Rodrigo Huerta Pegueros*
Cada
vez que se trata de hacer alguna clase de evaluación sobre lo acontecido
durante 365 dias del año, las decisiones sobre los temas son hartyo arbitrarios
ya que sería imposible recordar todos los eventos que nos impactoron de alguna
u otra forma en nuestro alrededor y lejos d e nuestro entorno próximo.
Por
lo tanto el trabajo en que nos debemos circunscribir en este caso es a lo que
ocurrió en nuestro país, en la entidad donde vivimos y localidad donde
ejercemos nuestra actividad cotidiana.
Los
que ha pasado en este tormentoso año 2013 no es poca cosa y si es harto difícil
poder digerirlo desde el punto de vista del ciudadano común, quien se ha visto
no sólo afectado por los acontecimientos naturales que han impactado
negativamente al país sino también que no han logrado entender los porqués el
nuevo gobierno federal ha incumplido una serie de promesas que hizo al tomar el
poder constitucionalmente, sobre todo en lo que se refiere a la economía, la
cual ha tenido una caída estrepitosa en este año que fenece y por lo tanto ha
sido un año económicamente improductivo, pues no solo así lo siente la gente en
sus bolsillo sino que lo han remarcado estudios nacionales e internacionales.
Lo
peor del caso es que esta falta de crecimiento o se podría decir de
decrecimiento ha venido aparejada a una serie de alzas en precios, servicios y
productos de alto consumo humano y un desplome en la creación de empleos que ha
coadyuvado a que las generaciones pasadas y las nuevas se vean seriamente
afectados por no tener posibilidades de ingresos y han tenido que malbaratar su
mano de obra o dedicarse a otras actividades distintas para las que estudiaron
o fueron capacitados.
A
este rudo y deplorable panorama nacional, se agrega también el no exitoso
programa de seguridad pública nacional que ha tenido un pobre desempeño y que
las cifras están avalando, sobre todo en lo que tienen que ver con los
secuestros, las extorsiones y los cobros de piso por parte del crimen
organizado.
Un
reporte bastante pobre en cuento a la disminución del robo que alcanzo apenas
un cinco por ciento en comparación al año anterior y en lo que se denominan
homicidios culposos se habla de un índice de menos del 15 por ciento, sin
embargo nada se ha dicho del rubro de las desapariciones y de los cuerpos
encontrados en fosas clandestinas en varias entidades del país que ponen en
evidencia que la estrategia gubernamental para frenar la violencia en México ha
tenido un rotundo fracaso, mas allá de lo que diga o deje de decir el
comisionado nacional de seguridad pública, Manuel Mondragón y Kalb o lo que
exprese el secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong o lo que nos ha
dicho en reiteradas ocasiones el propio jefe del ejecutivo federal, Enrique
Peña Nieto.
El
éxito de esta naciente administración pública federal ha sido sin duda el
legajo de reformas que se enviaron al congreso de la unión y que puntualmente
sacaron adelante los legisladores como fueron entre otras la educativa, de
telecomunicaciones, hacendaria, financiera, de transparencia, política y
energética.
Lo
cierto es que estas reformas podrán dar un cierto aliciente para quienes creen que
serán la panacea para que México pueda solventar sus problemas y salir
adelante, pero la verdad es que estas reformas tendrán su aplicación en varias
etapas y esto es que llevarán tiempo para que maduren y den los frutos debidos,
si es que en realidad se hacen las cosas bien y se promueve entre los
interesados su participación activa e inmediata. Esto es que nos han vendido
las reformas como algo para ser mejores, lo real es que llevará tiempo comprobarlo
y quizás los que han promovido estas reformas no vean sus frutos, sobre todo en
lo que tiene que ver con la reforma energética.
Pero
en cuestión de saldo social, el gobierno federal ha salido con una evaluación
pobrísima y quizás se podría decir que ha logrado la no aprobación de los
mexicanos.
Nada
diferente se puede decir de lo que sucede a nivel estatal, pues el gobierno que
encabeza Ángel Aguirre Rivero no ha logrado solucionar un solo problema que se
le ha presentado y si en cambio ha complicado las cosas a tal grado que ha
tenido que intervenir en varias ocasiones el gobierno federal para que la
sangre no llegue al río.
