Uso de densidades urbanas, establecer conexiones entre los principales puntos
de convergencia, distancia de la red, diversidad de usos de suelo y un adecuado
diseño urbano son los aspectos que dan soporte a la Ley de Movilidad de Brasil,
comentó el arquitecto Emilio Merino Domínguez, Consejero Estatal del Instituto
de Arquitectura de Brasil, quien explicó que aun cuando en 2012 aprobaron dicha
ley, los resultados son lentos y este país aún no logra superar los conflictos
de congestionamiento, contaminación, segregación y desigualdad que vienen
aparejados con el desarrollo descontrolado de las grandes urbes.
El experto en materia de transporte, quien visitó México en el marco del 6º
Congreso Internacional del Transporte organizado por la Asociación Mexicana del
Transporte y la Movilidad (AMTM), enfatizó la necesidad de que los gobiernos
transformen su forma de atacar los problemas y explicó que en Brasil fue
necesario que ocurriera este cambio de paradigmas, al pasar del planteamiento
tradicional que se centraba en resolver los problemas de congestionamiento a
ofrecer planes de desarrollo de largo plazo, donde la sustentabilidad, la
participación social y la inclusión se convirtieran en el nuevo foco.
“El tradicional foco era el tránsito, solucionar el congestionamiento, entonces
construyeron grandes avenidas, carreteras, segundos pisos, tercer piso y nada
era suficiente, los problemas seguían subsistiendo”, apuntó Merino Domínguez,
tras subrayar que este tipo de desarrollos elevaron los niveles de
contaminación, favorecieron la segregación y procesos de urbanización muy
agudos, donde al lado de las grandes metrópolis se desarrollaron grandes
favelas, donde unos se movilizaron por transporte público y otros por
transporte privado, generando enormes congestionamientos.
El representante del Instituto de Arquitectura de Brasil explicó que en las
principales ciudades cariocas las tasas de motorización son exorbitantes,
incluso superiores a cualquier ciudad europea como Londres o París, con índices
de 1.5 a 1.8 habitantes por automóvil; esto –explica- trae consigo enormes
problemas en los corredores de transporte público que son enormes, ineficientes
y obsoletos, por lo que están comenzando a virar a los sistemas BRT.
Si bien, recordó que desde 1970 Brasil inició el proceso para reorientar el
desarrollo de sus ciudades, no fue sino hasta 2001 cuando establecieron el
Estatuto de las Ciudades, una ley a nivel federal capaz de alinear
estratégicamente a todas las instituciones y señaló la ausencia en México de
una dependencia similar, que se encargue por completo de vigilar y reglamentar
el crecimiento de las ciudades, al tiempo de garantizar seguridad jurídica y el
retorno de las inversiones.
“La ley de la movilidad es el último reglamento jurídico que da a Brasil todo
un ordenamiento jurídico legal, que propicia una mudanza en el transporte
colectivo a la idea de la movilidad. Yo vi que en la SEDATU ya tienen algo
avanzado, más tendrían que crear esa nueva ley para poder estructurar cualquier
tipo de proyectos”, insistió Merino y apuntó que tales reglamentos permiten
claridad en cuanto a las regulaciones, las tarifas, los subsidios de gobiernos,
la creación de consejos de usuario y certeza de inversión para la iniciativa
privada.
“Todos piensan que Brasil es una súper potencia en planeación y todo, más si tu
vez, sólo el 88.5% de las ciudades de Brasil no tiene planos de transporte.
Vemos que los pequeños municipios hasta 20 mil habitantes, son decadentes,
hasta un 95% no tienen planes. Esa es una vergüenza y es la realidad con la que
estamos trabajando”, comentó Merino tras señalar que las principales
resistencias provienen en muchas ocasiones de las propias autoridades, las
cuales no están capacitadas para llevar adelante este tipo de planes.
Así pues, consideró que el establecimiento de una ley de desarrollo urbano a
nivel federal, obliga a las ciudades a que se organicen, a iniciar todo un
proceso de movilidad. “Es una bomba de tiempo que ha caído sobre todos los
alcaldes brasileños; ahora todas las ciudades arriba de 20 mil habitantes deben
tener un plano de movilidad urbana y sustentable, eso significa toda una
revolución en el proceso de planeación, de todas nuestras ciudades”, agregó e
indicó que todas esas ciudades deben adecuar sus programas de desarrollo antes
de 2015 o de lo contrario no recibirán ningún financiamiento federal.
Finalmente, consideró que la adopción de este paradigma permitirá hacer
previsiones urbanas más amigables, más vivibles para nuestros ciudadanos y con
mejores retornos de inversión para la iniciativa privada, pero para ello
–estimó- es indispensable la participación ciudadana, pues sólo si los
habitantes se adueñan del proyecto es posible hacer trascender las barreras
sexenales, “la Ley de movilidad será un éxito sólo si los gobiernos municipales
toman la decisión de ser parte de este plan integral del planeación y gestión
de las ciudades y se considera la participación ciudadana al centro de los
procesos de planeación”, concluyó.
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