Roberto Álvarez Heredia
Que el senador perredista Sofío Ramírez diga que él
no contrató a nadie para que pusiera más 100 espectaculares con su rostro o que
el presidente del PRI, Cuauhtémoc Salgado, diga que los bigotes que están
tapizaron las paredes de comités municipales del tricolor no son suyos, suena…
¡patético!
Es
que no manches, negar que el brazo que está pegado a mi cuerpo no sea mío, o
que la fotografía que apareció en los anuncios es de mi gemelo, solamente los
deja mal parados frente a una sociedad vigilante que termina decepcionada por
las conductas de los políticos. Si quieren alcanzar el mayor cargo de
responsabilidad pública en el estado, no comiencen por ofender la inteligencia
de la gente.
Pero
no todo está perdido, las campañas de proselitismo disfrazado les permitieron
llamar la atención y que la gente los voltee a ver. Si ya tienen los ojos
puestos sobre ellos, Sofío y Cuauhtémoc deberían aprovechar ahora la
circunstancia para que todos sepamos que piensan, que sienten, cuáles son sus
ideales y banderas de lucha. Es muy fácil colocar espectaculares aquí y allá
con dinero público, y otra cosa es mirar de frente de la opinión pública y
decir si las cosas van bien, mal o regular. A ver, qué opciones tienen para que
las policías comunitarias sea reguladas, que estrategias hay que revisar para
fortalecer la seguridad pública.
Hacerlo no sería campaña anticipada, sino un
alivio para todos quienes estamos preocupados por nuestra comunidad.
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