Alex
Islas
Lo
que sucede hoy en Venezuela no es más que la consecuencia de las políticas que
se han llevado a cabo en el país sudamericano desde finales de los 90’s que
tomó las riendas de esta nación el hoy finado Hugo Chávez y desde que su
autodenominado “hijo”, Nicolás Maduro está a cargo, la situación no ha hecho
más que empeorar día con día, digamos que Maduro le ha dado la estocada final a
la patria de Simón Bolívar.
La
escasez de productos básicos no es el único problema que enfrenta Venezuela, la
inseguridad ha llegado a niveles alarmantes en los últimos años, según datos de
Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Venezuela tiene una
taza de 45.1 asesinatos por cada cien mil habitantes (México tiene 23.7), esto
se suma a casos muy sonados como el de la ex Miss Venezuela, Mónica Spear
asesinada a principios del mes pasado junto con su esposo en presencia de su
propia hija de tan solo 5 años, quién resultó herida.
Y
si a la carestía y la violencia le sumamos el triunfalismo y la miopía de la
clase gobernante, Venezuela es hoy por hoy un caldo de cultivo para revivir los
rancios autoritarismos que alguna vez se vivieron en varios países del
continente, Venezuela que alguna vez fue un referente democrático, se ha convertido
hoy en la repetición de los viejos vicios autoritarios, algunos de hecho dicen,
con mucha razón, que Venezuela se está “cubanizando”.
Venezuela
representa justo lo que muchos no queremos para México, es por eso que lo que
pasa en ese país no puede sernos indiferente, porque justamente cuando las
cosas van mal y hay mucha corrupción e inseguridad (como en la Venezuela
prechavista) es que existe esta tentación autoritaria a la que sucumbió la
nación sudamericana y que hoy tiene que afrontar las consecuencias de elegir
como líder a un caudillo autoritario y a su hoy heredero.
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