Rodrigo Huerta Pegueros*
Cuando
se habla de lo que las autoridades de los tres niveles de gobierno están
haciendo para disminuir la inseguridad pública en la entidad, no se tiene en
claro las responsabilidades de cada una de las dependencias para para enfrentar
esta calamidad y por ende no se tienen tampoco los grados de irresponsabilidad,
ineficacia u omisión en las que han incurrido y ante la ausencia de evaluación,
no se ha logrado tener una visión respecto a si las estrategias de seguridad
aplicadas en los últimos años ha sido o no las correctas.
Luego
entonces, se olvida casi en automático, que cuando se inició en México la
cruzada contra el narcotráfico, Guerrero fue uno de los lugares preferidos por
los gobiernos panistas y fue entonces cuando se desató la violencia entre
grupos delictivos y las fuerzas federales, dándo como consecuencia que poco
después se enteraran que en las entidades y en los municipios, las fuerzas del
orden publico, estaban involucradas o cooptadas por el crimen organizado,
dándose entonces la recuperación de la confianza de los cuerpos policiacos
mediantem exámenes llevados a cabo por la federación.
Tras
la batida contra los narcotraficantes, el gobierno estatal y los municipales,
continuaron cada vez siendo presa de los capos de las drogas y fueron
amenazados y llegaron incluso a llegar hasta sus oficinas, abofetearlos,
tirarles cabezas de personas descuartizadas frente a las instalaciones del
ayuntamiento y funcionarios cercanos o de dependencias importantes como el
catastro, fueron asesinados una y otra vez.
La
federación continuó su guerra sin cuartel, provocando que en calles y avenidas
principales, se tuvieran tiroteos cruzados en donde personas de la sociedad
civil fueron víctimas de dichas balaceras.
Al
tiempo de que se daba esta guerra contra los capos de las drogas, los
criminales extendieron sus tentáculos hacia la sociedad civil, hacia los
empresarios y después hacia los trabajadores de distintos rubros a quienes no
solo extorsionaban sino que secuestraban y les exigían pago de piso.
Fue
entonces cuando los maestros y catedráticos de escuelas primarias, secundarias,
preparatorias y universitarias fueron víctimas de la extorsión y ante este
hecho, se iniciaron las primeras movilizaciones y las protestas por la
inseguridad púbica rampante y las denuncias de que algunos elementos policiacos
continuaban colaborando con los criminales.
El
gobierno del estado, a través de la Secretaría de Educación de Guerrero,
ofreció seguridad a los maestros y a la ciudadanía en general, mas sin embargo,
estos ofrecimientos fueron en vano pues se continuaron las extorsiones, los
secuestros y hasta asesinatos de algunos mentores.
Esta
situación dio como resultado que la federación hiciera presencia masiva en la
entidad y se apropiara de las dependencias de seguridad a fin de que no continuaran
siendo correa de trasmisión con los criminales.
Los
tentáculos de los narcotraficantes se expandieron entonces hacia otras regiones
de la entidad—mas allá de Acapulco, su periferia y la costa grande con
Zihuatanejo a la cabeza—como la tierra caliente, Taxco de Alarcón, Iguala,
Chilpancingo, Tlapa y Ometepec, entre otras, lo cual produjo una reacción de
los ciudadanos, quienes a la vez de demandar protección para regresar la paz y
la tranquilidad, solicitaban la presencia de las fuerzas públicas a fin de
detener las violaciones, la trata de blancas, la extorsión, el secuestro y el
pago de piso.
La
tolerancia de las comunidades invadidas por los criminales tuvo su límite y se
inició la conformación de policías comunitarias, de policías ciudadanas, de las
ahora llamadas autodefensas y de autoprotección.
Fue
entonces cuando el gobierno estatal solicitó nuevamente la presencia del
gobierno federal pero no solo para atender el caso de la inseguridad sino
también para frenar los nuevos delitos aleatorios que cometían los criminales
como la extorsión, el secuestro, la trata de personas y la violación a mujeres
en regiones de la alta montaña y en la costa chica, particularmente.
