Los Reyes Magos de Oriente es el nombre por el que la tradición denomina a los visitantes que, tras el nacimiento de Jesús de Nazaret, acudieron desde países extranjeros para rendirle homenaje y entregarle regalos de gran riqueza simbólica:
oro, incienso y mirra.
Los Evangelios solo hablan de magos, en ninguna parte se indican sus nombres, ni que fuesen reyes, ni que fueran tres. Estas creencias fueron agregadas varios siglos después y se han mantenido en la tradición popular.
También
los Reyes Magos han experimentado algunas transformaciones a lo largo de estos
veinte siglos. Los Reyes Magos no siempre fueron tres y Baltasar no
fue negro hasta el siglo XVI. La historia vincula a los reyes con el nacimiento
de Jesús de Nazaret y, tal y como narra el Evangelio se expone que con el
nacimiento del Niño Jesús, la Virgen recibió la visita de los Reyes Magos y,
cada uno de ellos portaba un obsequio por el nacimiento. En sus cofres
transportaban mirra, oro e incienso para simbolizar la riqueza. Pero los Reyes
Magos que conocemos en la actualidad no son los que recoge el Nuevo Testamento,
pues los tres Reyes Magos (Melchor, Gaspar y Baltasar) parece que no se dieron
a conocer hasta el Siglo V, fecha que data las primeras referencias. Ya a través de la historia se agregó la partida de la rosca, un pan circular que en el interior vienen escondidos Niños Dios. Y a quien le toque en su pieza correspondiente, es entonces que festejará el Día de la Candelaria, el 2 de febrero, festejo con atole, tamales o aguas frescas.
“Cuando
Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a
Jerusalén unos magos, diciendo: Dónde está el Rey de los Judíos, que ha nacido?
porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto
el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los
principales sacerdotes y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de
nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito
por el profeta: 'Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña
entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará a
mi pueblo Israel'. Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de
ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; Y enviándolos a
Belén, dijo: Id allá, y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le
halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. Ellos, habiendo
oído al rey, se fueron: y he aquí la estrella que habían visto en el oriente, iba
delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Y
al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y entrar en la casa,
vieron al niño con su madre María, y postrándose, le adoraron; y abriendo sus
tesoros, le ofrecieron presentes, oro, incienso y mirra. Pero siendo
avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su
tierra por otro camino...
He
aquí que unos magos de Oriente llegaron a Jerusalén diciendo: ¿Dónde está el
recién nacido rey de los judíos?... Y he aquí que la estrella que habían visto
en Oriente, iba delante de ellos, hasta posarse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella tuvieron un gozo indecible. Entraron en la casa y
encontraron al niño con María su madre, e inclinándose le adoraron. Y abriendo
sus tesoros, le ofrecieron oro, incienso y mirra”.
Texto
entrecomillado recogido de: Mateo 2:1-12 y Mateo 2:1-12
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