mío, ¡pero mira que caradura son etos tipos!