Ernesto
Rivera Rodríguez
Días
difíciles los del gobernador Ángel Aguirre Rivero, y los del alcalde Luis
Walton Aburto, al ser encontrados y arrasados sin “cinturón de seguridad” por la tormenta tropical
“Manuel”, superados no sin traspiés reales e inundaciones incruentas, como por
momentos en donde también como con un conjunto de instrucciones bien definidas, el alcalde de Acapulco,
conjuro de nuevo sin dudarlo su “algoritmo” preferido: Sí se puede.
El
gobernador se vio más que rebasado, sino hasta aislado y mediáticamente
inundado hasta el pecho, en un acto mediático en una Tixtla inundada y que le dio la vuelta al mundo y que se
convirtió un tópico del momento en las redes sociales, en cambio manteniendo
fuera de los espejos y de los flashes y con todo la presión federal a cuestas, reunía
a su alrededor todas las pieza posibles ante la nueva avalancha de las críticas
que sin cesar se convirtieron en un nuevo diluvio de quejas y demandas
inauditas por resolver por parte de
una población literalmente tirada a la
calle.
Comprobando
que su algoritmo no está sólo, lo acompañan un grupo de “cronopios” que
realizan actividades en un solo tono, tiempo y forma.
Hace
un año, con el triunfo en la mano, y el
posterior encuentro con el desfalco añorvista, ya como alcalde
constitucional, fue sujeto de una profunda incomodidad por parte de los poderes
fácticos establecidos “prepago” en su contra, -hoy se vio algo parecido,
aprovechando el agua de otro “Manuel” este telúrico, pero no funciono-, esos
poderes blandos, previsibles y anodinos
que aún no cesan dedicados a la deconstrucción de la opinión pública y que sin
embargo ya cobró su primera víctima en la caída del ex coordinador de los
regidores príistas del cabildo de Acapulco, el regidor añorvista Vicente
Trujillo Sandoval, acto del cual todavía no se conoce su desenlace final.
“Sí
se puede” continúa su paso estratégico, mientras el gobernador sigue atorado en
la búsqueda de soluciones prácticas en un gobierno que hace rato no sólo hizo
agua, sino que de yerro se ha convertido en un “estado fallido”, salvado por la
obra y gracia de la federación cuasi instalado con todos sus poderes en
Guerrero, decidido a levantarlo, sin importar el costo político que aquí se
volvió suma y multiplicación, en el caso del presidente de República, Enrique
Peña Nieto. Que además de rescatar, viene en búsqueda de responsables. Y los
encontrará.
Con
la mesura de una nueva realidad intelectual y política, y con las enseñanzas
recogidas de la “Tempestad”, más allá del lado oscuro de Acapulco, y a lo largo
ancho del estado de Guerrero, cuyo gobierno viene dando tumbos, perdido el
rumbo, y que no logra ir más allá de las conclusiones situacionistas, perdido
el orden de la promesa electoral, hoy institucionalmente se abusa de la sobre
ideologización de práctica del poder sumido hasta el cuello en el agua, como
práctica del poder político, convirtiéndolo en un aplausometro sin orden
aparente que permita llevar a cabo ni siquiera un esbozo del presente y mucho
menos del futuro del estado.
Todo
lo contrario al prurito “waltoniano” al que podríamos llamar “postorwelliano”
el cual cada día suma más empatía entre los acapulqueños y se refleja en toda
la entidad, pese al escepticismo de tiros y troyanos el trabajo continúa, las
labores siguen como cada una de las actividades diseñadas para una sociedad no
acostumbrada a ello, porque esto ha sido más que demasiado, sin embargo Luis
Walton Aburto, bien sabe la ruta que se trazó, donde el algoritmo lo engloba
todo: “Si se puede”.
Email:gernestorivera@gmail.com
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