Ernesto Rivera
Rodríguez
Parecerá para más
de uno él porque el título de esta entrega de Tercera Vía. Por una sencilla
razón: ambos escuchan la voz del amo. Ambos, él y ella se deben a la mano que
les da sustancia y gracia política.
Humberto Salgado
Gómez, ex secretario general del gobierno de Ángel Aguirre Rivero, cubrió con
grisura y medianía su responsabilidad, siempre a detrás como sombra de su jefe
político actual, que si no lo corrió inmediatamente después el 12 de diciembre
del 2011, movimiento y bloque de la Autopista del Sol, que culmino en tragedia
con el homicidio de dos estudiantes de Ayotzinapa, pese a la exigencia de
diversos grupos políticos y la exigencia social fue por el fuerte resguardo con
que lo mantuvo. Pero desde esa tarde estaba marcado su sino. Y posteriormente
con su incapacidad e incompetencia para diagnosticar el poder y la
determinación del movimiento magisterial en los meses pasados de marzo, abril y
mayo del presente, con consecuencias que aún se sienten para toda la sociedad
guerrerense en su conjunto.
El gobernador, su
amigo le dio las gracia hace poco más de un mes, bajo el argumento de “por
motivos de salud”, … de salud política para el estado. Pero hoy regresa de
nuevo, con otro gran nombramiento: “Coordinador General para proyectos estratégicos”. De pronto desaparecieron aquel
“por motivos de salud”, que es por los mismos que regresa. Si el gobernador no
confía en su actual secretario general de gobierno, el ex rector de la UAG,
Florentino Cruz Ramírez, mejor conocido en los pasillos de la Universidad
Autónoma de Guerrero, como “la milpa”. Hoy pese a sus esfuerzos trabaja a
contracorriente de su jefe, pareciera que van por caminos diferentes, y lo peor
que vivieran en la Torre de Babel, porque políticamente parece no entenderse,
hablar idiomas diferentes.
Por ello Ángel
Aguirre mando llamar a su antiguo colaborador y amigo “este si es amigo”, no
para que hiciera el trabajo de Florentino, sino para que se haga cargo de los trabajos,
que por falta de confianza no puede dejar en manos del ex rector. El gobierno y
el poder vale mucho más allá que la política interna, la cual puede esperar y
para muestra basta un botón, que por docena salen más baratos: ahí están el
nacimiento, crecimiento y desborde de las llamadas policías de autodefensa que
como hongos han aparecido por los cuatro
costados del estado, en las siete regiones y los bloqueos a las
carreteras, como el que hasta hoy –viernes cuatro de julio- han montado “la
contra” en el municipio de Tecpan sobre la carretera Acapulco – Zihuatanejo, y
sobre todo la continuidad y sin detenerse pese a las declaraciones oficiales de
que la inseguridad va a la baja. El gobernador busca a toda costa asegurar los
intereses de su grupo, entre ellos la presidencia municipal para el diputado
local Ángel Aguirre Herrera, y ahí es donde va a entrar el trabajo fino de Humberto
Salgado Gómez.
De Marilú Saucedo,
líder de la Colonia Jardín, del grupo político, si así se le puede llamar, de
César Flores Maldonado, esto desde hace
lustros y por lo tanto priista, y como lo vimos en vivo y en la tele que
ya le dio la vuelta al mundo, la agresión al director de Protección Civil, fue un verdadero golpe de
“cantina”, tal es el nivel de esta popular lideresa, que nos recordó los viejos
tiempos de Dalia Serna y Magda Adame,
populares por su destreza de mantener a
sus afiliados, estas por las banquetas, Marilú
Saucedo supuestamente por el líquido
vital, pero hay un mar de fondo en esta agresión: medir la respuesta y los
impulso de los funcionarios del alcalde Luis Walton Aburto, y del él mismo,
cuando en ellos aún sigue sangrando la herida de haber perdido Acapulco.
Entre Humberto
Salgado Gómez y Marilú Saucedo, hay un océano de diferencia, pero el regreso de Salgado Gómez al gabinete
de Ángel Aguirre, y la agresión del
títere de César Flores Maldonado, Marilú Saucedo, fue por cuestiones de la
cartelera política local de la semana.
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