Pataletas electorales

Ramiro Padilla Atondo

La idea de crear un partido como el PRI por allá de los treintas, tenía que ver con dejar de resolver cada elección a balazos. Los militares victoriosos querían imponer su agenda y  Don Plutarco  les dio cauce por un método que si  no era tan democrático, al menos pondría un freno a la violencia post- electoral.
En si el escenario violento nunca se fue, como lo acabamos de comprobar en estas elecciones. Quizá se matizó un poco  por el poder del gran elector, el hombre fuerte que decidía las cuestiones fundamentales del país. Esta inercia del carro completo se colapsó en 1988, cuando Cuauhtémoc Cárdenas derrotó de manera clara a Salinas, cuya prueba de la victoria se dio a través de la quema de paquetes electorales en unas vacaciones de diciembre, en contubernio con el PAN.
El de Cárdenas fue un reclamo legítimo. Luego vino la alternancia y de repente creímos que este sistema de partido hegemónico se había terminado.
El dinosaurio cayó en coma (al menos eso creíamos). Un lejano tercer lugar, aunque todo esto no dejara de ser una ilusión. En realidad nunca se fueron. Mantuvieron la mayoría de las gubernaturas, y con ellas, infinidad de recursos. Luego, los gobiernos de alternancia en vez de apretarles las riendas a estos gobernadores, se instalaron en el Laissez faire.
Los priístas pensaron que don Vicente se les iría a la yugular, pero en vez de eso se puso a negociar con ellos. Nombró secretario de gobernación a don Santiago Creel. Y el problema fue que Creel miraba el mundo color de rosa. Y no se puede ser blandito y secretario de gobernación. Pasado el susto inicial, los priístas se dedicaron a bloquear todo y a darle atole con el dedo a los cándidos panistas.
Aunque también es una cuestión cultural. Si algo claro tenemos es que las siglas de los partidos pueden cambiar pero no su cultura. Y la cultura de todos los partidos es priísta.
El PRD ha mantenido el DF gracias a su estrategia clientelar. El PAN se convirtió en un mal remedo del PRI y se está cayendo a pedazos. Y los viejos zorros han regresado triunfantes, por lo cual, es absurdo pensar que la derrota bajacaliforniana haya sido pactada. Solo perdió un mal candidato, con escaso carisma y burócrata de muchísimos años.
El escenario pinta inmejorable para los priístas aunque hayan "perdido" Baja California. Ganaron  casi todo, porque todo mexicano lleva un pequeño priísta adentro, o es priísta de closet. Incluso los partidos de oposición.
Y la pataleta electoral en baja california hay que atesorarla. No se ve muy seguido que un priísta la haga.
El sistema electoral mexicano está diseñado para que se puedan hacer todas las trampas. Si no hay recibos no se puede comprobar nada. Las leyes están redactadas de manera que no puedan ser cumplidas. Por eso siempre es recomendable leer País de mentiras de Sara Sefchovich.

Les dejo un link para que se den una idea:




Publicar un comentario

0 Comentarios