Hugo Falcón Páez
Un mundo
trastornado no puede llegar a los límites. Hay personajes en la historia que tienen
su momento, valor y trascendencia, hechos de bondad, lucha, pasión, temple, humanidad.
Y más allá de las fronteras, el Sol, y más allá de él, nada que podamos
conocer, comprender y amar.
Este
año no termina, y pareciera que se acaba. Optimismo vs. pesimismo, realidad
conjunta que permite hacer un justo balance de nuestras vidas, y llegar a
conocer qué está mal o qué es incorrecto. La ley es no dañar, ni dañarse. Ejemplos
encarnados, pocos. En este Siglo hay que memorizar y hacer un recuento de las
acciones creativas, de qué estamos hechos y para qué servimos. Y transmitir a
nuestros hijos o hijas el estudio, prepararlos en el hogar para la lucha de la
enseñanza, de las megatendencias y del ser. Hoy es Nelson Rolihlahla Mandela,
conocido como Madiba. Un título de honor dado por los vetustos del clan de
Mandela, y así era conocido como Tata. Mandela acuñó la frase “Soy el amo de mi
destino, soy el capitán de mi alma”, quien se casó en tres ocasiones y tuvo
seis hijos. Es abogado y político, un humanista y liberador de su país,
Sudáfrica. Mandela en el Siglo XX enfrentó frontalmente el fenómeno de
segregación racial en su nación, el Apartheid. Como es la vida en causas
injustas y alevosas, fue llevado a prisión en 1962 por el cargo de sabotaje y
otros cargos, y confinado a cadena perpetua. Sin embargo, cumplió 27 años
encerrado, en su mayoría, en la prisión de Robben Island. Aislado en la cárcel
pero con una gran fortaleza en su interior, logró ser liberado el 11 de febrero
de 1990. Para liderar a su partido como brazo armado del Congreso Nacional
Africano, y ganar democráticamente mediante sufragio universal la presidencia en
1994 hasta 1999. Su prioridad fue la reconciliación y la igualdad en el marco
legal, moral, ético y social. Tiene más de 250 premios, galardones
internacionales que durante cuarenta años ha recibido, incluido el premio Nobel
de la Paz en 1993. Es vital difundir que un hombre vistió de paz y fe a una
porción de tierra, peleando contra corriente, sufriendo hambre y sed, y las
vejaciones del monstruoso cinismo. Así como él, estuvo Malcom Little Norton,
también conocido como El-Hajj Malik El-Shabazz, ó simplemente, Malcom X. Un
alma brava que defendió los derechos de los afroamericanos entre 1952 y 1965, y
que acusó a Estados Unidos de Norteamérica y a los blancos de crímenes contra
sus compatriotas. Y Martin Luther King, quien desarrolló una labor crucial en
EUA al frente del Movimiento por los derechos civiles para los afroamericanos,
participando como activista en numerosas protestas contra la Guerra de Vietnam,
el sistema y la pobreza que sucumbía a los obreros. Un héroe de carne y hueso
que encaminó la dura batalla para terminar con la discriminación racial a
través de medios no violentos. Ambos americanos, murieron acribillados. Así les
pagan a los líderes de la paz. Como el caso de Aung San Suu Kyi, política y
activista birmana, un emblema de la oposición contra la dictadura militar. Fue
detenida en su vivienda sin poder salir, así sin más, decidió ir contra las
fuerzas castrenses en forma pacífica y vencerlos a través de los años, de 1962
hasta 2011. Un corazón fuerte que ganó el premio Nobel de la Paz, pero la Junta
Militar Birmana no le dejó salir de su país. Y fue hasta junio de 2012 que pudo
recogerlo en Oslo. Inspiración, la Madre Teresa de Calcuta, nacida como Agnes
Gonxha Bojaxhiu. Una monja que selló el mundo católico a través del amor a su prójimo,
servir y dar era su lema. Esta mujer de origen albanés naturalizada india,
durante casi cincuenta años atendió a enfermos, paupérrimos, huérfanos,
moribundos y parias. Fundó la Congregación de las Misioneras de la Caridad en
Calcuta en 1950, fue una guía espiritual del mundo y muy querida, respetada e
indudablemente amada. Incluso beatificada por el papa Juan Pablo II, con el
título de beata Teresa de Calcuta. Y el más grande modelo de fe, paz y amor, en
la Época Moderna, es y fue Mohandas Karamchand Gandhi, un abogado, pensador y
político indio que recibió de Rabindranat Tagore el nombre con el más alto
honor de Mahatma, que quiere decir en sánscrito alma grande. Durante décadas y
en 1918, figuró frente al movimiento nacionalista hindú, instauró métodos de
lucha social como las huelgas de hambre, rechazar las armas y predicar la no
violencia (ajimsa) contra el dominio británico. Llegó incluso a la
desobediencia civil, al ser el ariete de los dictados de conciencia, bregando
por el retorno a las viejas tradiciones. La resistencia no violenta destacó en
la Marcha de la Sal, a través del país contra los impuestos a los que estaba
sujeto este producto. Hoy, de julio a diciembre, un semestre de preguntas y
respuestas. En un planeta de siervos y amos, de esclavos y dueños, de ricos y
pobres, de quienes saben y no, de quienes aman y no. Pero sobre todo, la acción
creativa que nos lleva a decidir qué tipo de personas seremos en el planeta.
¿Tú ya sabes qué vas a hacer? Conócete a ti mismo e invítanos a ser.