Hugo Falcón
Páez
Internet o no internet, esa es la cuestión.
Hoy es el futuro, y más
allá, lo que hicimos hoy. Por ello, México no debe caer en el error de desarmar
la mecánica del cómo y para qué funciona la Internet. Mucho es cierto que la
red de redes es un mundo salvaje, donde hay sociedades que denostan, hieren,
perjudican, descalifican y como cobardes, de una manera pusilánime, revientan
la ética y la moral. Las redes sociales son el caldo de cultivo innecesario que
han hecho propicio esa modalidad, un arresto a la cabalidad y las buenas costumbres.
Pero sí es cierto que la Internet es una plataforma donde se han salvado vidas,
se protegen ciudades, se fomenta la civilidad y la cultura, enaltecen el arte y
la creatividad, sentimos el mundo en un dispositivo cualesquiera. Es entonces
que tenemos en las manos el cristal esférico que denota nuestro destino, hasta
cierto punto. Cómo, a través de la megatendencia, la futurología, la
globalización y el transhumanismo, fuentes de exactitud hacia dónde va el ser
humano. No hay que pasar por alto esos pilares, estudio y conocimiento que
antecede el mundo real.
La Internet es un conglomerado de redes de comunicación
interconectadas que utilizan protocolos TCP/IP, lo cual hace que funcione como
una red lógica única de envergadura mundial. Se anota en los anales de la
historia, que sus orígenes son de 1969,
en la cuestión académica por medio del proyecto Arpanet, para y por las
universidades de California y Utah. La
World Wide Web tuvo modificaciones para la consulta remota de archivos de
hipertexto, hasta llegar a la WEB 2.0 y 3.0, próximamente concibiéndose la WEB
4.0, que en breve platicaremos. Publicar y difundir, así como consultar y
duplicar la información multimedia es para lo que fue creada la Internet, muy
al margen de lo que se quiera imponer. Como en Rusia, que ha sido severamente
criticado su gobierno por aprobar una nueva ley que impone restricciones y
multas a los bloggers y corporativos que usan un sitio web. La legislación en
ese país ha azotado la neutralidad, la libertad de expresión y el acceso libre
a las posibilidades que se manifiestan en la Internet. Los bloggers en ese país
cuyas páginas web obtengan más de tres mil visitas al día, forzosamente se registrarán
en una lista gubernamental, detallando nombre completo, dirección fiscal y domiciliaria,
correo electrónico y nombre del sitio. Las sanciones van desde 250 dólares a 8
mil dólares, en caso de comprobarse que transmiten información falsa, datos
personales de terceros, pornografía y lenguaje obsceno. Así los internautas que
tengan alojados servidores en Rusia y que tengan un blog o un medio digital de
noticias, pueden ser objeto de la cancelación o suspensión de la página web por
un mes.
México va para allá, en el sentido que la Reforma de Telecomunicaciones
de 2014 presentada por el Ejecutivo, enmarca un rechazo de parte de
investigadores, expertos, ciudadanos, activistas y organizaciones de corte
internacional. Porque será a mediados de junio, cuando el Mundial de Brasil
comience (12 de junio al 13 de julio), que por medio de esa bomba mediática
aprueben lo que reformarán.
Por ejemplo, el artículo 6, que regula el derecho a
la información y la protección de datos personales; el artículo 7, que
establece la inviolabilidad de la difusión de opiniones, información e ideas a
través de cualquier medio; los artículos 27 y 28, para conferir la facultad de
otorgar y revocar concesiones en materia de radiodifusión y telecomunicaciones,
al Instituto Federal de Telecomunicaciones, y también que sus decisiones sólo
puedan ser impugnadas por medio de un juicio de amparo indirecto. El artículo
73 también sufriría un cambio radical, para dotar al Congreso de facultades
expresas y dictar leyes en materia de tecnologías de la información y la
comunicación, radiodifusión y telecomunicaciones, incluida la banda ancha e Internet.
Así como que en los artículos transitorios se permitiría la inversión
extranjera directa al cien por ciento en el aprovechamiento y explotación del
espectro radioeléctrico y las redes de telecomunicaciones. Más artículos y
otros apartados como que el Congreso de la Unión tendrá injerencia en
adecuaciones al marco jurídico y ordenamiento legal, es decir, el “filtro” de
la Internet y su contenido en nuestra nación quedaría en manos de una cúpula.
La agenda digital es cargada y los derechos de los internautas, así como la de
los dueños de portales web o autores de bloggers es preocupante, pero más aún
es que los monopolios y la libre competencia quedaría entre un puñado. No hay
que dejar de lado a la Comisión Federal de Competencia Económica, y al
Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos, quienes
juegan un papel relevante en la prestancia de los datos fidedignos, la fuente
de información ante las autoridades y el marco jurídico frente a la ciudadanía.
La multitud ha dejado su opinión y las acciones cibernéticas están
intermitentes a través de los hashtag #EPNvsInternet y #EPNstop. Han realizado
videos y manufacturado portales web para detallar esta avalancha. Hoy se
vislumbra un orden nuevo, claro que apenas es el comienzo. La cuestión es
entonces, ser o no ser.
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