“El pálido punto A, eso somos nosotros”


Jorge Luis Falcón Páez*

Me preocuparía y me haría sentir muy triste si nadie identifica la referencia, por eso me apresuro a contarla que es del físico Carl Sagan y su libro “El pálido punto azul”.
La publicidad no ha cambiado, se mueve, pero no cambia, al menos esa es mi humilde opinión. En física hay algo que se llama movimiento y otro, desplazamiento. Un buen día, la publicidad (y también las marcas) se movieron para no volver o hacerlo en lo menor posible, del punto A, su origen, el hombre o más propiamente dicho, la mente del hombre. Emigró (aron) a un maravilloso, reluciente y prometedor punto B en el que se originan las formas y los objetivos, los productos y sus bellos procesos y desde ahí emprendieron los más originales, conquistadores y serpenteantes viajes que ni las travesías de Alejandro Magno podrían haber imaginado trazar. Ese maravilloso recorrido siempre tiene el mismo destino: el punto B.
Toda esta saga de declaraciones globales del cambio de la publicidad, los medios y la tecnología involucrada ha sido una mera ilusión, una manera pobre y a la vez ingenua de verbalizar, un reflejo del limitado entendimiento, un mal uso del lenguaje. Cada una de esas cosas y todas a la vez. Todo lo que se le ha denominado cambio no es más que un proceso tardío de regresar al origen de todo, un redescubrimiento del objeto de estudio y de deseo: El abandonado y pálido punto A.
Conviene no hacer alusiones ni ilusiones, pero la publicidad pudiera ser en parte, una rama muy pobre, tibia y abandonada a su suerte de la psicología y la biología. Quien al menos no se dé la oportunidad de reflexionarlo, puede estar perdiendo su tiempo.

Hace poco se preguntaban si la publicidad pudiera ser una ciencia… yo creo que la publicidad es una mezcla de cosas. La publicidad es una cosa revuelta de un poco de metodología científica, intuición, arte, matemática, psicología, biología y suerte, todo bien revuelto, en eso que llamamos caos ordenado.
Todas las reglas, dogmas y paradigmas si se tuvieran que crear deberían de ser a partir del objeto de estudio de la publicidad y el marketing: El hombre. Y sus consiguientes innovaciones, disrupciones y anarquías debieron ser a partir de esa consideración.
Pero como pasa en muchos otros ámbitos, hay una necesidad de escapar a la realidad, de escapar de la maravillosa y compleja sencillez de la realidad y por eso se inventan las cosas que se inventan. Se tratan los temas de tecnología y nuevos medios como si se estuviera hablando del “más allá” religioso, las declaraciones de los expertos son tomadas como palabras de profetas y la actitud de muchos personajes es precisamente de sumos pontífices.
Estudiar aunque sea en lo básico de matemáticas, física, biología, psicología y filosofía a veces ayudan a entender este gremio que seguir huyendo (caminando) en este peregrinar de 40 años por el desierto del punto B al punto B.

**Publicista con diez años de experiencia en la industria, con una fuerte inclinación en el análisis y la estrategia.
Gusto de la filosofía, psicología y sociología. Me he formado en medios de comunicación y en agencias de publicidad. Intuición y sentido común como herramientas indispensables de todo proceso. He laborado y colaborado en agencias tales como RT&A, JWT México y Olabuenaga Chemistri; en MVS Radio, Radiorama, TV Azteca y Televisa Guerrero, así como en prensa local.