falcotitlan: SALINAS


Hugo Falcón Páez

El hombre y su obra se contraponen, no se puede reconocer uno del otro. Sólo al final, puedes ver el inicio de ambos.

Carlos Salinas de Gortari. Le recuerdo más con la frase que hace ocho años acuñó, cuando fue entrevistado en la emisión Punto de Partida por la periodista Denise Maerker. Me refiero a la de “Política ficción”, dos palabras que resultaron un evento eminente ese domingo 25 de septiembre de 2005. Esa sentencia “salinista” fue la oda que cantarían algunos de sus semejantes, pero la experiencia surreal va más allá de quien la prefabricó. Autor también de los libros “México: Un paso difícil a la modernidad”, en el 2000; “La Década Perdida 1995-2006. Neoliberalismo y Populismo en México”, de 2008. Y en 2009, “Democracia Republicana, ni Estado ni mercado: Una alternativa ciudadana”, de 976 páginas, dividido en 12 capítulos.  La trilogía es la plataforma en la cual vivimos hoy los mexicanos. El creador ha hecho a imagen y semejanza un pueblo, tal como constituyó la formalidad que nuestro presidente sea Enrique Peña Nieto. No cabe duda que Don Carlos es un hábil constructor, analista y líder, sobre todo, rebasa fronteras con los argumentos que lo delatan como un economista y político sin precedentes. Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, una parábola que ya empezaba a gestar cambios drásticos desde el 1 de diciembre de 1988 hasta el 30 de noviembre de 1994. Como la privatización masiva de empresas estatales y la banca; la firma del Tratado de Libre Comercio del Norte; Solidaridad, Programa Nacional; restauración de Iglesia-Estado y diplomacia con El Vaticano, y el cambio del peso a la denominación del Nuevo Peso. Así como un desequilibrio radical económico-social entre los ciudadanos. Una tarea avasalladora, con ayuda quizá, de que tuvo la última partida presupuestal denominada “Partida Secreta”. Sin embargo, las subsecuentes administraciones la habilitaron en secretarías de Estado con fundamento al artículo 74 constitucional. Asombroso el grupo intelectual y mediático que trae consigo, es contundente que siempre los resultados se enarbolan con más cabezas que con una. Porque el hijo de Raúl Salinas Lozano y Margarita de Gortari, fue un ariete en eso de la agenda política, pues ha trascendido su trabajo particularmente para el extranjero (EUA, Canadá y la Eurozona) como brazo ejecutor de ideas que capitalizan para quienes invierten en ellas. Olvidemos la ética, la moral y la civilidad, enfoquémonos en el progreso y en la era de una nueva complexión política. ¿Por qué? La Gran Tenochtitlan tuvo riquezas y las sigue teniendo con el petróleo, como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Venezuela, Irán, Rusia, China, Irak, Kuwait, Brasil, Noruega, Algeria, Nigeria, Estados Unidos y Canadá. Hace unos días la Joya de la Corona tiene otro brillo en cuestiones de modificación a la Carta Magna. Millonarias transacciones a senadores y legisladores para aprobar la Reforma Energética. Ciertamente. Así como las apreciaciones que se han logrado fuera de nuestro país, donde nos colocan como que en un futuro seremos el quinto mayor productor petrolero del orbe y la segunda más grande de América Latina. Petróleos Mexicanos tendrá un potencial, que abrirá al capital privado un beneficio para los gobernados. Que Pemex estará a la par en aproximadamente diez años con Aramco, Gazprom, National Iranian Oil Co., Exxon Mobil, Petrochina, British Petroleum, Royal Dutch Shell, Chevron y Kuwait Petroleum Corporation. Especialistas, dueños y líderes del oro negro han indicado a través de The Washington Post, que Peña Nieto ha tenido una “victoria mayor” al transformar a la paraestatal. Ya que el modelo contractual mundial permitirá a transnacionales (Iniciativa Privada) extraer y explotar el gas e hidrocarburos del país, lo cual durante 75 años fue supuestamente regulado, normatizado y vigilado. Evento resultante de la implementación de la Ley de Expropiación de 1936 y del Artículo 27 de la Constitución Política Mexicana, aplicados a las compañías petroleras el 18 de marzo de 1938 por el presidente de la República el general Lázaro Cárdenas del Río. Ésta consistía en la apropiación legal del petróleo, que explotaban 17 compañías extranjeras para convertirse en propiedad de los mexicanos. En el presente es historia, así como la nacionalización de suministros de petróleo. En el presente, se pone fin a la prohibición (vigente desde 1960) de otorgar contratos a particulares en materia de petróleo e hidrocarburos sólidos, líquidos y gaseosos. Se suprime el carácter de área estratégica al petróleo y demás hidrocarburos, así como a la petroquímica básica que se mantenía desde 1983. En el presente, la propuesta para el artículo 27 mantiene la propiedad de la nación como inalienable e imprescriptible sobre el petróleo y los hidrocarburos, además de conservar el impedimento de otorgar concesiones. En el presente, se hace confusa la infraestructura de una nación para el mundo, la cual ha mantenido un hombre en un par de vocablos, la política ficción.

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