Rodrigo Huerta
Pegueros*
Este lunes el
Partido de la Revolución Democrática (PRD) dio a conocer en voz de Cuauhtémoc
Cárdenas Solórzano, su iniciativa de ley de reforma energética, con lo cual se
cierra el círculo en cuanto a las propuestas que el Congreso de la Unión
recibirá para iniciar formalmente el debate legislativo y en su oportunidad
votar en consecuencia por las presentadas por el Partido de Acción Nacional
(PAN) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Como se dice
popularmente, la pelota está en la cancha de los senadores de la República y
los diputados federales, quienes indudablemente tendrán que enfrascarse,
primero, en leer las tres iniciativas, encontrar sus puntos de fortaleza y
debilidades así como las coincidencias que tendrán sin duda en estos proyectos.
Lo que está claro,
porque así se ha manifestado ya en diferentes formas y debates públicos, es que
hay tres puntos de vista diferenciados entre la propuesta del panismo, del
priismo y del perredismo.
Primero: El PAN
propone una reforma energética totalmente abierta a los mercados nacionales e
internacionales, con una pálida intervención del Estado mexicano para regular
la extracción y venta tanto del petróleo como electricidad y gas, a través no
de contratos sino de concesiones, lo cual obligaría al legislativo a llevar a
cabo reformas a varios artículos de la Constitución Política de México, particularmente
el 25, 27 y 28.
Segundo: El PRI, al
presentar su iniciativa de ley, dio a conocer la situación operativa en que se
encuentran tanto Petróleos Mexicanos como la Comisión Federal de Electricidad,
lo que ha obligado al Estado mexicano (léase gobierno) a importar gasolina y
gas y a que cada vez mayor número de empresas particulares sean generadoras y
mercantilizadoras de electricidad para lograr tener cubierta la demanda
nacional, lo que les obliga, como gobierno y partido a replantear la forma de operar
de estas dos empresas paraestatales, lo cual obliga a plantear reformas a los
artículos 27 y 28 constitucional pero sin introducir cambios en el modelo de
contratos a concesiones y si a proponer contratos con la iniciativa privada
nacional e internacional para firmar contratos de utilidades compartidas y no
de producción compartida, lo cual mantiene al Estado mexicano como dueño
absoluto de los recursos nacionales.
Frente a estados
dos posiciones, el PRD presentó sus cartas credenciales, donde hace énfasis en
rescatar a estados dos paraestatales de su operación deficiente y de ser un
ente bajo el yugo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para el
pago de impuestos y subsanar su administración con la salida de personal del
gobierno federal como del sindicato petrolero (en cuanto a Pemex se refiere) a
fin de que dejen de ser juez y parte en la conducción de estas empresas.
Por lo tanto, para modernizar
y elevar la productividad de estas paraestatales no necesariamente se requiere
hacer reformas a la Constitución y menos al artículo 28 Constitucional, diría
Cárdenas, ya que se corre el peligro de que con esos cambios pueda darse en un
futuro la venta total de Pemex y de la CFE.
Entonces, la
propuesta perredista enmarca los cambios sustanciales en una reforma a varios artículos
de las leyes secundarias, haciendo posible la firma de contratos con
empresarios nacionales y extranjeros, sin que se deje en manos de estos el
destino de los hidrocarburos y la electricidad de México.
Por lo visto, los
días subsecuentes, habrán de ser de un intenso debate dentro y fuera de los
recintos legislativos y de una gran movilización ciudadana para presionar que
quienes voten en el senado y la cámara de diputados, lo hagan viendo y poniendo
en primer lugar los intereses del pueblo y no de los grupos empresariales
nacionales y extranjeros que lo único que desean y aspiran es a obtener las
mayores ganancias posibles.
El perredista
Cuauhtémoc Cárdenas, haciendo un ejercicio de prospectiva, lanzó, a la vez, un
exhorto al pueblo de México para que se sume a un referéndum nacional
vinculatorio a fin de que si son aprobadas las reformas contrarias a la
presentada por el PRD, puedan ser reconvenidas y para ello, dijo, es necesario
recolectar más de dos millones de firmas para presentarlas a las instancias
respectivas y frenar el saqueo a la nación.
Hoy, las
iniciativas de la tres principales fuerzas políticas de México están en la
cámara de senadores (cámara de origen) para ser debatidas y discutidas y
posteriormente será trasladada al recinto de la cámara de diputados para que
ahí también se analicen y debatan y posteriormente se voten.
Los mexicanos
debemos estar alertas y sobre todo informados sobre la evolución de estos
debates para que cuando sea necesaria la participación de todos podamos acudir
a movilizaciones, referéndums o plebiscitos a los que seamos convocados y con
ello evitar ser presa fácil de cualquier intento de manipulación de grupos,
personas o partidos políticos interesados en esta amplia discusión que será
casi como un ejercicio parecido al de una nueva nacionalización del petróleo y
de la electricidad en México.
Periodista/Analista
Político*
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