Noé Ibáñez
Martínez
Este 17 de
mayo se cumplen 90 años del natalicio de Othón Salazar, el profesor y luchador
social que encabezó la histórica lucha del Movimiento Revolucionario del
Magisterio (MRM) en la década de los 50 en la ciudad de México. También, en el
marco del Día del Maestro, es pertinente recordar sus acciones e ideales que
dejaron huella en la historia nacional y en la memoria colectiva de miles de
personas que lo secundaron.
Nació en
Alcozauca, en la región de La Montaña del estado de Guerrero, y durante su
vida, se dedicó a organizar al magisterio y a las comunidades indígenas para
alzar la voz contra las injusticias sociales. Militó en el Partido Comunista
Mexicano (posteriormente, PSUM, PMS y PRD) y logró que sus acciones influyeran con
el primer triunfo de la oposición en su natal Alcozauca en 1980, siendo su
primo Abel Salazar Bazán, el primer presidente municipal comunista del país.
Othón no
acumuló riqueza, tampoco buscó el poder. Prueba de ello es la condición en que
vivió en sus últimos años de vida. Fue un hombre congruente con sus ideas y
acciones. Se mantuvo firme aún en las situaciones más adversas. Durante
décadas, pidió que lo reinstalaran en sus plazas de maestro, varios expresidentes
le prometieron hacerle justicia pero le pidieron cosas a cambio y los “mandó al
diablo”.
En los
últimos años de su vida, sus actividades triangulaban entre la ciudad de
México, Chilpancingo y La Montaña. Trató de organizar a los pueblos indígenas a
través de un consejo regional; además, quiso reunir a las tres mixtecas
(Oaxaca, Puebla y Guerrero) en su sola región. Estuvo tratando de refundar el
Partido Comunista y el MRM. El tiempo ya no lo permitió. Murió en Tlapa el 5 de
diciembre de 2008.
A continuación
les presento una entrevista que Antonio Yáñez, Capitán y Jefe de Grupo, contratado
por la extinta Dirección Federal de Seguridad para investigar a Othón Salazar; le
hizo al veterano revolucionario Gral. Francisco J. Mújica:
¾¡Sí, amigo! Puede poner lo que yo
digo y tal como lo digo yo. En 1951 dirigíamos el Partido Constitucionalista
Mexicano el licenciado Ignacio Ramos Praslow, varios diputados constituyentes y
su servidor. Fue entonces cuando trabamos conocimiento con Othón Salazar.
¡Chaparrito de huevos de un tamaño que ya quisieran muchos! El chaparrito
guerrerense trabajaba por entonces en una escuela primaria modesta en Lago
Winnipeg, Tacuba, de nombre “Territorio de Quintana Roo” y en el turno
vespertino. ¡Apunte bien tarugo, no le tiemble la mano!
Muy pequeña
la escuela, apenas tenía once maestros, cinco de ellos mujeres, ¡pero qué
conciencia cívica!, sí señor. Un día el director los mandó llamar para leerles
la circular en la cual se les ordenaba que en su labor docente, en su programa,
incluyeran la enseñanza de la Doctrina Alemán. Ya para entonces el licenciadito
estaba bien identificado como un presidente reaccionario proyanqui y contrario
a todo ideario progresista y revolucionario. Los once maestros se negaron a enseñar
eso que Gual Vidal quería hacer pasar por la doctrina y que no era sino un
catálogo de elogios desmesurados a la persona e ideas de ese hijo de la
chingada.
Othón
encabezó la protesta inmediatamente y sus diez compañeros lo secundaron. El
director no era ningún lambiscón y estuvo de acuerdo en limpiarse el culo con
la Doctrina Alemán. Pero Othón fue más allá, propuso hacer pública la protesta,
bien machitos la llevaron a los periódicos donde tuvo discreta difusión.
¡Pinches periódicos ojetes! Fue así como nos enteramos de esa protesta.
También lo
supieron los del sindicato de maestros, los lacayos encabezados por Jesús
Robles Martínez, dizque secretario general, abyecto líder que en vez de
felicitar a ese modesto grupo de maestros los expulsó del SNTE. ¡Tan bandido el
líder charro como presidente entreguista!
Mandamos
llamar a ese grupo de maestros y nos sorprendió la juventud de Salazar y más
que nada, su arrojo, su posición nacionalista. Ramos Praslow los ayudó a
reelaborar aquella protesta y nosotros costeamos su publicación en forma de
folleto y ellos lo distribuyeron entre el magisterio. Era un llamado formal al
rescate de la dignidad del maestro, para centrarlo en su misión educativa
popular y democrática y dejar de andar haciendo el triste papelito de pregonero
gratuito del cabrón dientón.
¡Pero qué
culerismo! Ni un solo, ni una sola escuela se sumó al rechazo de la Doctrina
Alemán en todo el país. Por lo menos, creímos, Othón sería expulsado de la
Normal Superior, ¡pero le pelaron todita la reata!
Eso sí,
Manuelito Gual Vidal no se quedó con la verga adentro, ordenó el cambio de los
maestros firmantes del manifiesto a las escuelas con director despótico. ¡Ahí
se la volvieron a pelar a Othón! Cayó en la primaria matutina “Lorenza
Rosales”, que tenía una directora, hembra con pelo y pecho. Pero Othón era
mucha pieza, averiguó que ella defraudaba a la cooperativa escolar, reunió
pruebas, reunió firmas, le hizo un par de mítines y al mes la ladrona tuvo que
irse con la cola entre las verijas.
Ponga ahí que
si tuviéramos más maestros como Othón Salazar, otro gallo le cantaría a la
niñez de este país. Y añada tres mentadas de madre para Miguel Alemán y otra
con dedicatoria especial al hijo de puta que ordenó y va a leer esta
investigación. Y ahora, ¡a chingar a su madre!
hist23@gmail.com
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