Rodrigo
Huerta Pegueros*
Hombre
singular, afable, luchador, soñador, popular e institucional.
Su
biografía lo ubica como un joven inquieto, de ideas y acción, lo cual lo llevó
a participar en los movimientos populares y estudiantiles, cuyos objetivos eran
exigir justicia y libertad, actividades que tuvieron serias consecuencias en su
propia humanidad que lo llevaron a casi perder la vida. Sin embargo, nunca
perdió su confianza de que las cosas mejorarían y que tanto gobernantes como
las instituciones tendrían que cambiar para servir a la sociedad.
Juan
Alarcón Hernández, quien vivió 80 años y quien si bien nació en la cabecera
municipal de Ometepec, hizo de Chilpancingo, capital del estado, su hogar
permanente. Ahí estudió, se convirtió en profesionista del derecho, pero
también en líder estudiantil y promotor de la autonomía universitaria y
opositor frontal del gobernador, general Raúl Caballero Aburto, autor
intelectual de la masacre de estudiantes y pueblo en general que se alzó contra
la represión y a favor de las libertades civiles entonces conculcadas por el
gobierno castrense.
Sin
embargo, su formación como gente del derecho lo llevó a compartir el poder
público con el gobernador Rubén Figueroa Figueroa, cuando fungió como
presidente municipal de Chilpancingo. Sin embargo, aún y cuando el gobernador
de Huitzuco actuaba en franca oposición a los
lineamientos democráticos, el edil capitalino actuaba en sentido
contrario, lo cual le promovió una serie de confrontaciones con el ejecutivo
estatal.
Su carácter afable y sobre todo su inclinación a
las bellas artes, lo acercó a intelectuales y gente de los escenarios. Fue
bohemio y amante de la poesía, el canto y la actuación escénica lo que lo hizo
ser mas sensible a los problemas sociales y mas solidario con las personas
humildes y consejero de gente del poder.
Juan
Alarcón Hernández fue un personaje de florida y lúcida oratoria. Gente de
debate y confrontación de ideas, pero sobre todo un animal político
institucional que lo proyectó para ser electo en 1990 el primer presidente de
la Comisión Estatal de Defensa de los Derechos Humanos del estado de Guerrero
por el entonces gobernador del estado, José Francisco Ruíz Massieu quien le dio
el carácter de inamovible, razón por la cual, el pasado miércoles, con su salud
disminuida, murió.
Siempre
es triste conocer el fallecimiento de una persona, pero es doblemente triste el
tener conocimiento de que un personaje cercano deje de vivir.
Pero
como se dice ennestos casos: la vida continua, luego entonces, en breve
conoceremos quien será el sucesor de Juan Alarcón Hernández en el cargo que
desempeñaba. Veremos si la estatura del designado está a la altura, no solo del
personaje a quien sustituirá sino del cargo que desempeñará en este estado de
Guerrero convulso y donde los defensores de los derechos humanos son víctimas
de la barbarie caciquil y política.
DESCANSE
EN PAZ JUAN ALARCÓN
Periodista/Analista
Político*
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