CÓMO SE SUPERA UN ACTO DE VIOLACIÓN

Rocío Prieto Valdivia

Superar una violación es una de las cosas más complicadas. Ya que muchas veces no son ayudadas las víctimas de dichos actos. No es fácil afrontar la situación por los familiares y tratan de mantener oculto el caso. Verdaderamente es alarmante el número de casos que se encuentran en el anonimato.
Haciendo a las víctimas más miserables, de lo que el acto detestable en su totalidad lo es, hay casos muy sonados como el de Paulina, donde no se le permitió abortar al fruto de tal atropello,  dejando en claro que era un gran pecado atentar contra vida de ser un humano, dejando de lado el verdadero mal.
Y olvidando a la víctima, que de víctima pasó a ser victimaria, porque negaba a dar vida al ser concebido sin culpa alguna, pero si bien no tenía la culpa, ni pidió venir a este mundo sí era un triste recordatorio de lo sucedido, queriendo ella borrar tal abuso y trauma. Luchó por desaparecer todas las evidencias en vano, porque las autoridades y el clérigo no se lo permitieron. Aunque se alegó que era dueña de su cuerpo, el aborto es un acto ilegal en nuestro país. A continuación algo sobre este caso.


“Defensora latinoamericana llegó a Baja California.
El caso Paulina será presentado ante la CIDH el próximo 8 de marzo
Por Silvia Magally
cimac | México DF.- 12/02/2002
El próximo 8 de marzo al conmemorarse el Día Internacional de la Mujer, el caso Paulina, menor a quien autoridades panistas de Baja California negaron el recurso de aborto por violación, será presentado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Como se recordará en julio de 1999, Paulina del Carmen Ramírez Jacinto a los 13 años de edad fue violada en presencia de su familia, quedando embarazada. Junto con su madre María Elena Jacinto solicitó la interrupción del embarazo permitido por la ley en caso de violación.
Sin embargo, autoridades judiciales y de salud en Baja California impidieron que Paulina abortara anteponiendo sus creencias religiosas a las obligaciones legales de sus cargos, incluso intervinieron mujeres integrantes del grupo conservador Provida.
A la fecha, ningún funcionario estatal fue sancionado por violentar los derechos humanos de la menor a quien obligaron a la maternidad y sólo uno de los dos violadores se encuentra en prisión”.

Pero tampoco hay lugares donde las víctimas de abuso sexual puedan ir a denunciar dichos casos, es alarmante que el 70 por ciento de los abusos ocurran en casa, la mayoría por parte del padrastro o un familiar cercano.
Siendo las madres de las menores quienes se quedan calladas, queriendo conservar  al ser detestable o simplemente por la estúpida vergüenza, y no pensando en la violación que puede repercutir en su propia sangre, quizá es falta de confianza o falta de autoestima en ellas mismas.
Las víctimas de violación o incesto, además de truncar su vida se convierten en cifras alarmantes, muchas de ellas terminan con la autoestima por los suelos.
Siendo víctimas de la misma sociedad que las llama putas, por llevar entre sus brazos el fruto de dicha aberración y si bien, los castigos para dicho acto son de los más crueles y sonados entre la sociedad.
Es ella misma quien su actitud condena a las víctimas, y no brinda un apoyo ni moral ni emocional, es de lo más difícil quitarse el mote de violada o ultrajada  sexualmente, ya que no solamente se viola si no marcan de por vida, roban el alma, los sentimientos, acabando  con sus sueños y haciendo de su vida una miseria permanente.
No es nada fácil afrontar  la vida después de dicho acto, o simplemente, formar parte de las estadísticas ya deplorables de por sí, que oculta los errores y esas faltas a la moral, inconcebibles de todo eso, estudios confirman que muchos de esos casos terminan en suicidio o drogadicción. Para algunas familias de abolengo es más vergüenza la persona que fue la víctima, que el victimario, y se revierten los papeles, porque le creen más al transgresor que al inocente, ser que se le desgració la vida con tal hecho.
Sólo con ayuda psicológica se logra superar dicho trauma, aunque las secuelas suelen ser de por vida y las cicatrices invisibles.

Algunas victimas  llegan superar el trauma, para poder ayudar a más víctimas y ser más llevadero, el trago por demás amargo y traumatizante que es el de una violación. El estado de la República Mexicana con mayor casos de violación es Tamaulipas, donde no sólo se les viola, sino que también se les mata para no dejar evidencia, supuestamente seguido de Oaxaca, donde las menores son vendidas por los mismos padres a edad temprana.

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