Rodrigo Huerta Pegueros*
El
estado de Guerrero sigue ocupando los primeros lugares a nivel nacional en materia
de violencia, inseguridad pública, delincuencia común y organizada,
narcotráfico, adicciones, deserción escolar, desnutrición infantil, feminicidios,
secuestros, extorsiones, robos, corrupción, trata de personas, prostitución
infantil, servicios públicos deficientes, abuso de autoridad y ausencia de
rendición de cuentas, entre otras tantas mediciones que realizan tanto
organismos públicos gubernamentales como asociaciones civiles nacionales e
internacionales.
Este
cúmulo de agravios que sufren diariamente nativos y visitantes, ha sido
imposible revertir por parte de los gobiernos estatales y municipales.
El
auxilio demandado a la federación para frenar los actos delictivos ha sido infructuoso
ante el involucramiento de los cuerpos policiacos con el crimen organizado.
Los
demás problemas han rebasado la capacidad de los gobernantes para atender la
demanda social y lo que han realizado son acciones asistencialistas basados en
programas institucionales que van dirigidos a la población marginada, lo cual,
como es lógico suponer, no coadyuvan a mejorarlos niveles de bienestar de esas
comunidades.
Ante
esta situación caótica, la clase política estatal no ha hecho otra cosa mas que
atender los asuntos que le son de interés personal o de grupo, olvidándose de
su responsabilidad como representantes populares.
Por
lo tanto, es la misma sociedad la que ha tenido que organizarse para instrumentar acciones que tiendan a
otorgar seguridad pública y enfrentar a criminales que operan en sus territorios,
quienes no son perseguidos y menos detenidos por las autoridades legalmente
constituidas.
La
aparición de grupos de policías comunitarias, de autodefensas o ciudadanas, son
una respuesta natural ante el desdén de los gobiernos por enfrentar
enérgicamente a la delincuencia y otorgar la seguridad pública a los
ciudadanos, por lo tanto, los excesos de estos grupos armados (sin medida ni
control) han tenido ya sus repercusiones a nivel local, nacional e
internacional, afectando aún más la imagen de esta entidad que basa su economía
en el flujo de visitantes nacionales y extranjeros.
Una
Gira a Destiempo.
Baste
recordar que el turismo es uno de los sectores productivos que son mas
sensibles a cualquier acto de violencia o de inseguridad pública y por lo
tanto, es casi imposible convencer a los operadores internacionales para que
puedan ofertar destinos que no den amplias garantías de diversión a los
paseantes y sobre todo de seguridad.
Ante
esta realidad, es un despropósito, para decir lo menos, que el gobernador del
estado, Ángel Heladio Aguirre Rivero se haya prestado a realizar una gira (masa
que nada de diversión y compras) por tres ciudades de Norteamérica, cuando no
puede ofertar a los operadores mayoristas de turismo que los visitantes van a
tener una estancia segura y placentera y que podrán salir sin ningún temor a
las calles para visitar la ciudad y conocer el entorno.
Quienes
le hayan vendido la idea al gobernador de que solo él con su presencia podría
convencer a los mayoristas de enviar mas visitantes a Guerrero le han mentido
totalmente, ya que los medios de comunicación masivos están a la orden de los
que manejan las relaciones públicas de estos consorcios multinacionales y saben
muy bien que Guerrero no es un lugar seguro para visitar y de esto dan cuenta
casi a diario las embajadas de Estados unidos y Canadá, sin olvidar la de
España, quienes hacen recomendaciones diversas para que sus ciudadanos bajo su
responsabilidad y riesgo visiten este territorio.
No
son ni por mucho los mejores tiempos para ir de visita a Miami, Chicago o
Washington, ciudades que por un lado no son nichos para atraer mas turistas,
aunque lo que parece ser es que el mandatario Aguirre fue a hacer politiquería
con los guerrerenses radicados en Chicago a quienes les ha ofrecido como
siempre mas recursos para el convenio 3 por uno.
Y
mientras el gobernador ha de querer enmendar la mala imagen de su gobierno en
el exterior, aquí en Guerrero las cosas van de mal en peor.
No
existe un solo municipio que se salve de tener ya policías paralelas y no hay
ciudadano alguno que confíe en los gobernantes.
Será
difícil que la confianza perdida pueda recuperarse, cuando lo que registramos
diariamente es que hay mas inconformidad popular y un hartazgo ante el
populismo que en forma irracional ha impulsado en los últimos tiempos el
gobernador Aguirre.
Veremos
que resultados nos traen de Estados Unidos los viajeros infrecuentes y conozcamos
el monto de recursos que se invirtieron en este periplo, pues hay que tener en
cuenta que las inversiones en el gobierno deben producir dividendos pues de lo
contrario se convertiría en despilfarro.
¿Habrá
rendición de cuentas?
¿Darán
a conocer resultados objetivos de sus entrevistas con los tour operadores, empresarios
y mayoristas de turismo?
Habrá
que esperar unos días mas para conocer el verbo.
La
realidad es que ni Aguirre ni Walton pueden ofrecer a los turisteros
norteamericanos seguridad para los visitantes.
Por
lo tanto, difícil será ver de nueva cuenta y en el menor plazo de vuelta los
cruceros turísticos, ya que por un lado es la inseguridad lo que les pega más
fuerte, pero también son las altas tarifas que cobran los de la SCT para atracar
en los muelles de Acapulco y Zihuatanejo.
Mientras
la casa se incendia los gobernantes van a venderla.
¡Vaya
paradoja!
Periodista/Analista
Político*