Tal
parece que en el sector turístico se han dado bandazos. No se ha tenido una
decisión acertada.
Primero
vino Graciela Báez Ricárdez, una chilanga (empleada de escritorio del gobierno
de Marcelo Ebrard) que creía que esa dependencia era un islote de poder en
donde iba a ser una reina inalcanzable e intocable. Su trato a los medios de
comunicación fue tan similar como su padecimiento bipolar.
Luego
llegó Javier Aluni Montes, un empleado hotelero dizque de alta alcurnia, que lo
único que le ha importado es salir en las fotos de sociales de la prensa de
otros países menos en la que debería importarle, la de Acapulco. Se ha
comportado con los de adentro y los de afuera como un auténtico patán.
Ambos
personajes respondieron, no hay que negarlo, a intereses políticos y no a
intereses que realmente le convenían al sector turístico. Ambos fueron una mala
decisión no solamente al haberlos designado como responsables del ramo sino por
no haberles preparado para enfrentar la crítica de los medios de comunicación.
Sin
excepción, la gente de ese sector -aunque algunos son más hipócritas que otros-
culpa a los periodistas de la mala imagen turística de Acapulco. Consideran que
es obligación de los medios esconder los hechos de violencia que diariamente
ocurren en este puerto. No piensan que eso ya no puede ser posible, que son
otros tiempos y que el manejo informativo ha cambiado.
Los
medios de comunicación reflejan la realidad de una ciudad llena de muchos
problemas que escondiéndolos repercutirá negativamente hacia los visitantes.
Eso tienen que entenderlo todos los empresarios del sector turístico. La prensa
no tiene la culpa de sus políticas absurdas de promoción.
Aquellos
buenos tiempos de Santiago Medina Torres y del mismo Ernesto Rodríguez Escalona
quedaron sepultados en la memoria. Había trato amable no solamente al exterior
sino al interior. Se tenía conocimiento (y se comprendía) que los problemas
internos de la ciudad repercutían negativamente en la afluencia de visitantes.
Eso
es lo que han olvidado en la Secretaría de Fomento Turístico donde diversos
grupos del sector turístico pelean cada seis años por llegar a una silla tan
deteriorada no solamente por los golpes de la prensa sino por la abulia de la
gente que tiene el poder.
0 Comentarios