José M. Gómez
La ola de protestas y desmanes que los miembros del
magisterio han protagonizado en días recientes, como resultado de la puesta en
marcha de la reforma educativa promulgada por el gobierno federal, ha dejado en
claro que el gobierno olvido su papel como regente del orden para verse
sometido a los caprichos de un gremio que desde sus liderazgos se ha pervertido
y ha optado por un oficio más bien mercenario, lucrando con la estabilidad y la
tranquilidad de los ciudadanos, a expensas de autoridades que se han visto
incapaces de capear el temporal y han cedido a todos sus caprichos.
Los repetidos bloqueos a la Autopista del Sol, la
toma de instalaciones en la ciudad de Chilpancingo, el bloqueo de avenidas en
la ciudad de Acapulco, y la agresión sufrida a las instalaciones del congreso
estatal, ejemplos de como el magisterio en Guerrero ha impuesto sus decisiones
no por medio del dialogo, de la propuesta de una reforma cimentada en técnicas
pedagógicas, sino en el uso de la fuerza y la imposición. Amenazan, gritan
agreden y lo que es peor entorpecen el proceso educativo, en un estado con
algunos de los mas bajos índices de aprovechamiento de la nación.
El titular de la Secretaria de Educación Pública
Emilio Chuayffet ha dicho “el que argumenta que lucha por la
educación violando los derechos de terceros, carece de razón legal y, más aún,
de autoridad moral. El derecho a la educación que asiste a nuestros niños no
puede seguir siendo quebrantado lesionando sus posibilidades de un mejor
futuro” y sin embargo el gobierno federal no ha respaldado sus palabras con
acciones enérgicas en contra de tales conductas.
Según cifras del INEGI, en Guerrero el
grado promedio de escolaridad de la población de 15 años y más es de 7.3, lo
que equivale a poco más a poco más de primer año de secundaria en comparación
con la media nacional vemos que en México la población de 15 años y más ha
terminado la secundaria (grado promedio de escolaridad 8.6). En Guerrero 17 de
cada 100 personas de 15 años y más, no saben leer ni escribir, mientras que a
nivel nacional es de 7 de cada 100 habitantes lo que puede ayudarnos a ver que
tan grave es nuestra problemática y porque es necesario que el gobierno
restablezca el orden y se afronte el desafio educativo.