Rodrigo Huerta
Pegueros*
Ha sido casi una regla
dentro de la política estatal que quien asuma la presidencia municipal de
Acapulco se convierte automáticamente en un personaje que puede aspirar a
convertirse en una carta fuerte para competir por la gubernatura del estado.
Sin embargo, no
siempre todos los ungidos como alcalde de Acapulco han logrado dicho propósito
aunque lo hayan arañado o hayan hecho hasta lo imposible por llegar a la
posición política mayor de la entidad. Ejemplos sobran y en su mayoría han
malogrado su aspiración por incurrir en serias fallas y faltas que la
ciudadanía no perdona.
Luis Walton Aburto se
inscribe ahora en esta posición política que lo beneficia y aunque muchos dicen
que la aspiración del empresario y político fue siempre el llegar a ser
presidente municipal de su terruño natal, no se puede descartar que esta idea
haya cambiado y que por su propia naturaleza de animal político lo lleve—cuando
menos—a tentar el camino y hacer los arreglos necesarios para ser tomado en
cuenta y obtener no solo la simpatía de su partido Movimiento Ciudadano, sino
de la coalición que levantó y arropó en su momento al actual gobernador del
estado, Ámgel Heladio Aguirre Rivero.
Pero no solo será el
hecho de ser alcalde de Acapulco el único bono que sea válido para convertirse
en un competidor por la silla principal del Palacio de Gobierno de
Chilpancingo, sino que deberá ir acompañado de una amplia currículo de su
quehacer y sobre todo en dos líneas bien definidas: promover un proyecto
estatal fundamentado en su quehacer en el ayuntamiento porteño y sus relaciones
personales que dejen fuera de duda cualquier indicio negativo.
Los guerrerenses en
general no tienen porque conocer a fondo a Luis Walton,m aunque no deberían
desconocerlo de todo, ya que por una razón u otra, han tenido que conocer de su
existencia, sobre todo, porque fue dirigente estatal del antiguo partido
Convergencia hoy Movimiento Ciudadano y porque además fue investido como
senador de la República y uno de los impulsores del proyecto nacional enabolado
por Andrés Manuel López Obrador a quien apoyó sin reticencia alguna para que se
convirtiera de nueva cuenta en candidato presidencial. En ese entonces, el
propio Walton era líder nacional partidista.
Como operador político
y como negociador, Luis Walton ha tenido éxito al igual que lo ha sido en las empresas
propias y en los litigios que ha sostenido a favor de hombres prominentes de
este país y que le han valido su reconocimiento que continúan intactos.
Pero bien es cierto
que las prendas del actual alcalde de Acapulco son sorprendentes, los ciudadanos
de Acapulco no terminan en examinar su uehacer al frente de la administración
municipal, en donde ha tenido que enfrentar descalabros y exhibir algunas
deficiencias que sin ser de índole personal, sin embargo son decisiones de
encomienda en personas que han demosrtrado su ineficacia e ineficiencia para
desarrollar un trabajo positivo a favor de los acapulqueños.
Si bien es cierto que
el gobierno local no ha funcionado como se debería, es preciso recordar que se
olvida muchas veces que la herencia heredada por la anterior administración
municipal fue por decir lo menos, deplorable, tanto en lo económico como en lo
operativo y con un deterioro de la imagen gubernamental frente a la ciudadanía.
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