Rodrigo Huerta Pegueros*
Cuando
estaba leyendo los encabezados de los diarios locales, me atrajo la atención
uno en particular donde se citaba una declaración de una lideresa del PRD quien
sin ninguna clase de restricciones verbales, denunció que en su partido, las
candidaturas se venden al mejor postor y que llegan a costar más de un millón y
medio de pesos. Y no quedó allí su perorata sino que sin reparar, o más bien,
podría ser, teniendo enfrente a dirigentes del comité estatal les calificó como
personas ‘’sin escrúpulos, sin principios, sin ética, sin moral’’.
De
inmediato se me vino a la memoria aquella vieja y muy utilizada frase de uno de
los políticos del Estado de México más prolíficos no solo en acuñar frases sino
también negocios y dinero a raudales como fue el extinto Carlos Hank González,
quien una vez exclamó que ‘’un político pobre es un pobre político’’ y desde
entonces los priistas y no priistas se dieron a la tarea de acumular dinero
bien o mal habido, al fin y al cabo los recursos se utilizan para comprar cotos
de poder, entre otros, candidaturas para regidurías, sindicaturas, alcaldías,
diputaciones locales o federales, senadurías, gubernaturas y hasta la
presidencia de la República.
La
dirigente perredista, Emperatriz Basilio Goytia, de la corriente conocida como
Fuerza de los Pueblos del Sur, abrió de par en par la cloaca dentro de su
partido y urgió a recuperar los principios que dieron fundamento y origen al
partido el sol azteca que tuvo como primer dirigente nacional al ex candidato
presidencial, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en el no tan lejano año de 1989.
Habló de la gran preocupación que existe al interior del perredismo guerréense
en cuanto a la praxis política que hoy ha permeado y que es la del nefasto
pragmatismo que ha debilitado las bases democráticas que mantenía sólidamente
las bases del partido de izquierda.
Lo
interesante de esta disertación de la dirigente social perredista, no es solo
que tuvo el valor de hacer público su inconformidad sino que puso en el
mismísimo nivel de corrupción política que ocupa el Partido Revolucionario
Institucional, el cual desde siempre, ha ocurrido a esta forma de hacer negocio
con las candidaturas para puestos de elección popular. Bien lo saben el
gobernador del estado, Ángel Heladio Aguirre Rivero, el alcalde de
Chilpancingo, Mario Moreno Arcos, los diputados locales, Héctor Apreza Patrón o
Astudillo Bello, o el alcalde de Acapulco, Luis Walton Aburto, del ex partido
Convergencia (a quien compró la franquicia para convertirse en dirigente
estatal) o Movimiento Ciudadano.
Seguramente
el secretario general del PRD estatal, Evodio Velázquez se sintió más que
incómodo cuando escuchó lo que dijo la Emperatriz Basilio y sobre todo lo que
les dijo el diputado federal , Carlos de Jesús Alejandro, en el sentido de que
el partido no está para apoyar indiscriminadamente y sin ninguna evaluación de
por medio al gobernador del estado. Simple y llanamente le espetó al presidente
del consejo estatal, Ilich Augusto Lozano Herrera, que no estaba de acuerdo con
esta postura asumida en Guerrero, ya que el poder legislativo es un poder
diferente al ejecutivo y de lo que se trata es de hacer realidad el equilibrio
de poderes y no de ser sumiso a otro y para ello se debe tener plena autonomía
(escuchaba atento pro sin dar crédito el diputado local y presiente del
congreso, Bernardo Ortega Jiménez).
A
24 años de haber sido constituido como partido, el PRD ha venido de más a menos
y no solo por cuestiones de número de militantes y puestos públicos y de
representación popular perdidos, sino por la pérdida de identidad como fuerza
aglutinadora de las izquierdas en el país, particularmente por haber abrazado
el pragmatismo como fórmula para mantenerse a flote, lo cual le ha llevado a
hacer a un lado las luchas sociales y la reivindicación del pensamiento
revolucionario.
Pero
si a nivel nacional la situación del perredismo va a la baja por la conducción
que han tenido con los llamados ‘’chuchos’’, Jesús Ortega Martínez primero y
actualmente Jesús Zambrano Grijalba, en el estado de Guerrero las cosas se han
complicado aún más, ya que la dirección estatal casi ha desaparecido y en su
lugar el interlocutor de esta institución partidista la ha asumido el propio
gobernador del estado, lo cual le ha despojado al Sol azteca de poder tener
vida propia y se ha convertido en un apéndice del gobierno y una demostración de
ello ha sido el enfado, enojo y rechazo que han tenido por parte de quienes
militan hoy en el macizo Movimiento Popular de Guerrero, el cual, seguramente
será un aliado natural del nuevo partido que está impulsando el ex jefe de
gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador como es el caso del
Partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).
La
disputa que mantienen los maestros de Guerrero contra las reformas laboral y
educativa y que los ha llevado a la confrontación abierta contra el gobernador
del estado, Ángel Aguirre Rivero y el Congreso del estado, hoy representado en
mayoría parlamentaria por el PRD, ha sido por la cerrazón, autismo y omisión de
ambos entes para entender las razones y motivos argüidos y se han sometido al
llamado pensamiento único del nuevo
gobierno federal que ha impulsado el llamado Pacto por México y que incluye la
reforma educativa. Esta alineación de
ambos poderes estatales al gobierno federal, sólo les ha acarreado a los
perredistas ir en sentido contrario de la historia del pueblo guerrerense.
Lo
verdaderamente importante es destacar que dentro del PRD todavía existen voces
discordantes que exigen y piden a gritos que esta institución vuelva a retomar
su sentido de organización democrática y defensora de los derechos políticos,
sociales, humanos de la sociedad y no continúe practicando los usos y
costumbres más perniciosos del priismo decimonónico y siga cavando su fosa que
bien podría estrenar en las próximas elecciones del no tan lejano año del 2015,
cuando el estado de Guerrero vuelva a
cambiar de piel en el poder público y político.
Periodista/analista
político*