Jorge Luis Falcón Páez
¡Qué
dogmático es el ejercicio publicitario y de mercadotecnia! Las fórmulas,
hipótesis y teorías se han endurecido de forma tal que su rigidez muchas veces entorpece
el camino más que edificarlo.
Cuando
se estudian las falacias y sus tipos, uno encuentra muchas verdades. En serio,
es verdad y lo primero que aprendes o de lo que tomas consciencia es que no
sabemos hablar, no sabemos usar de manera correcta el lenguaje hasta en las
cuestiones más básicas. Así hablamos y así escuchamos - aprendemos, damos
premisas falsas y concluimos en ciertas verdades o damos premisas verdaderas
pero concluimos en cosas falsas y aun así lo aceptamos. Por citar un ejemplo,
el tipo de falacia Argumentum Ad Verecundiam o de apelación a la autoridad nos
enseña que se alude a la autoridad o fama de alguien antes que a las razones,
por lo tanto si tal autoridad lo dice, es verdad. Su fórmula es la siguiente: A cree que p y A tiene autoridad x, por lo
tanto p debe aceptarse.
Expuesto
esto, pensemos en los maestros, en los jefes o en los clientes; cuántas veces no
decimos o escuchamos: “lo dijo cliente, ni modo que yo sepa más de su producto
que él”, “¿a poco vas a saber más que el maestro?”, “ellos son los expertos” y
así pudiéramos dar un sinfín de ejemplos. Y esa es tan solo uno de los tantos tipos de
falacias que existen, por lo tanto, advierto que es un peligro ir por la vida
publicitaria y de las marcas preocupándonos por demostrar que las teorías o
fórmulas que usamos son infalibles en lugar de estarlas retando constantemente,
cuestionándolas, evitando así que justamente se conviertan en dogmas y lo peor,
dogmas basados en el equívoco. Temas como la arquitectura de marca, la búsqueda
de una esencia o personalidad, la propia investigación de mercados, la creación
de un mensaje, adoptan en muchos de los casos esta actitud doctrinal.
No
estamos haciendo ciencia pero el principio viene bien, muy bien diría yo y lo
digo con las nuevas generaciones en mente, con los estudiantes o con los que no
tienen capacidad de pensar y reflexionar y van por esta profesión confiando de
todo lo que se les presenta.
En
mi experiencia me ha tocado ver y analizar diferentes casos donde un dogma forma parte de un proceso de
principio a fin entre ambas partes de la ecuación (marca y agencia) y es tan
duro y tosco que incluso aprende a defenderse por sí mismo de las nuevas
teorías o hipótesis, peor aún, al sólo ejercicio de intentar teorizar o
cuestionar.
Da
miedo pensar que las cuestiones más “innovadoras” de las que se vienen hablando
los últimos tres años (si no es que más) es el hallazgo de haber puesto en el centro del proceso tanto de la
agencia, como de las marcas al consumidor. “Darle voz al consumidor” “el
consumidor cada vez adquiere más protagonismo” “crecen las marcas que permiten
que su consumidor participe del proceso” son parte de los verbatims de los
diferentes actores del gremio o de los encabezados de las notas, es penoso, ¡es
como si no hubieran pasado los últimos 60 años!, ¡hace 6 décadas era válido y
revelador decir eso, no ahora! Y ya se iba tarde para esas fechas.
Por
otro lado, conozcamos otros aspectos que también entorpecen el sano flujo de
las opiniones y las nuevas miradas. Y es que, permanecer invisibles, pasar
desapercibidos o ser pasivos es modus
operandi de un gran número de individuos en pro de permanecer en su puesto,
de garantizar longevidad laboral, es decir, es un estilo de vida laboral. El no
cuestionar las cosas, no señalar las faltas a menos que sea en petite comité con los colegas para hacer
la tragedia más llevable, es una práctica común.
Generalmente
este tipo de personas no repara en ciertos temas porque en realidad no les
representa “gran obstáculo” en su día a día, en sus tareas. Para ellos, hablar
de ciertas agendas es cosa de terceros, es algo que desde su punto de vista no
les incumbe y que si ellos no son los afectados directos, “ni para qué
moverle”. Esta actitud también ayudan a que los dogmas se consoliden y sigan su
curso.
"Rara avis in terris nigroque
simillima cygno" “Un ave rara en
la tierra, y muy parecida a un cisne negro" en esta frase de Juvenal, de
la que se tomó referencia para la Teoría del Cisne Negro de Taleb, puedo
resumir mi preocupación; permitámonos no asegurar nada tan radicalmente, tan
ciega y universalmente en el desarrollo de nuestra profesión, incentivemos a discutir,
pensar y teorizar con un alto grado de Reservatio Mentalis en pro de un gremio
más dinámico, innovador y “laico”.