Los
casos paradigmáticos del problema magisterial ahí lo tenemos, el problema de
los grupos de policías comunitarios nos revelan que el gobierno estatal ha
dejado de servir como instrumento para ofertar seguridad pública al ciudadano y
la presencia de grupos de narcotraficantes a lo largo y ancho de la entidad
están debidamente documentados y tal es el caso de que no se ha logrado disminuir
la violencia ni la extorsión a ciudadanos comunes, a empresarios, ganaderos,
campesinos y demás entes productivos, quienes han tenido que exigir y clamar la
presencia en mayor volumen de las fuerzas armadas del país para contener los
hechos que a diaria lamentamos.
Pero
si esto es en la parte operativa, en lo social, el gobierno estatal ha
permanecido desde el inicio como una entidad benefactora y asistencialista y
solo se ha dedicado a repartir becas y utensilios para el campo que han sido
etiquetados en los presupuestos federal y estatal, mas sin embargo no se ha
concretado ningún programa alternativo para crear empleos o fuente innovadoras
de ingreso para la entidad.
Lo
peor del caso es que a todo esto, la nula procuración de justicia en el estado
de Guerrero ha desmoralizado a los ciudadanos respecto a como obtener la
reparación de daños por parte de los delincuentes o asesinos que en los últimos
meses han logrado eliminar físicamente a mas de una decena de luchadores
sociales y otros tantos han sido amenazados y encarcelados por revelarse a las
injusticias que se padecen en sus regiones.
La
procuración de justicia en la entidad ha dado nulos resultados en cuanto a
investigación, detención , procesamiento y reclusión de los criminales
materiales e intelectuales de los luchados sociales.
El
cuadro es verdaderamente patético y esto lo reveló hace unos días la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos, quien en un informe sobre la situación que
priva en esta entidad, puso el dedo en la llaga y declaró que en Guerrero está
en riesgo el estado de derecho e hizo un recuento puntual de los porqués
llegaron a esta conclusión.
Lo
peor del caso, es que la clase política guerrerense, puso oídos sordos a este
reclamo nacional de la CNDH y sin ningún rubor (sobre todo los priistas)
salieron en defensa del gobernador y en forma balbuceante, el dirigente perredista del congreso del estado, hizo lo
propio cuando el presidente de este mismo partido hizo apenas un reclamo al
gobierno estatal sobre la inseguridad que priva en la entidad.
Los
empresarios de todo nivel también han levantado la voz para reclamar el alto a
las extorsiones de que son objeto por parte del crimen organizado y los
propios taxistas y locatarios han externado lo mismo y han tenido que salir a
las calles para reclamar el alto a la violencia y las extorsiones.
Hay
mucho más que hablar sobre la forma de ejercer el poder por parte del
gobernador Aguirre Rivero, pero es tiempo también de que se de cuenta que en
esta segunda administración ha salido con números rojos y que en lugar de que
se le recuerde como en su primera administración—con cariño y admiración—ahora
se le recuerde como alguien que solo llegó a complicar las cosas, ver mas por
el negocio personal y de familia que en ejercer dedidamente sus atribuciones y tareas
de administrador de los intereses de todos y cada uno de los guerrerenses.
Dice
el dicho que nunca es tarde para rectificar y es quizá la mejor fórmula para
que Guerrero pueda superar sus problemas enormes que tiene y que vinieron a
complicarse aún más con la tormenta tropical Manuel que devastó literalmente
varias regiones de la entidad y que en Acapulco sacó a relucir la corrupción de
administraciones pasadas y que hasta el momento los ciudadanos están pendientes
para conocer el resultado de las investigaciones prometidas por los gobiernos
federal, estatal y municipal.
Quizás
le apuesten los gobernantes al olvido, pero en esta ocasión habrá oportunidad
de recordarles cada día que tienen cuentas pendientes en Acapulco sobre los
efectos de la tormenta tropical Manuel que hizo mella en la zona rural del
municipio y particularmente la que colinda con la denominada zona Diamante.
Lo
cierto es que este 2013 no fue nada bueno para los ciudadanos mexicanos y
guerrerenses en particular y todo porque los gobernantes no cumplieron con
hacer su tarea que tiene que ver con la protección y el estimulo para el
desarrollo de México.
Periodista/Analista
Político*
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