Rodrigo Huerta Pegueros*
Cuando el gobernador Ángel Heladio Aguirre
Rivero solicitó formalmente a la PGR que atraiga el caso del triple asesinato
de los dirigentes de la Unidad Popular de Iguala, nos debemos preguntar los
porqués de esta decisión tan precipitada.
La
única respuesta que salta a la vista es la incapacidad que tiene este gobierno
de realizar investigaciones exitosas y sobre todo cuando se trata de asuntos
con tintes políticos.
Pero
también, nos llega la información nítida de que esta solicitud a la PGR
proviene también de parte de los familiares, simpatizantes y militantes de esta
organización, quienes no le tienen confianza a la PGJE de realizar una tarea
pulcra y sin desvíos de orden político.
Lo
cierto es que el gobierno de Aguirre sigue sumando puntos pero en contra, ya
que la desconfianza hacia su administración es auténticamente un escándalo, si
es que sumamos a los miles de guerrerenses que no le tienen confianza a los
cuerpos policiacos, a los funcionarios públicos y a la falta de transparencia
en el uso y destino de los recursos públicos que maneja.
Luego
entonces, si tenemos un gobierno que no puede otorgar seguridad pública, no
desea investigar crímenes cometidos en su territorio contra dirigentes de
organizaciones sociales, si es omiso en sancionar a los funcionarios que abusan
de su poder y menos a quienes saquean las arcas públicas, luego entonces, se
podría decir que no hemos tenido un gobernante al frente de la administración
pública estatal sino un gerente a quien solo le gusta conocer de negocios que
le rindan pingues ganancias como son las obras tan cacaraqueadas como el
acabús, el macro túnel y del maribús, así como de otras vías de comunicación
que se construyen con la complicidad de empresarios conocidos de México y del
ex hombre mas rico del mundo, Carlos Slim Helú.
Luego
entonces, pidamos que Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de gobernación
federal, se haga cargo de los asuntos políticos y sociales en el estado de
Guerrero y que el Procurador General de la República, José Murillo Karam se
haga cargo de los asuntos de investigación de crímenes y de violencia promovida
por los delincuentes comunes y del crimen organizado y que el titular de la
Secretaría de Educación Pública, Emilio Chuayfett Chemor se haga cargo de los
asuntos que tienen que ver con el sindicato de maestros, la coordinadora
estatal, los normalistas y las pruebas enlace y el funcionamiento de la nueva
instancia evaluatoria, pues es de sobra reconocido que el gobierno de Ángel
Aguirre ha fracasado de punta a punta tal y como lo muestran y demuestran las
intervenciones de la federación para resolver los conflictos que se generan en
el territorio guerrerense.
Nunca
hemos visto tanta intervención federal en una entidad como Guerrero, pues
inclusive en el vecino estado de Michoacán las cosas no han tenido esta
relevancia y lo mismo podríamos decir del estado vecino de Oaxaca.
Claro
está que la desconfianza en el gobierno aguirrista no es novedad pero su
incremento entre la ciudadanía si lo es y debería de preocuparnos cuando todavía
faltan muchos meses para que se de el relevo del gobierno estatal.
Lo
cierto es que cuando esto se empiece a mover—el asunto de la sucesión—las cosas
se van a complicar mas pues habrá mayores vendettas y hechos violentos pues
unos y otros se van a enfrentar sin importarles ni colores ni siglas de
partidos pues esto está hecho una revoltura que ni los priistas ni perredistas
pueden dormir tranquilos ya que no saben si quien ocupa el lugar de al lado es
en realidad un compañero o es un enemigo enfundado en una piel prestada.
Lo
de Iguala apenas se inicia y podemos apostar doble a sencillo que no habrá
soluciones inmediatas sobre el caso y solo se congelará en manos de la PGR como
sucedió con el caso de Moisés Villanueva o del propio Armando Chavarría
Barrera, quien por cierto todavía saca chispas su caso, pues David Jiménez
Rumbo tendrá que desembolsar una gran suma de dinero para pagarle el daño moral
que le hizo al ex gobernador Zeferino Torreblanca Galindo por haberlo acusado
de ser el autor intelectual del asesinado del entonces secretario general de
gobierno del estado.
Pero
esto es otro cantar.
Lo
que pasa es que el gobierno estatal se mueve entre la incapacidad y la
desconfianza popular.
Periodista/Analista
Político*