Miguel
Ángel Mata Mata
“Las
malas personas no pueden ser buenos
periodistas”
Ryszard
Kapuściński
Hace
muchos años. Cuando mi peso no rebasaba los 50 kilos. Estudiaba por la tarde,
en Prepa 2. Por las noches corregía galeras en el diario Trópico. Conocí ahí a
mis primeros amigos reporteros. Muchos aun andan de aquí para allá. Otros han
partido. Los llevamos en el corazón y en la mente risueña cuando evocamos su imagen.
Comíamos
cochinita en La Sirenita, cuando había paga. Cuando no, firmábamos en la
lonchería de enfrente. Por esas fechas tomé mi primer trago de licor. Conocí el
Memo’s, en la playa Papagayo. Por supuesto a Mayambe en la “zonaja”. Aun voy a
comer aporreadillo costeño al restaurancito donde terminábamos las nocturnas
excursiones. Ahí sigue. Pintado de verde. Con sus tortillas recalentadas. Con
la pipisa y los frijoles. Igual de sabroso. ¡Ah… la vieja Zona Roja!
En
ese tiempo conocí las primeras anécdotas de este bello oficio. Supe cuando
Lucio Cabañas mandaba comunicados a los periódicos… y pagaba la inserción. Me
platicaron que el encargado de esa peligrosa tarea era un chaparrito que luego
conocí, llamado Yuyo Gómez. Dejaba los panfletos en botes de basura. Llamaba a las
redacciones. Una vez publicado el comunicado al dia siguiente enviaba dinero,
con la misma operación.
Yuyo
se murió, pero no se murió. Nomás cobró el seguro de vida y anduvo cargando su
memoria con otro nombre hasta los años 90. Su hermano, Chema, fue otra leyenda.
Éramos
gente buena. Leíamos a Efrén López y López, alias Tiptip, escribir a los
“hijosdeputa políticos ladrones y lamehuevos”, en El Gráfico de Chema Gómez. Al
columnista nadie lo tocaba. Le protegía su famoso editor, Chema Gómez.
Chema
andaba en un carro grandototote de esos que regalaba Rafael caro Quintero. Se
fajaba una cuarenta y cinco a la cintura. Portaba gafas “raiban”, aun en cuarto
oscuro. La guayabera desabrochada y hablaba fuerte, aunque casi nadie le
entendía. Por las noches llegaban a su oficina todos los poderosos de ese
tiempo. Jugaban póker y decidían el destino del mundo. El pueblo bautizó ese, igual
que otros lugares donde se hacía lo mismo, como “Casas Macabras”. Decían que allí,
de noche, asustaban.
Con
ese editor que le protegía ¿Quién se iba a meter con el Tiptip? Por eso les
escribía “políticos hijosdeputa
lamehuevos (Con perdón a las señitos y a
las gallinas, a veces ofrecía disculpas)”. Efrén López y López era opositor
de quienes se quedan con lo que al
pueblo le corresponde. Enemigo declarado de los carroñeros que quitan el pedazo
de pan de la boca al pobre.
Por
eso se emborrachaba con su eterna pachita de tequila que guardaba en la bolsa
trasera de su pantalón. Porque su lucha era quijotesca. TipTip era buena persona. Muy buena persona.
Usábamos
una pluma, una libreta para taquigrafía, nuestra memoria y una pistola. Nunca
supe porqué, pero cuando me hice reportero de pronto anduve todo el tiempo con
una 25, una 38 o una nueve. Ni sabía disparar.
Todos la traían asi que… la metía en el “vaspapu” y a reportear.
¿Saben
porqué se llaman “vaspapú” esas bolsitas de piel donde metíamos la pluma, la
libreta y la pistola? Tiptip, que no las usó jamás, me lo dijo: “son las
bolsitas vaspaputoquevuelas”. Jaja. Solté la risotada y cambié a una morrala de
piel colgada al hombro. Por precaución.
Por
ese tiempo conocí a la versión mejorada de mi amigo Tiptip. Un reportero sagaz,
ágil y nada tonto. No se le iba una. Les decía bandidos a los políticos
ladrones. Certero y ácido. Recuerdo su frase mas socorrida: “el pícaro
ladronzuelo dejó vacías las arcas del pueblo”. Le leían. Le creían. Mucho.
Fui
mudo testigo de la primera campaña de desprestigio a un compañero. Desde el mismo gremio hubo traidores al
oficio que se ofrecieron a los “pícaros ladronzuelos que dejaron vacías las
arcas del pueblo” para acabar con “ese reporterillo que atenta en contra de
usted, señor, y en contra de las buenas
costumbres,” justificaron a quienes les pagaron.
No
lo consiguieron. Cobraron, y bien, por
apodar “miseria humana” a un hombre generoso educado y muy responsable. Aun es
mi amigo y le admiro su decencia. Es una persona buena.