Luego
entonces, la federación tenía peticiones distintas de una autoridad que se
decía rebasada en sus capacidades para hacer frente a los criminales. No podía
contra los grupos del narcotráfico y no lograba contener la inseguridad pública
y los delitos que se cometían alrededor del narcotráfico.
La
opinión pública se dio cuenta de que el gobierno estatal estaba rebasado. El
nuevo gobierno federal ofreció el apoyo. Se aplicó una nueva estrategia para
combatir al narco y la inseguridad. Esta no dio resultado. Las autodefenas se
multiplicaban a consecuencia del propio fracaso federal y fue entonces cuando
las dependencias de seguridad del estado mexicano diseñaron una nueva
estrategia para combatir la inseguridad pero enfocadas a impedir que los
ciudadanos hicieran justicia por su propia mano, olvidándose o disminuyendo su
capacidad para combatir a los narcotraficantes que se multiplicaban cada día
mas en todas las regiones de la entidad.
Información
de las propias autoridades federales revelan que en Guerrero operan cerca de 20
grupos criminales del narcotráfico entre los que destacan a los grupos de los
Beltrán, los Zetas, Caballeros Templarios, La Familia Michoacana, Cartel
Independiente de Acapulco, Cartel de Sinaloa, La Barredora, Los Pelones, Los
Rojos, la Resistencia, Comando del Diablo, El Vengador del Pueblo, Ejército
Libertador del Pueblo, Nueva Alianza de Guerrero, La Tejona, Los Calentanos,
Pueblo Pacifista Unidos, La Empresa, Nuevo Cártel de la Barbi, La Oficina, La
Máquina, Santana Ríos Bahena, El Mudo, El Yey, El Güero Guetamo, El Pelos, El
Solano, Los Granados, Nuevo Cártel de la SDierra, Los Zafiro, El Tigre, Los
Ardillas entre otros más.
Sin
embargo, varias personas y grupos que se refieren en esta información de la
federación, han sido aprehendidos y desintegrados, lo cual ha provocado una
recomposición de los grupos que se han repartido el territorio estatal, lo cual
resulta harto difícil que las fuerzas federales puedan combatirlas y
destruirlas y a sus capos los puedan detener y enjuiciar.
Pero
lo mas grave es que ahora, con la nueva estrategia contra la inseguridad
pública, el gobierno federal ha decidido combatir los delitos de la extorsión,
el secuestro, la trata de blancas, el pago de derecho de piso a fin de que la
población civil se vea libre de estas presiones criminales y puedan desempeñar
sus actividades en la normalidad y por el otro lado, hacer que los grupos de
autodefensa no tengan mas elementos para salir a la calle con total impunidad y
armados bajo el argumento de combatir a los delincuentes.
Por
su parte, los narcotraficantes han cambiado su estrategia de combatir a los
cárteles contrarios, haciendo ejecuciones sin mayores aspavientos y enterrar a
las víctimas en fosas clandestinas que después encuentran por casualidad o
avisos anónimos los cuerpos de seguridad.
Lo
rero de estos casos es que nunca dan a conocer las autoridades las identidades
de los cuerpos encontrados, cuando menos en el estado de Guerrero, para conocer
a quienes corresponden y por que causas fueron sacrificados. Esto nunca ha
acontecido y se continúan descubriendo fosas clandestinas en toda la entidad.
Luego
entonces, si el narcotráfico ha pasado a segundo término en función a las
prioridades de las autoridades de seguridad del Estado, para poner toda su
energía para combaitr a los que provocan la inseguridad pública, lo que estamos
viendo es la insuficiencia del o los gobiernos para contener a los criminales
con un solo frente, lo cual nos lleva a asplicar aquella conseja que decía con
puntualidad y exactitud que CUANDO FALLAS LA ESTRATEGIA SE PIERDE EL CONTROL.
Periodista/Analista Político*
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