Rodrigo Huerta Pegueros*
Los
legisladores en México son en sí parte de las castas divinas que todavía
prevalecen en este país que creíamos que había avanzado y se había desarrollado
tanto que hasta nos habíamos convertido en una democracia plural y
participativa.
Estos
legisladores, al igual que toda la clase política existente e incrustada en
instituciones públicas, tienen la piel tan delgada y sensible que cualquier
reclamo social les causa escozor, les levanta ámpulas, les indigna y le lastima
su orgullo al recibir de forma directa e indirecta el rechazo de una ciudadanía
afectada por sus decisiones tomadas en el recinto legislativo.
Esto
que decimos viene a colación por lo sucedido en los últimos días en varias
entidades del norte del país como Baja California y Chihuahua, donde la
ciudadanía, haciendo valer su libertad de expresión y manifestación de las
ideas y molestas por la forma como los diputados federales y senadores de la
República habían votado el incremento del Impuesto al Valor Agregado del 11 al
16 por ciento en esas zonas antes identificadas como exclusivas por su
colindancia con los Estados Unidos de Norteamérica (USA).
Si
bien es cierto que en el sur sureste del país también existen entidades que
colindan con países centroamericanos y que gozaban de este privilegio del pago
del 11 por ciento en el IVA, sus habitantes no reaccionaron como sus pares del
norte y no han reclamado hasta ahora a los mal llamados representantes
populares por su acción en contra de sus intereses.
Pero
para entender la molestia y la reacción de los habitantes del norte del país en
contra de sus legisladores federales, es preciso señalar que en alianzas entre
los diputados y senadores de los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y
de la Revolución Democrática (PRD), la reforma fiscal propuesta por el
ejecutivo federal fue aprobada en la mayoría de sus términos, con la oposición
general del grupo parlamentario del Partido de Acción Nacional (PAN), quienes,
con argumentos sólidos, rechazaron no solo el incremento de impuestos a
refrescos y bebidas azucaras sino también a las llamadas frituras o alimento
chatarra, al transporte foráneo de pasajeros y al IVA en las zonas fronterizas.
Estas
actitudes irresponsables, para unos, dieron como resultado que en Baja
California norte y en Chihuahua, los ciudadanos iniciaran unas acciones de
protesta en contra de sus legisladores a quienes enviaron sendos amagos a
través de las redes sociales, los medios de comunicación tradicionales y con
carteles y desplegados en centros comerciales, restaurantes, etc.
Ahora,
los diputados y senadores de dichas regiones se sienten amenazados y han
declarado que actuarán en consecuencia en caso de ser agredidos o afectados en
sus actividades cotidianas, lo cual provocó que las acciones de la ciudadanía
se radicalizara al grado de que han acordado prohibirles el acceso a los
servicios que prestan.
El
ejemplo de los norteños es una demostración de que en dichas localidades los
ciudadanos están enterados de lo que hacen sus legisladores y en caso de que no
actúen a favor de sus intereses, se les reclamará, ya no solo a través de las
urnas (pues no hay reelección) sino en sus tareas cotidianas. Pero, no sucede
lo mismo con la ciudadanía del sur del país, donde sus habitantes no saben, no
conocen ni se enteran siquiera quienes son sus legisladores, menos saben lo que
hacen en los recintos legislativos.
Aún
y cuando el estado de Guerrero no forma parte de las entidades fronterizas y no
le afecta el incremento del 11 al 16 por ciento del IVA, sí sufrirán el
incremento en el transporte público foráneo y en el consumo de gaseosas,
frituras o comida chatarra, pues la mayoría de los guerrerenses son personas de
bajos recursos económicos y paradójicamente, de falta de cultura y por lo tanto
altamente consumidores de gaseosas y comida chatarra.
Pero
como el consumo de estos productos no benefician en nada a los usuarios y si en
cambio producen efectos nocivos en su salud, los legisladores no pueden ser
reconvenidos, mas sin embargo si se puede reclamar el incremento del impuesto
en el transporte publico foráneo, el cual utilizan en el 90 por ciento las
clases marginadas y el resto la clase media baja y no son utilizados por la
clase media alta ni la clase política o las castas divinas nacionales.
Habrá
que hacer un llamado a los legisladores federales para que expliquen punto por
punto su voto por la miscelánea fiscal y los beneficios que traerá esta para la
entidad y específicamente para los ciudadanos.
Si
los habitantes del sur no actúan como ciudadanos pro activos, seguiremos
dejando en manos de los legisladores (locales y federales) nuestro destino,
pues hasta ahora el desarrollo estatal ha permanecido estancado y lo peor es
que mientras mas impuestos se pagan, menos transparencia existe en el gasto
público, ni se conoce alguna acción anticorrupción y menos de rendición de
cuentas de estas clases políticas gobernantes (en sus tres niveles).
¿Conoce
usted a sus legisladores?
¿Sabe
usted como votaron la reforma fiscal?
¿conoce
si habrá algún beneficio para Guerrero?
Si
lo sabe, les agradeceré que nos comparta la información.
Vale.
Periodista/Analista
Político*
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