Ernesto
Rivera Rodríguez
Loco
se volvió Hamlet de tanto lavarse las
manos. La sangre que manchaba sus manos por más que se las lavará no se
borraba. Maldición, una tras otra, y tal
parece que la historia de esa obra de teatro chekespeiana, se repite, y a casi
quinientos años de ser escrita se repite.
La sangre sigue fresca, cada día, aparece en un lugar y al otro día
también, y como en el cuento de don Fernando Benítez, del cual con respeto
tomamos el encabezado de esta entrega, “La muerte pide permiso”, se repite sin misericordia
en nuestra sociedad. Y no hay quien la detenga.
La
muerte no es el tema, sino el por qué, se ha hincado inmisericordemente entre
nosotros. No hay protocolo que valga, ni como pretende el Comisionado Nacional
de Seguridad, Manuel Mondragón y Kalb, con sus supuestas “drásticas
medidas”. Qué es eso de drásticas medidas, más federales en las calles, más
soldados, más marinos, más equipo, más hombres, más declaraciones, más
compromisos, étc. étc.
Cuántas
veces no hemos escuchado esto, cuántas veces no se han llenado las primeras
planas, los principales noticieros electrónicos, a los que son tan allegados
los políticos de todos los niveles, con sus declaraciones, con su demagógico
discurso, con su retórica de a peso, con
su verborrea barata, con sus amenazas de “nunca más”.
Guerrero
se encuentra en una encrucijada de
violencia que sólo los políticos no quieren ver, y que tal avestruz, todo
quieren solucionar con declaraciones, y como Hamlet, lavándose las manos, sin
lograr limpiarse la sangre de ellas, y no sólo la sangre, sino el hedor de la
marginación, los piojos de la pobreza, el abandono de los pueblos y ciudades
copados por la delincuencia organizada, con o sin uniforme, del analfabetismo
ilustrado por la televisión, la desnutrición engordada con la comida chatarra,
las leyes hechas al vapor por legisladores que legislan al vapor , sin siquiera
leer lo que les mandan para votar. Una legislación a modo y otra también.
Como
en “La muerte pide permiso”, semejante a ellos los campesinos de San Juan
de las Manzanas, que comunican al “ingeniero” que ellos ya se han hecho
justicia, las autodefensas, y similares que hoy invaden el territorio
guerrerense, un día tras otro, empujan al gobierno a determinar sus acciones, y
si no pueden ellos que renuncien porque la sociedad ya está harta de su
corrupción, de su no hacer nada, de no querer hacer valer las leyes, de no
aplicarlas y cuando las aplican, las
aplican selectivamente y ahí está el caso de Néstora Salgado, o que alguien no
refute este argumento.
Las
drásticas medidas de Mondragón y Kalb, se parecen a la letra la canción inglesa
“nunca más, dijo el cuervo”…. Never more… never more y así hasta el infinito. Sin
educación, sin empleo, sin justicia, esas medidas drásticas están lejos de
funcionar.
Email:gernestorivera@gmail.com
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