Hoy,
cincuenta kilos después, ya no hay máquina de escribir. Hay un ordenador. No
hay libreta ni pluma. Hay tabletas que graban voz, imágenes y casi escriben
solas. Hoy no hay “vaspapú”. Hay bolsas terciadas que sirven para lo mismo. Ya
no hay teléfonos de esos que le metías el dedo para marcar los números de uno en uno. Hay internet.
Hoy seguimos aquí los reporteros. Los políticos todopoderosos también.
Apenas
ayer leímos que en los últimos diez días han sido asesinadas 70 personas en
Guerrero. Nuestra entidad es la segunda violenta en todo el país. El procurador, un señor de apellido Iñaki
dice que no es cierto.
Un
reportero transmitió en la radio esa nota. El jefe de prensa del procurador
llamó para amenazar: “¿cómo hacen caso a un reporterillo que desprestigia el
buen trabajo de la procuraduría? Antes, ese individuo, amenazó al menos a tres
reporteros más en Chilpancingo. Con todo y pistola fajada al cinto.
Pensamos,
y eso es extraordinario: ¿Debemos
desempolvar el “vaspapú” con nuestra pistolita? Por precaución.
Nos
enteramos que un diputado federal, llamado Jorge Salgado, que es hijo de otro
Jorge Salgado, jefe de las finanzas del gobierno del estado de Guerrero, envió
una camioneta cargada con pacas de a kilo de billetes de a mil y de a 500. ¿A
dónde la envió? Es un misterio. ¿De dónde venían? Es otro misterio. Lo cierto
es que ya empezaron a desprestigiar a quienes han difundido la nota: “son
periodiquitos que no tienen circulación”, han dicho los traidores al oficio.
¿Cómo
les llamaba Tiptip, y nuestro amigo al que apodaron Miseria Humana, a esa clase de políticos? ¿”Pícaros
ladronzuelos que han saqueado las arcas del pueblo”? ¿O prefieren
“políticoshijosdeputa y lamehuevos”? Hay lo que el señor ordene. Hay para todos
los gustos.
Nos
ha dado un vuelco el corazón. Primero fue en la subsecretaría de protección
civil del gobierno del estado. Encontraron toneladas de ayuda humanitaria
enviada a los afectados por los huracanes del año pasado. Las guardaron.
Despidieron al alto funcionario y todo quedó ahí. “Bien hecho”, festejamos.
Nos
dio un vuelco mas este ajado corazón. En las oficinas de COPLADEG, que encabeza
un tal Victor Aguirre, guardan miles de colchonetas que no fueron entregadas a
los necesitados durante las lluvias. Nadie le dijo nada. Ni le despidieron. Se
trata de un jefe de tribu del PRD. ¿Cómo creen que le van a tocar? El tipo
viste y camina como mi amigo Chema Gómez. La guayabera a veces desabrochada,
usa “raiban” y anda perseguido por pistoleros que le cuidan. Hasta se parece al
Chema.
Nuestra
indignación creció al ver las ratas. Comían y comían. Bebían y bebían. Las
despensas tenían leyendas tiernas: “con cariño de Texcoco”. “Que Dios les
ilumine”. “Espero que esta pequeña ayuda te sirva para algo en este difícil
momento”. Otras fueron realistas: “Esta es ayuda para los necesitados, no se
vende”.
Se
trata de toneladas y toneladas de ayuda hechas montaña en los patios del DIF
Guerrero. El organismo que encabeza la esposa del gobernador. Es la ayuda que no llegó. La ayuda que se
acedó.
En
la procuraduría de justicia, en donde cobra el que intimida con pistolitas a
los periodistas, se supo que habrá demandas
penales en contra de quienes descubrieron la infamia en los patios del DIF
Guerrero. ¿Y a quienes no entregaron la ayuda?
Hace
cincuenta kilos fumaba. Hoy quisiera hacerlo. ¿Cómo mitigar el estrago que
hacen esas noticias de seres infames que le quitan el pan de la boca al
necesitado? ¿Cómo no querer un cigarrillo cuando vemos la foto de los policías
federales apilando en la banqueta los kilos de billetes decomisados al diputado
Jorge Salgado? ¿Cómo, pues, cuando sabemos que nada pasará y a nadie se castigará?
Pues no. Sabemos que esos son privilegios de la Familia Real.
No
fumaré. No faltaré a esa promesa (“fumaré hasta que vuelvas”). Haré una llamada
con mi tableta. Tal vez, desde allá, vengan Chema, Yuyo, Tipitip y mi amigo al
que injustamente quisieron llamar Miseria Humana.
Puedo
pedir a uno que les ponga la pistola en la cabeza a quien intimida con
pistolitas a buenas personas; a otro que nos envíe un comunicado de la buena
guerrilla en contra de esos infames o al otro que les done el sobrenombre de
Miseria Humana a éstos especímenes. Se lo han ganado.
Aunque,
pensándolo bien, mejor recuerdo a Efrén López y López, alias TipTip, cuando
escribió: “políticos hijosdeputa y lamehuevos”.
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