Hugo Falcón Páez
Si cada
hombre y mujer fuera verdadero, rico y amoroso. El mundo sería real. No como la
falsedad que vivimos, la cual nos ha llevado al miedo y a la pobreza.
El
espionaje es tan antiguo como la contrainteligencia, fragmento de un informe
del Comité de Inteligencia del Senado de EU, redactado en septiembre de 1986.
La Guerra Fría llegaba a su fin a través de Mijail Gorbachov y Ronald Reagan, la
Perestroika (reestructuración) era la reforma de reformas que fue gestada para
desarrollar una estructura económica interna en lo que era la Unión Soviética. Así
como ese detalle histórico, hoy se viene otro cambio en el mundo a través de
los medios de información. Nos remitiremos a WikiLeaks, que empezó a filtrar
información de algunos países, informes, datos y documentos que movieron a los
líderes del orbe, esa organización mediática internacional sin ánimo de lucro
tomaba la internet desde el 2006, en el presente su creador Julian Assange
tiene en jaque mate a múltiples gobiernos con millones de documentos de alta secrecía,
los cuales romperían protocolos y rutas diplomáticas entre los primermundistas.
Los casos más sonados, como el de Bradley Manning, quien dio páginas asentando
revelaciones en el mandato de Barack Obama, así como Edward Snowden (desde Hong
Kong y Rusia) que le entregó material al diario británico The Guardian y al
periodista Glenn Greenwald. La cuestión es, que se ha aplicado una especie de
tercerización digital en las labores de espionaje hacia el sector privado, en
México es lo mismo, entonces también que investiguen a quienes suministran,
arrendan y rentan los servicios de telecomunicación. Nuestra nación, de la mano
con el Ejecutivo, legislativo y judicial, debe manifestar masivamente los
pormenores de los actos de espionaje a un ex presidente y un candidato
presidencial, actual mandatario. Eso se ha reportado hasta el momento en esta
tribuna de intriga y acecho. Sin embargo, la historia dicta que el 25 de
diciembre de 1991, la URSS dejó de existir y arrastró a la KGB (Comité para la
Seguridad del Estado), ese centro de comando de inteligencia llegaba a su fin.
Pero no así la dinámica del espionaje, en especial en Alemania, que tuvo hace
unos años infiltraciones del enemigo y los comandos del GSG-9 (Guardia
Fronteriza, Grupo 9), una unidad de operaciones y de elite contraterrorista de
la Policía Federal Alemana. Las oficinas de inteligencia mexicanas, en el
presente, están haciendo una auditoría de redes y sistemas en diversas oficinas
de gobierno federal clasificadas como sensibles, incluyendo Presidencia, así
como una revisión exhausta en la Residencia Oficial de Los Pinos. Porque la
Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, ha pateado la colmena del
espionaje sobre Latinoamérica. El canciller mexicano, José Antonio Meade
Kuribreña, secretario de Relaciones Exteriores, ha entrado a la serie de
alegatos que sostienen los funcionarios mexicanos, políticos e intelectuales,
así como el embajador Earl Anthony Wayne. La presidenta de Brasil, Dilma
Rousseff, no se quedó callada, tal y como la canciller alemana Angela Merker,
quien dijo que la espiaban desde 1999. Su homólogo Francois Hollande, de
Francia, también levantó la mano, y atrás de él, Mariano Rajoy, presidente
español. Corona de espinas a los aliados europeos y comerciales, pero el
“Poncio Pilatos” yanqui ha argumentado algo más, que el mundo está altamente
interconectado y el flujo de información no tiene precedentes. Afirman que ese
país no escucha todas las llamadas, ni lee todos los correos electrónicos. Actividad
constante hasta la publicación de este texto. El presidente estadounidense ha
pedido revisar la política de espionaje y que se respeten ciertos puntos
relevantes. En ello, los diarios USA Today, The Washington Post, International
New York Times, y la página web del semanario Der Spiegel, son la pluma que
vence a la espada. Simple cinismo, compleja mercadotecnia, e indudablemente, un
golpe mediático legendario de quienes forman el mundo real.
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